Después de la crisis... viene la Bendición
Cuánto nos quejamos al transitar por una carretera que está siendo reparada! Luego, cuando la obra es finalizada, cuánto la disfrutamos! Cuánto tiempo tiene que esperar el agricultor y cuántas dificultades tiene que enfrentar desde que riega las semillas en su plantío hasta que recoge el fruto esperado! Cómo sufre la mujer que está de parto, y cuán grande es su gozo al tener luego en sus brazos a la criatura que por nueve meses había estado anhelando! Cuán grande el sufrimiento de Cristo en la Cruz, quien enfrentó la muerte para luego... resucitar!
Y es que... a la bendición, siempre le precede una crisis, sea de la naturaleza que sea. Así lo dispuso Dios en su infinita sabiduría, aunque nos cueste entenderlo. No alcanzamos el triunfo si primero no peleamos la batalla. Creyendo, Confiando y Esperando en el Señor, en la certeza de que toda la tempestad tiene su fin para dar paso a la bonanza.
Aquellos que nos llega de manera fácil, como en bandeja de plata, lo substimamos y no lo apreciamos como es debido, pero, lo que nos ha costado trabajo, sufrimiento y espera... siempre lo valoramos. La bendición que es parida por medio de la fe, jamás será substimada y mucho menos menospreciada pues su valor, es incalculable.
Si viéramos las adversidades como, la única senda para llegar a la otra orilla, o como la noche que pasa para ver brillar el sol en la mañana, o tal vez, como esa medicina que, aunque amarga, es la más eficaz para curar tal o cual enfermedad... nuestra fe, jamás se crecería en la alabanza y en la acción de gracias... la queja, el malestar, la preocupación inútil y el sufrir en vano, pasarían a ser cosa del pasado.
Podemos concluir, entonces, que toda circunstancia adversa, por imposible que parezca su solución, es el camino obligado que tenemos que recorrer para alcanzar la Bendición... si lo hacemos con FE. "A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien." Romanos 8:28
Zaida C. de Ramón
Lucas 12:29-32 (Reina-Valera 1960)
29 Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud.
30 Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas.
31 Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.
Tesoro en el cielo
(Mt. 6.19-21)
32 No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. Ten una actitud apropiada hacia las cosas materiales, basa tu confianza en tu Padre celestial quien cuida de ti, preocuparte es inútil porque la vida y todo está en las manos de Dios ten esa certeza que Él suple todas tus necesidades y serás libre del agotamiento físico y espiritual, de la ansiedad provocada por la incertidumbre sobre las cosas materiales de la vida. Dios conoce nuestras necesidades mejor que nosotros mismos. Por tanto no debemos permitir que las preocupaciones nos distraigan del propósito fundamental de buscar todo el señorío de Dios.
Fondo de Martita Vargas
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