Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina,
ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora.
Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida,
de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería,
queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman.
El “hombre de Dios” es un hombre que tiene una misión celestial, por razón de la cual está unido a Dios con un vínculo de pertenencia, esto es, sujeción absoluta y obediencia debida; y de proximidad que, al llevar a sus semejantes un mensaje poderoso que tiene en si mismo una fuerza especial como es, la Palabra de Dios, le obliga al portador de tal mensaje, llevar una conducta singularmente ejemplar. Por ello el apóstol con todo el poder que le da el amor por su discípulo, le dice: “Más tu, hombre de Dios, huye de estas cosas” (v.11) y así también a todos aquellos que pretendamos escuchar dentro de no muchos días “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”
Nótese, por favor, las tres exhortaciones: a)“huye”, de lo que antes expuso, orgullo, codicia, falsas enseñanzas; b)“sigue”, la justicia, es decir, honestidad, transparencia, una vida recta; la piedad, es decir, esa virtud que hace que los que nos rodean deseen mejorar su relación fraternal con Dios; la fe, el amor genuinos nacidos de un corazón limpio (lo comentamos en 1:5-; Objetivo, el amor verdadero); la paciencia (gr.hupomoné), es decir, soportar, aguantar bajo circunstancias adversas; la mansedumbre, aquí no es (gr.prautés), que denota un espíritu con el que aceptamos los tratos de Dios con nosotros como buenos, y por ello sin discutirlos ni resistirlos nos disponemos, esta “partés” es consecuencia directa de la humildad, por ello se expresa que los de corazón humilde son también mansos; pero aquí tenemos , que se expresa mejor como suavidad de sentimientos, esta última virtud es más rara y se acerca más a la paciencia, que a la humildad y es un precioso objetivo para todo verdadero hombre de Dios. Esta, es una virtud propia de Cristo
(Mt.11:29) ( Mansedumbre )
y debe estar en todo ministro que ha sido puesto por Dios para esta honorable tarea; que habrá de endulzar la energía, el ímpetu en las reprensiones con la suavidad, habrá de devolver bien por mal, y frenar en ocasiones con una sonrisa las amarguras de la incomprensión y la ingratitud de aquellos por quienes se sacrifica. ¡Bendito es el Señor!; motiva Pablo, con esta expresión, a un espíritu combativo a Timoteo, pero esta lucha es una buena batalla, esto es, una batalla excelente, por lo que, es necesario ceñirse a las normas y reglas para que al fin se reciba el premio y la victoria. “echa mano de la vida eterna”, le viene a decir; esto es, tomarse con firmeza de las promesas recibidas, aunque la vida eterna es una posesión adquirida de todo creyente, es también consecuente que el que la tiene se esfuerza hasta el cansancio, en la práctica de estas virtudes
. Luego le recuerda su confesión de fe, hecha seguramente en el bautismo, y sin pasar por alto el deber del que ha sido llamado le recalca “a la cual asimismo fuiste llamado” por lo expuesto vemos que el apóstol tenía un interés por hacer un llamado a la reflexión sobre las responsabilidades que nos toca cumplir, no por voluntad nuestra, sino que, fuimos llamados y capacitados por Dios para cumplirlas. Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida,
Bendiciones a todos bendita comunidad, atentamente.....
|