Una vez lei un testimonio de una hermana que clamó por su hijo que sufria de paralisis cerebral. Ella me declaró lo siguiente: Estaba embarazada, todavia no era tiempo de dar a luz, pero se le reventó la fuente y fue al hospital y sacaron al bebé con una maquina inhaladora y dañaron el cerebro causandole paralisis. Todos los otros niños crecian y caminaban, pero el aunque tenia tres años estaba siempre acostado sin moverse. Sufría de paralisis en todo el cuerpo. Los padres del niño estaban llenos de agonia y dolor, pero por la gracia de Dios fueron evangelizados y llegaron a nuestra iglesia. Escuchando el sermón se llenaron de valor y se animaron, una noche la madre del niño comenzó a orar apasionadamente. Con lagrimas y sudor estaba orando y el marido viendo que ella estaba orando así, decidio detenerla, pero ella continuó orando a Dios. Pues, ella estaba decidida sea para la vida o para la muerte, y fue llenada del Espiritu Santo, comenzó a hablar en lenguas y el marido tambien sintió la unción del Espiritu Santo. Ambos comenzaron a orar aun mas apasionadamente, oraron toda la noche pidiendo a Dios que sanara a su hijo. Al dia siguiente ambos entraron a la habitacion del niño y el niño levantandose de la cama, caminó hacia ellos y le llamo por primera vez "mami, papi". Dios escucho las oraciones. Dios escucho sus clamores apasionados con sanidad. Las oraciones deben ser apasionadas y no formales. Pastor David Cho |