Jueves, 1 de octubre de 2009
¡Venid a las aguas!
Léase Juan 4.1-15
¡Venid, todos los sedientos, venid a las aguas!
-Isaías 55.1 (RVR)
NUESTRO hogar, la Isla Canaria de Lanzarote a 60 millas de la costa de Marruecos, recibe poca lluvia. El agua es muy valiosa, porque proviene del mar y tiene que pasar por un proceso de desalación para nuestro uso. Como resultado, la isla tiene una apariencia desértica. Esto hace que el regar las flores sedientas de nuestro pequeño jardín sea aun más importante para mí. Al igual que el jardín, nosotros los residentes de la isla a menudo estamos sedientos y necesitamos tomar mucha agua.
El agua es también muy importante en el relato de la mujer samaritana junto al pozo. Aquí, Jesús le dice a ella y a nosotros/as que él puede satisfacer nuestra sed espiritual. Jesús tiene el poder para refrescarnos con el Agua de Vida de una fuente eterna. ¡Qué gran bendición es ésta cuando estamos espiritualmente secos!
Cuando nos sentimos sedientos/as y áridos/as, Cristo extiende sus brazos para recibirnos con una fuente de bendición. Su agua de vida abundante refresca nuestras almas. No tenemos que esperar hasta que estemos deshidratados/as; podemos venir a Cristo para recibir refrigerio.
Sra. Jo Sherard (Lanzarote, España)
Oración:
Agua de vida, lávanos y llénanos. Satisface nuestra sed de ti. En el nombre de Jesús oramos. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA
Cristo, el Agua de Vida, puede saciar nuestra sed.
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OREMOS:
Para estar dispuestos/as para la obra de Cristo.