Porque son inexplicables los caminos del Señor, porque en su palabra y en su misterio se encierra la esencia de su misericordia. Porque si bien Dios nos envía un mensaje, está en nosotros escucharlo. Porque al abrirnos los brazos la tierra se lleva sólo un cascarón vacío y sin sentido. Dejad estar el alma en la gloria eterna. Porque es en el dolor donde encontramos el sentido de la vida y el estado de gracia que perdemos al nacer. Porque Dios en su infinita sabiduría pone en nuestras manos la solución y porque sólo en su ausencia física se reafirma el lugar que ocupan nuestras almas.