Nuestras necesidades materiales son tantas y tan urgentes que terminamos corriendo el riesgo de dejar a un lado nuestras necesidades espirituales. No somos autosuficientes. No está dentro de nosotros la fuerza y el vigor para enfrentar y superar las adversidades de la vida. Así como necesitamos alimentar nuestro cuerpo es necesario también alimentar el espíritu. Por eso busca el equilibrio. Dios sabe y conoce todas nuestras necesidades. Él nos asegura el sostén y también nos providenció la Salvación. Él sabía que nuestra mayor necesidad sería el perdón de nuestros pecados. Y esta necesidad Él sanó cuando envió a Jesús, que con Su muerte en la cruz nos dio el perdón y la vida eterna. No te alejes de Dios por causa de las necesidades materiales. Busca en Dios la fuerza para enfrentar y superar Tus necesidades. Él está contigo hoy y siempre.
Oremos: Gracias, Señor Dios, porque estás siempre presente en mi vida. Yo te pido perdón por las muchas veces que me alejé de Ti buscando solamente saciar mis necesidades materiales. Necesito de Ti y de Tu perdón. En el nombre de Jesús. Amén.
“Dad ánimo y valor a vuestros corazones, todos los que confiáis en el Señor” (Salmos 31:24)