“Quiero que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin iras y contiendas, asimismo que las mujeres se atavíen con ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinados ostentosos, ni oro, ni perlas ni vestidos costosos sinò con buenas obras como corresponde a mujeres que profesan piedad”. I Timoteo 2:8-10
No hay lugar donde un cristiano no pueda orar durante su vida. Nada ni nadie puede impedírselo. Jesús orò en la misma cruz y ni el Imperio Romano con todo su poder, ni el Concilio, ni los Fariseos pudieron impedírselo. Esteban oró, en medio de la turba de los enemigos de Dios que lo apedreaban.
Sí, tu puedes orar en cualquier parte, a cualquier hora, y no importan las circunstancias, Dios estarà allì para escucharte. Si, Dios reclama que los que oren, no solamente levanten las manos, sino que sus manos sean santas. No solo porque cuando Cristo murió en la cruz, nos diò una santidad posicional, sinò tambièn porque nuestras manos, en un proceso de santificación, estèn limpias de ira, contienda y de todo otro tipo de pecado.
Si la oración es pùblica quizás puede afectar a alguna persona que conozca sus problemas. Si hay pecado, nuestras oraciones seràn estorbadas dice la Biblia. Así que debemos pedir perdón a Dios y a quién hemos agraviado u ofendido y luego vendrà la restauración de parte de Dios. Pero tambièn habla, de la conducta exterior de las mujeres y sus arreglos y habla de la modestia. El cristiano no necesita la ostentación.
Estar bien vestidos y arreglados honra al Señor, pero los extremos son malos, tanto el descuido y el desorden, como el exceso de arreglo que marca diferencias, entre el que tiene y el que no tiene. Conozco gente que compite en las reuniones, esto es inmadurez cristiana, es perder el sentido de lo importante, por lo humano e intrascendente de la moda.
Esto esconde una demostración de orgullo y ostentación que a Dios no le agrada. Dios quiere que nuestro atavìo, sea de buenas obras, que tienen por objetivo honrarle a El. Un amor desplegado hacia los demàs que nos necesitan a nosotros y a nuestra ayuda. Oremos en todo tiempo y en todo lugar para que Dios nos haga de bendición para otros.
¡Señor ayúdame para tener un Espíritu de oración y ayuda permanente!
PARA PREDICACIONES: 787-210-3474