Aunque ande en valle de sombra de mis
responsabilidades cristianas,
no temeré interrupción alguna
porque la televisión está conmigo.
Sus colores y control remoto
me infundirán aliento.
Aderezas comerciales delante de mí
en presencia de mi mundanalidad.
Unges mi cabeza con humanismo y
materialismo; mi codicia está rebosando.
Ciertamente la flojera y la ignorancia
me guiarán todos los días de mi vida;
y en mi casa mirando televisión moraré
por largos días
Dios te bendiga.
Con amor' siempre tu amiga.