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El Evangelio de Hoy SABADO 19 de FEBRERO 2011
Sábado de la VI Semana del Tiempo Ordinario
¡Bienvenidos Hermanos y hermanas en Cristo Jesús!
Nos hemos reunido para leer la Palabra y alimentarnos de Cristo
que fortalece nuestra vida y nos compromete a vivir
y a llevar una vida Espiritual llena de amor y paz.
Con alegría leamos la palabra.
“Habla, Señor, que tu siervo escucha”.
Señor, creo que en las Sagradas Escrituras que voy a leer
se contiene Tu Santa Palabra.Haz que la escuche con todo respeto y amor.
Ilumina mi mente para que por medio de ella yo conozca Tu Santa voluntad, y mueve mi corazón para que yo cumpla con fidelidad lo que Tú quieres de mí.
Espíritu Santo, ilumina con Tu luz mi cabeza y enciende mi corazón para que la palabra de Dios pueda entrar y quedarse siempre en mí, para conocer por medio
de Tu Palabra, tu Divina Voluntad,lo que puedo y debo hacer,
lo que debo y puedo modificar,y que no depende de mi cambiar.
Como debo conducirme en los acontecimientos de la vida.
Señor, aquí tienes mi corazón abierto, dispuesto a escuchar Tu Palabra con corazón sencillo y con la voluntad decidida para obedecerle.
En Ti esta la luz y la salvación.
Amen y Amen
Primera Lectura
Carta a los Hebreos 11,1-7.
Ahora bien, la fe es la garantía de los bienes que se esperan, la plena certeza de las realidades que no se ven. Por ella nuestros antepasados fueron considerados dignos de aprobación. Por la fe, comprendemos que la Palabra de Dios formó el mundo, de manera que lo visible proviene de lo invisible. Por la fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio superior al de Caín, y por eso fue reconocido como justo, como lo atestiguó el mismo Dios al aceptar sus dones. Y por esa misma fe, él continúa hablando, aún después de su muerte. Por la fe, Henoc fue llevado al cielo sin pasar por la muerte. Nadie pudo encontrarlo porque Dios se lo llevó, y de él atestigua la Escritura que antes de ser llevado fue agradable a Dios. Ahora bien, sin la fe es imposible agradar a Dios, porque aquel que se acerca a Dios debe creer que él existe y es el justo remunerador de los que lo buscan. Por la fe, Noé, al ser advertido por Dios acerca de lo que aún no se veía, animado de santo temor, construyó un arca para salvar a su familia. Así, por esa misma fe, condenó al mundo y heredó la justicia que viene de la fe.
Meditación
Hoy pone la liturgia este texto de la carta a los Hebreos. Es como un "elogio de los Padres". Los hombres ejemplares del A. T. desfilan en este capítulo como los grandes campeones de la fe. El autor los presenta como modelos para que los cristianos sigan sus huellas y permanezcan de modo perseverante en el ejercicio de la fe. La primera preocupación de nuestro autor es presentarnos una definición de la fe. Una definición que es clásico y deberíamos saber todos de memoria. Es cortísima: v.1: "la fe es seguridad de lo que se espera y prueba de lo que nos e ve". Dice que la fe es la seguridad o certeza forma del cumplimiento de nuestra esperanza. En la fe, tal como la presenta el autor de la carta a los hebreos, la esperanza juega un papel importantísimo, de tal manera que es inseparable de ella. Esta esperanza nos garantiza la realidad de lo que todavía no vemos y en pos de lo cual caminamos. Para convencer a sus lectores de que la interpretación de la vida desde la fe se remonta a los orígenes y se encuentra en cada una de las páginas de la historia de salvación. El primero en ser mencionado es Abel. ¿Por qué Dios se agradó en sus sacrificios y no en los de Caín? La afirmación del Génesis podía dar pie a creer que Dios había sido parcial y arbitrario en la real oración de aquellos sacrificios. Nuestro autor afirma con toda claridad que la oblación de Abel agradó a Dios porque procedía de su fe. El segundo ejemplo es el de Enoc (Gn 5, 24) una figura misteriosa que entró en el terreno de la leyenda: la creencia de que Enoc no había muerto. La verdadera razón que justifica su desaparición extraordinaria y su estar con Dios fue su fe, sin la cual nadie puede agradar a Dios. Un tercer ejemplo: Noé. Cumplió la voluntad de Dios, una voluntad aparentemente caprichosa y absurda, pues te mandaba construir un arca-nave en un país seco. El haber obedecido aquel mandato fue un ejemplo claro y una demostración evidente de su fe en Dios. Gracias a ella se salvó él y su familia.
Heb. 11, 1-7. Hoy, como muchos otros días, nos acercamos a Dios. ¿Realmente creemos que Él existe? ¿o sólo tenemos una imagen de Él inventada por nosotros?
¿Qué significa Dios en tu vida? Responder a esta pregunta involucra todo nuestro ser, pues si realmente es nuestro Dios, si es el Centro de nuestro ser y actuar, entonces debemos vivir conforme a la Vida que de Él recibimos.
Nuestra fe nos lleva a poseer a Dios ya desde esta vida. Por eso no podemos relegar la fe a una profesión de verdades aprendidas de memoria; pues aun cuando nuestra mente acepte con filial asentimiento esas verdades ellas se convertirían en letra muerta si es que no llegamos a hacernos uno con Dios por medio de Cristo: Él en nosotros y nosotros en Él.
Sólo teniendo a Cristo, su Vida y su Espíritu en nosotros, podremoslevantarnos con su Victoria por encima del autor del pecado y de la muerte; entonces nuestra vida será eterna y todo nuestro ser se convertirá en una continua ofrenda de suave aroma para Dios.
El Señor quiere sellar con nosotros una nueva y definitiva Alianza. ¿Aceptaremos esa oferta de Dios, o dejaremos nuestra vida en una apariencia de fe en Él en que, con gran hipocresía, nos arrodillemos ante Él para después continuar siendo unos malvados y unos destructores de la vida y del amor?
Salmo 145(144),2-3.4-5.10-11.
Día tras día te bendeciré, y alabaré tu Nombre sin cesar. ¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza: su grandeza es insondable! Cada generación celebra tus acciones y le anuncia a las otras tus portentos : ellas hablan del esplendor de tu gloria, y yo también cantaré tus maravillas. Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder.
El Evangelio de hoy
según San Marcos 9,2-13.
Seis días después, Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor. Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: "Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo". De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos. Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría "resucitar de entre los muertos". Y le hicieron esta pregunta: "¿Por qué dicen los escribas que antes debe venir Elías?". Jesús les respondió: "Sí, Elías debe venir antes para restablecer el orden en todo. Pero, ¿no dice la Escritura que el Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser despreciado? Les aseguro que Elías ya ha venido e hicieron con él lo que quisieron, como estaba escrito".
Reflexión
«Este es mi Hijo amado»
Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan sobre la montaña y les mostró, antes de su resurrección, la gloria de su divinidad; así, cuando resucitara de entre los muertos, en la gloria de su naturaleza divina, reconocieran que esa gloria no la había recibido como recompensa a su sufrimiento, como su tuviera necesidad de ello, sino que era la misma gloria que ya poseía entes de los siglos, junto al Padre y con el Padre. Es lo que él mismo dijo al acercarse su voluntaria Pasión: «Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti antes que el mundo existiese» (Jn 17,5). Es esta misma, la gloria de su divinidad, misteriosamente escondida en su humanidad, la que mostró a sus apóstoles en la montaña. Ésos... vieron dos soles, uno en el cielo resplandeciente como de costumbre, y otro resplandeciente de manera inhabitual; uno que iluminaba al mundo desde lo alto del firmamento, el otro que brillaba para ellos solos, con el rostro girado hacia ellos... Entonces aparecieron Moisés y Elías... y le agradecían que, con su venida se hubieran cumplido sus palabras, como las de todos los profetas. Le adoraban por la salvación que operaba en favor del mundo entero y por el cumplimiento del misterio que ellos habían recibido el encargo de anunciar. Así es que, en esta montaña se llenaron de gozo tanto los apóstoles como los profetas. Los profetas se alegraron al ver su humanidad que, anteriormente, no habían podido conocer; los apóstoles se alegraron al ver la gloria de su divinidad que ellos todavía no conocían, y al escuchar la voz del Padre que daba testimonio en favor de su Hijo. A través de ella y de la gloria de su divinidad que su cuerpo dejaba traslucir, conocieron su encarnación que, hasta entonces, les era desconocida. En una ocasión le preguntaron a san Francisco sobre su relación con Dios, pues todos sabían que era muy profunda y querían saber más sobre sus experiencias místicas, desafortunadamente para nosotros, su respuesta fue: "Mi secreto es para mí y para Dios", así que poco sabemos de lo que ocurría en esos momentos de intimidad con Dios. En el pasaje que hemos visto nos refiere el evangelista sobre una de las experiencias más hermosas que tuvieron con Jesús al verlo glorificado, como lo veremos en el cielo. Esta visión los embelezó tanto que no querían ya regresar a la realidad. Con cuanta razón decía san Pablo: “Ni ojo vio ni oído escuchó, ni puede venir a la mente del hombre lo que Dios tiene preparado para los que le aman”. Dios está esperando para darnos a conocer la profundidad de su amor y darnos a gustar, como a los apóstoles, la plenitud de su gloria, pero para ello necesitamos subir a la montaña, es decir, caminar hacia la cima de nuestra oración, lo que sin lugar a duda requiere tiempo y sobre todo determinación. Decía Santa Teresa que quien quiere y se decide en llegar a la experiencia mística poniendo todo lo que está de su parte, ciertamente Dios no se la negará. No te desanimes en la subida al monte de Dios, si perseveras en la oración lo alcanzarás.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.Como María, todo por Jesús y para Jesús.
ME COMPROMETO HOY
Hoy empezaré a trabajar en la construcción del Reino en mi familia, buscando que todos caminemos en la misma dirección y hablemos siempre en la fe y con la fe puesta en nuestro Padre Creador del universo.
Gracias, Señor, sobre todo por la fe que me has dado en Tí y en los hombres.Señor, purifica y protege a tu Iglesia con misericordia continua, pues sin tu ayuda no puede mantenerse incólume, que tu protección la dirija y la sostenga siempre. Por nuestro Señor. “Señor Jesucristo, te necesito. Te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por perdonar mis pecados. Toma el control del trono de mi vida. Hazme la clase de persona que quieres que sea.” Padre lleno de amor, tú que te complaces en la misericordia y no te dejas ganar en generosidad y compasión, perdona siempre nuestras faltas y todo aquello con lo que herimos a tus hijos alejándonos así de tu casa y de tu mesa, así, con la luz de tu Espíritu Santo reconoceremos que tu amor es más grande que nuestras faltas y volveremos a ti con un corazón contrito y humillado. Gloria y alabanza a ti, Señor.
Amen y Amen
* Te agradecería compartieras con tus amigos esta reflexión. Con el mayor de mis respetos. Saludos y Dios los Bendiga. *
Por tanto. ID enseñad a todos las naciones,
Bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Y les dijo: id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura < marcos 16:15>
“Los cristianos estamos obligados a utilizar los mejores medios de comunicación a nuestro alcance
en cada época para difundir el Evangelio de Cristo” ...
SEÑOR Bendice NUESTRA CASITA
Y Todo Aquel Que Esta leyendo Este Mensaje y su familia.
¡¡¡NO OLVIDES SONREIR ESTE NUEVO AÑO!!!
GRACIAS POR TU AMISTAD
FELIZ DIA.
Si deseas escribirme, hazlo a este correo.
Gracias.
Hermes281955@hotmail.com
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Amado hermano Hermes,
Por interpretar mal, durante tiempo nuestras experiencias han sido como nefastas esperar que la fe nos ”viniera” desde el cielo, desde Dios o desde los púlpitos,...sin embargo la fe ES!!, no viene, la fe debe ser, ES producida por la incorporación de la Palabra a nuestro espíritu,(¡¡NO A NUESTRA MENTE!!),..CREER la Palabra, CONFESAR la Palabra, y practicarla en nuestro diario vivir!!
Un sinfin de bendiciones gracias por tú aporte, un abrazo,desde ya, atentamente...
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