En ese momento, en la sala del palacio apareció una mano que, a la luz de las lámparas, escribía con el dedo sobre la parte blanca de la pared. Mientras el rey observaba la mano que escribía.
Daniel 5:5
Daniel, en hebreo “Dios es mi juez”; en nuestro contexto se asocia su nombre a una persona inquieta. En la Biblia, Daniel desde los 17 años de edad hasta pasado los 80 años, sirvió a Dios con fidelidad y a los gobernantes: Nabucodonosor, Belsasar, Darío y Ciro.
La profanación de los vasos sagrados es un sacrilegio en el banquete, y en el que se rendía culto a los dioses paganos y no se adoraba a Dios. Las palabras persas: mene, tequel y uparsin; las dos primeras palabras significan, medir y pesar, y la tercera dividir. La misteriosa inscripción resulta ser una profecía futura de Babilonia.
Daniel fue extraordinario porque era superior a los magos, astrólogos, caldeos y adivinos que nunca pudieron interpretar ni los sueños, ni la escritura en la pared. Además, fue un hombre de gran sabiduría e inteligencia, de excelente testimonio de honradez e integridad y sobre todo agradó y honró a Dios en todo momento.
Seamos íntegros y de excelente testimonio en el hogar, en la función pública y privada. Demos la Gloria y la Honra a Dios, quien nos llena de sabiduría e inteligencia, para amarle y servirle.
¿Cómo? Ore al Señor para ser íntegro; luego deseche todo acto de corrupción, no robe, no mienta y diga la verdad. El precio es alto, será calificado de ingenuo; pero es más valioso honrar al Señor.
Es hora de hacer la Misión de Dios, siendo honesto en su hogar, trabajo, iglesia.
ORACIÓN:
Padre, en mis fuerzas jamás seré íntegra; pero con la guía del Espíritu Santo, seré una persona de excelente testimonio, que pueda Honrar tu nombre cada momento de mi vida. En Cristo, Amén.
Bendiciones para ti!
Con amor siempre, tu amiga.