Competir
Al ser humano le gusta competir, para así comprobar que tiene tanto éxito o mas que el otro.
Se compite con la inteligencia, belleza, riqueza y demás, siempre comparando con lo que nos interesa, por ejemplo si no nos interesa la riqueza, pués no competiremos con aquellos que son ricos, pero si nos interesa el deporte, ahí sí competiremos.
Todo ello provoca en nuestro ser emociones que no van de acuerdo con las virtudes cristianas, porque al querer competir, queremos ser los mejores, y es así como la falta de humildad se notará en nosotros, y haremos que los demás se sientan inferiores y humillados.
Con las competencias casi siempre aparece enemistad y rivalidad.
La Biblia condena que promovamos competencia.
"No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros." ( Gálatas, 5:26)
El perdedor desprecia el triunfo de sus rivales surgiendo en él malos sentimientos envidiosos.
Debemos rechazar esos pensamientos competitivos cambiándolos por otros positivos, pensando siempre lo que somos a nivel individual como personas, sin compararnos con nadie.
"Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro." ( Gálatas, 6:4)
La competencia no tiene cabida entre los cristianos.
Debemos ser unidos en el amor, sin competir, porque si amamos a alguien, deseamos su felicidad, y nosotros también nos sentiremos felices si él también lo es.
Esforcémonos por ser imitadores de Dios y de Cristo.
Hagamos como las escrituras nos dicen: "Háganse imitadores de Dios, como hijos amados."
He visto con desagrado, como en ALGUNOS foros cristianos, los participantes compiten, dia a dia, queriendo ser los mejores, los que más saben, los que estudiaron más la Biblia, los que tienen más mensajes. En algunos, los publican en dos o tres o cuatro partes, y los comentarios, igual, a veces ¡hasta más de diez veces el mismo!, porque al tener tántos van subiendo en los primeros puestos. No me lo contaron, sino que yo misma lo verifiqué.
Si fueran realmente cristianos no querrían competir, porque el éxito no depende de "ganar" en la competencia, sino de ganar a Dios en el corazón, haciéndonos partícipes de los bienes del cielo.
LEONOR