Un día acordamos de juntarnos a cenar en mi casa, yo preparé todo, compré de todo para mis invitados. Pero mis invitados, sin aviso, no aparecieron… prometieron muchas veces pero nunca cumplieron, ¡que fea la actitud!” (esto es sólo un ejemplo)
Es una expresión que usamos, para señalar una mala acción o intención, quedar mal sin razón.
Una cosa es no poder y otra cosa es que no me importe hacer intencionalmente daño o fallar.
Aunque todos los pecados son del mismo tamaño para Dios, no hablo de GRANDES pecados, sino de actitudes pequeñas que hacen daño y corrompen las buenas costumbres, echan a perder amistades, defraudan la confianza de la gente… en fin hieren.
“Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; Porque nuestras viñas están en cierne”. (cantares 2:15)
“Por el monte de Sion que está asolado; Zorras andan por él.
Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre; Tu trono de generación en generación” (lamentaciones 5:18-19)
Lo que la Biblia dice es que las pequeñas feas actitudes echan a perder muchas vidas.
Una persona puede tener un poder “erosionador”, cada fea actitud de una persona, socava el corazón de otra, hasta formar un hueco, hoyo o cueva, en el que el alma se siente vacía o incompleta.
Esto no procede de Dios, sino que es un plan del diablo para dividir a las personas, para enemistar, para plantar discordia, resentimientos, etc…
Nosotros no somos buenos, Jesús mismo dijo, bueno sólo es Dios.
Cuando tenemos una fea actitud provocadora, seguro es porque nos han hecho algo malo también, entonces como ue nos desquitamos.
Debemos reconocer que hemos hecho a propósito el mal muchas veces, y que quién sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado.
El punto de tener una fea actitud, es que nos aleja de Dios y no somos santificados! Y después no podemos pretender tener herencia en los cielos.
Analizar el corazón, poner cada “zorra” cada “fea actitud” en los pies de la cruz, es un buen comienzo.
Isaias 1:18 “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”.
Cada vez que confesamos el cielo desata amor y perdón y bendición.
No dejemos zorras sueltas, no dejemos que nos domine ni aprendamos la fea actitud, de quienes no quieren ser santificados.
Dios te bendiga.