Lo que más temía, me sobrevino; lo que más me asustaba, me sucedió" (Job 3:25 NVI). ¿Por qué Señor, por qué otra vez?. ¿Cuál es Tu propósito al haber permitido esto?... Me resigné, porque sé que El no deja que nada suceda en vano, pero no venía la respuesta.
Pero el Señor siempre responde y de la manera más inesperada y sorprendente a veces. Y Su respuesta debe ser compartida con otros. En esa respuesta está encerrado el propósito que El tiene, al permitir que nos sucedan ciertas cosas, que en su momento nos parecen lo peor que nos puede pasar. Cuando nos damos cuenta de la lección de amor y vida que El nos da, cuando tenemos la certeza de que está con nosotros, entonces el gozo de Su presencia es mucho más grande que el dolor y que la aflicción por nosotros mismos. Así es el amor de Dios.
Fueron muchas semanas de tener que estar en reposo. Gracias a Dios por la tecnología, que me permitió ver los cultos por internet, así que no me los perdí durante todo ese tiempo. Y fue también en internet, que una tarde encontré varias películas cristianas, entre ellas, una miniserie llamada "Love comes softly" ("El amor viene suavemente"), basada en el libro de la escritora cristiana: Janette Oke. La historia se desarrolla en Estados Unidos, en tiempos de los pioneros, cuando muchas personas viajaban desde muy lejos, para instalarse en nuevas tierras, en medio de la nada, para empezar una nueva vida, llena de sacrificios y penurias y formar pueblos y ciudades. Esta historia resalta valores como la fe en la Palabra de Dios, el amor incondicional de Dios, el arrepentimiento, el perdón, etc. En estos tiempos en que casi todo lo que se ve en el cine y la televisión es violencia, sexo y bajas pasiones humanas, esta historia se me hizo refrescante y llena de esperanza, algo que deja una sensación agradable en el corazón. Pero les quiero transcribir lo que más me tocó, que fue el mensaje del primer capítulo, donde después del incendio del granero de la pareja protagonista, la mujer le dice a su marido:
- ¿Qué vamos a hacer ahora?
- Pedirle a Dios que nos ayude.
- ¿Por qué crees que responderá a tus oraciones?
- El siempre responde a mis oraciones.
- No sé por qué ese Dios al que oras, deja que le pasen cosas malas a la gente decente. ¿Acaso tú le pediste que pasara esto?- El no responde a esa pregunta, solo le dice:
- ... Ven conmigo, vamos a la iglesia...(Lo que él llamaba la "iglesia", era una banquita en lo alto de una colina, donde él, cada Domingo, se sentaba a cantar himnos y a orar, porque no había ninguna iglesia cercana, así que se hacía su propio culto). Llegaron al lugar y él le dice:
- "Mi hija podría caer y lastimarse, aunque yo caminara junto a ella y eso no quiere decir que yo haya permitido que eso pasara. Pero ella sabe del amor incondicional de un padre y sabe que yo la levantaré, la cargaré en mis brazos e intentaré curarla...lloraré cuando ella llore y me regocijaré cuando ella ya esté bien... En todos los momentos de mi vida, Dios ha estado junto a mí...
La verdad del amor de Dios, no es que permita que pasen cosas malas. La verdad del amor de Dios es Su promesa de que estará con nosotros cuando pasen"...
Las palabras de este mensaje las sentí dirigidas justo para mí en esos momentos. El ejemplo que había expuesto el protagonista no podía ser más explícito: si la niña se cayera y lastimase... El Señor me estaba diciendo: Hija mía, te caíste y te lastimaste, pero eso no quiere decir que yo lo permitiera. Debes confiar en mi amor incondicional de Padre, en que te levantaré y te cargaré en mis brazos y estaré contigo, lloraré contigo y me regocijaré contigo, cuando ya todo haya pasado...
¿Cuántas veces nos hemos preguntado por qué nos pasan cosas malas si estamos caminando con Dios? ¿Acaso hice algo mal? ¿En qué te fallé Señor?...¿Cuántas veces nos hemos hecho estas preguntas? Dios no siempre nos promete evitar la caída, pero sí nos promete ayudarnos a levantar. El está con nosotros cuando nos lastimamos, nos levanta y nos carga en Sus brazos, llora con nosotros en nuestro dolor y se regocija cuando ya estamos sanos y felices. En todos los momentos de nuestra vida El está con nosotros, como Padre amoroso que es, listo para ayudarnos a levantar y consolarnos. Así es su divino amor.
Agradezco a Dios porque volvió a mostrarme Su amor en los momentos difíciles, de una manera extraordinaria. El doctor no cobró un centavo por operarme ni por todas las visitas que me hizo. El amor de Dios se manifiesta en todos los aspectos de nuestra vida, no solo en el espiritual. El conoce todas nuestras necesidades. Y gracias les doy también por el regalo espiritual a todos los hermanos que estuvieron orando por mí.
Nunca pienses que Dios se olvidó de ti cuando te sucedan cosas malas. El está a tu lado, es tu compañero fiel en el tiempo de la angustia, solo tienes que aprender a percibir Su presencia, la cual Se manifiesta a veces de manera asombrosa y siempre, siempre, con un mensaje de amor.
Bueno es el Señor; es refugio en el día de la angustia, y protector de los que en él confían. Nahúm 1:7