1.1.- La intolerancia es admisible sólo en los deberes del Poder Judicial, de las Fuerzas del orden y de los códigos éticos y morales que tienen la finalidad de prevenir, corregir y reprimir los delitos de la conducta humana.
2.- Ningún ser humano, ninguna organización civil o religiosa, ni siquiera los estados, por muy soberanos que sean tienen derecho a la intolerancia. Sólo las detestables tiranías atropellan los Derechos Universales del Humano, coactando la libertad de albedrío y de autodeterminación del ciudadano para creer lo que quiera, y ser como quiera ser.
2.1.- Separando las acciones represivas contra los que incurren en violación del derecho ajeno, ninguna actitud humana es más intolerable que la intolerancia.
2.1.1.- La intolerancia es como un virus que corroe las relaciones humanas, y es como una perversa maledicencia que provoca conflictos en la convivencia política y religiosa de los pueblos.
3.- Todo ser humano tiene el derecho a la disidencia y a la discrepancia ideológica, sin más deberes que el decoro y la urbanidad para con quienes piensen de manera diferente.
3.1.- Cuando cualquier gobierno tiránico atente contra Los Derechos Humanos, los ciudadanos tienen el derecho a la insurgencia para restablecer los derechos democráticos del pueblo.
4.- La intolerancia se ve reflejada en estúpidas y necias sentencias como las siguientes: “Si no estás conmigo estás contra mí”; “Todo o nada”; “Fuera de la iglesia no hay salvación”; “ Si no crees en mi Dios eres un ateo infiel”; “Si no estás con Jesús estás con el demonio”; “El estado soy yo”; “Si pierdo las elecciones democráticamente, haré oposición para no dejar gobernar al que me ganó”; “Soy demócrata siempre y cuando los demás comulguen con mis ideas”; “Los que tienen un espíritu contrario al nuestro son enemigos peligrosos”; “Yo hago lo que ustedes quieran siempre y cuando hagan ustedes lo que yo quiero”, y otras tantas pérfidas consignas con las que el Gran Engañador ha contaminado la mente y el espíritu de aquellos incautos e ignaros intransigentes que no han comprendido que ni siquiera el mismo Dios atenta contra la libertad de albedrío que mueve nuestras almas.
4.1.- Los derechos de cada individuo terminan donde empiezan los derechos de sus semejantes. Los derechos del Estado terminan donde empiezan los derechos del ciudadano.
5.- La tolerancia es la capacidad de respeto, comprensión y consideración de las opiniones, prácticas y creencias de quienes son diferentes y contrarios a sus formas de ser.
5.1.- La Naturaleza es esa excelsa maestra de la tolerancia de unas formas de vida con respecto a las otras. Es cierto, hay una permanente lucha de los contrarios, pero éstos jamás eliminarán la existencia de sus oponentes, sino que conviven y perviven compitiendo con sus contrarios en una permanente gesta de supervivencia.
5.2.- De alguna manera, en el afán de mejorar y perfeccionar la conducta de los humanos, hemos devenido en cruzadas de salvación, agrediendo y tratando de eliminar por prejuicios a quienes consideramos que tienen diferentes costumbres de las nuestras.
5.3.- Todos somos seres imperfectos. Todos tenemos defectos y cometemos errores. Nos caracterizamos de los demás porque algunos deseamos perfeccionarnos y nos diferenciamos de aquellos otros que se satisfacen con la imperfección. Pero esta voluntad de perfección debe ejercitarse con respeto y tolerancia de las libertades de todos aquellos que quieren de ser como quieran ser. Podemos ser intolerantes para con nosotros mismos, pero no para con los demás.
5.4.- La tolerancia, es una importante cualidad para aprender a convivir con quienes nos rodean, aprendiendo a discernir sobre la diversidad de la naturaleza humana como de todas las cosas de la naturaleza. Para que seamos justos e imparciales, porque en todas las cosas de la vida, desde los factores de la física, la química y la psicología, la tolerancia es el factor que armoniza la existencia con sus oponentes.
6.- La ciencia descubrió que aquellos materiales rígidos que carecen de elasticidad y de flexibilidad no soportan las tensiones y se rompen con suma facilidad.
6.1.- Las relaciones humanas son parecidas al comportamiento de elementos materiales. Se ha comprobado que una relación es más fuerte, cuanto más flexible y elástica es. La rigidez no es fortaleza. Sólo la elasticidad y la flexibilidad determinan la fortaleza y la tolerancia de los seres humanos.
6.2.- El ser humano sólo podrá resistir los retos de la vida con tolerantes actitudes que le permitan sobreponerse a las adversidades y tribulaciones, sin quebrantamientos del ánimo, cediendo y restableciéndose las tensiones cuando se superen las resistencias externas e internas, hasta hacer de la tolerancia su mayor fuerza volitiva.
6.3.- Ser tolerantes es ajustarse a la diversidad de la naturaleza humana. Es convivir armoniosamente con nuestros semejantes a pesar de la multiplicidad de sus creencias y caracteres. Es comprender y amar a Dios personificado en cada ser viviente. Es respetar el libre albedrío de cada ser humano, sin hacer distinción por sus razas, creencias religiosas y políticas ni condiciones sociales o económicas.
6.3.1.- La tolerancia no implica contubernio ni complicidad con quienes tengan costumbres reñidas con la moral, la ética y las buenas costumbres. Debemos erradicar de nuestras costumbres los malos hábitos de censurar y prejuzgar a quienes son iguales a nosotros, con los mismos errores y con la misma ansiedad de superación social y espiritual.
Hermanos, meditemos sobre la intolerancia, porque muchas de nuestras tribulaciones, de nuestros problemas y de nuestros conflictos son consecuencia de esta nefanda actitud irreflexiva que gobierna los sentimientos y actos de quienes aún no aprendieron a ser tolerantes.