El Evangelio de Hoy LUNES 28 DE MARZO DE 2011.
Lunes de la Tercera semana de Cuaresma
¡Bienvenidos Hermanos y hermanas en Cristo Jesús!
Nos hemos reunido para leer la Palabra y alimentarnos de Cristo
que fortalece nuestra vida y nos compromete a vivir
y a llevar una vida Espiritual llena de amor y paz.
Con alegría leamos la palabra.
Con alegría leamos la palabra.
“Habla, Señor, que tu siervo escucha”.
“Señor, creo que en las Sagradas Escrituras que voy a leer
se contiene Tu Santa Palabra.Haz que la escuche con todo respeto y amor.
Ilumina mi mente para que por medio de ella yo conozca
Tu Santa voluntad, y mueve mi corazón para que yo cumpla con fidelidad
lo que Tú quieres de mí.Espíritu Santo, ilumina con Tu luz mi cabeza
y enciende mi corazón para que la palabra de Dios
pueda entrar y quedarse siempre en mí, para conocer por medio
de Tu Palabra, tu Divina Voluntad,lo que puedo y debo hacer,
lo que debo y puedo modificar,y que no depende de mi cambiar.
Como debo conducirme en los acontecimientos de la vida.
Señor, aquí tienes mi corazón abierto,
dispuesto a escuchar Tu Palabra con corazón sencillo
y con la voluntad decidida para obedecerle.
En Ti esta la luz y la salvación.
Amen y Amen
PRIMERA LECTURA 2Reyes 5,1-15ª
En aquellos días, Naamán, general del ejército del rey sirio, era un hombre que gozaba de la estima y del favor de su señor, pues por su medio el Señor había dado la victoria a Siria. Era un hombre muy valiente, pero estaba enfermo de lepra. En una incursión, una banda de sirios llevó de Israel a una muchacha, que quedó como criada de la mujer de Naamán, y dijo a su señora: "Ojalá mi señor fuera a ver al profeta de Samaría: él lo libraría de su enfermedad." Naamán fue a informar a su señor: "La muchacha israelita ha dicho esto y esto." El rey de Siria le dijo: "Ven, que te doy una carta para el rey de Israel." Naamán se puso en camino, llevando tres quintales de plata, seis mil monedas de oro y diez trajes. Presentó al rey de Israel la carta, que decía así: "Cuando recibas esta carta, verás que te envío a mi ministro Naamán para que lo libres de su enfermedad." Cuando el rey de Israel leyó la carta, se rasgó las vestiduras, exclamando: "¿Soy yo un dios capaz de dar muerte o vida, para que éste me encargue de librar a un hombre de su enfermedad? Fijaos bien, y veréis cómo está buscando un pretexto contra mí." El profeta Eliseo se enteró de que el rey de Israel se había rasgado las vestiduras y le envió este recado: "¿Por qué te has rasgado las vestiduras? Que venga a mí y verá que hay un profeta en Israel. Naamán llegó con sus caballos y su carroza y se detuvo ante la puerta de Eliseo. Eliseo le mandó uno a decirle: "Ve a bañarte siete veces en el Jordán, y tu carne quedará limpia." Naamán se enfadó y decidió irse, comentando: "Yo me imaginaba que saldría en persona a verme, y que, puesto en pie, invocaría al Señor, su Dios, pasaría la mano sobre la parte enferma y me libraría de mi enfermedad. ¿Es que los ríos de Damasco, el Abana y el Farfar, no valen más que toda el agua de Israel? ¿No puedo bañarme en ellos y quedar limpio?" Dio media vuelta y se marchaba furioso. Pero sus siervos se le acercaron y le dijeron: "Señor, si el profeta te hubiera prescrito algo difícil, lo harías. Cuanto más si lo que te prescribe para quedar limpio es simplemente que te bañes." Entonces Naamán bajó al Jordán y se bañó siete veces, como había ordenado el profeta, y su carne quedó limpia como la de un niño. Volvió con su comitiva y se presentó al profeta, diciendo: "Ahora reconozco que no hay dios en toda la tierra más que el de Israel." Palabra de Dios.
Meditación
Los sirios tenían fama de poseer secretos mágicos para curar las enfermedades. Los judíos, inferiores en sabiduría y en ciencia profana, recuerdan al leproso sirio que vino a buscar la salud en Israel. Es la prueba de que la presencia actuante del verdadero Dios es infinitamente superior a las técnicas y a las ciencias de los paganos. En el día de hoy se anunciaba antiguamente que el miércoles próximo había de tener lugar el primer escrutinio de los catecúmenos antes del Bautismo. Es importante tener eso en cuenta. Hoy, el deseo de los que, ya en posesión de la fe, iban hacia el Bautismo, se hacía más intenso. Y la liturgia parece adelantarse a sus deseos con la lectura del episodio de Naamán el sirio. Esta lectura es muy adecuada a la estación de hoy, donde, al lado del Papa fundador de la Iglesia, San Marcos, se veneraba también a su homónimo evangelista San Marcos, quien había predicado en Oriente antes de ir a Roma. Reposan asimismo en dicha iglesia estacional los cuerpos de los santos mártires persas Abdón y Senén, que, al llegar desde el lejano Oriente a la tumba del apóstol, sufrieron aquí el martirio. En la lectura de Naamán el Sirio se aprecia un encanto oriental, exótico y maravilloso. Damasco, con su opulencia, sus perfumes y sus aguas refrescantes a pesar de estar al borde del desierto, brilla esplendorosa en el horizonte del pasado. De esta ciudad va a Israel Naamán, el favorito del rey, buscando la curación de su lepra. El profeta Eliseo le encarga decir: "Ve, lávate siete veces en el Jordán y tu carne sonará y vas a quedar limpio". Naamán se enojó: ¿Eso es todo? "Yo pensaba que saldría él en persona a recibirme, habría invocado el nombre del Señor su Dios y, tocando con sus manos mi lepra, me curaría". Diríase que tales palabras se leen en el mismo corazón del neófito. Está en la misma situación que Naamán. A éste, una muchachita esclava, prisionera israelita, le indicó el camino de la salud. Dándole oídos, abandonó su patria y fuese a visitar al desconocido profeta de Israel. Mas ahora está enojado y siente no haberse quedado en su patria: "Los ríos de Damasco, el Abana y el Fajar, ¿no son mucho mejores que todas las aguas de Israel?". Si no se trata más que de bañarme, ¿dónde podría encontrar mejores aguas que en el mismo Damasco?...
Salmo responsorial: 41
Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío. Tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada. Que yo me acerque al altar de Dios, al Dios de mi alegría; que te dé gracias al son de la cítara, Dios, Dios mío.
El Evangelio de hoy
Lucas 4,24-30
En aquel tiempo, dijo Jesús al pueblo en la sinagoga de Nazaret: "Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio." Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba. Palabra del Señor.
Reflexión
<Jesús, igual que Elías y Eliseo, no ha sido enviado únicamente a los judíos>
El texto que hoy leemos en el evangelio es la continuidad de un encuentro de Jesús con la gente de su propia tierra, allí en la sinagoga de Nazaret. Jesús se ha configurado con la tradición profética de Isaías, Elías y Eliseo, y ha proclamado el año de gracia para todos; ha actualizado la trascendencia de estas buenas noticias. La reacción de la gente de su tierra es de mucha desconfianza; no creen en un hombre sencillo al que vieron crecer. Eso revela la poca estima que tenían los pobres por sí mismos: no creen que de sus familias pueda surgir un profeta, y menos el Hijo de Dios. Jesús es despreciado y agredido por la gente de su tierra, que está desesperada y piensa que ya no hay salidas. Esa gente, seguramente entre ella muchos cumplidores de la ley, quiere acabar con Jesús porque confrontó no sólo a los grandes de la tierra, sino porque les sacudió sus propias seguridades, que estaban puestas en las instituciones culturales y culturales. Hoy, seguramente son muchas las voces proféticas que se pronuncian en nuestras comunidades eclesiales. Seguramente su terquedad e insistencia nos causan malestar, pero no por ello tenemos que condenar a esos hombres y mujeres a ser tirados por el barranco. Estamos necesitados de voces y acciones que sacudan nuestras seguridades religiosas, políticas, económicas y culturales, para que nos abramos a un mundo más ecuménico y ecológico donde la fraternidad sea posible.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Padre Santo, en el Nombre de Jesucristo.
Te presentamos a los enfermos en el alma, en la mente, en el cuerpo y en el espíritu y te pedimos para todos ellos y también para nosotros que nos sanes. Todo lo pedimos de acuerdo a tu Santa Voluntad Padre Santo, en el Nombre de Jesús, por su Sangre Preciosa, por sus santas llagas, por su Resurrección que todo sea para tu gloria. Creemos en tu poder y te pedimos, oh buen Jesús que la fuerza del Espíritu Santo sea liberada ahora y que todos seamos curados. Gracias Padre Santo por escuchar nuestras plegarias, sabemos que tu estas actuando con tu poder y que todo lo puedes. Señor en ti confiamos y en ti esperamos. Te damos gracias por todo lo que has hecho, por lo que estas haciendo y por lo que seguirás haciendo en nuestras vidas.
“Señor Jesucristo, te necesito. Te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por perdonar mis pecados. Toma el control del trono de mi vida. Hazme la clase de persona que quieres que sea.” Padre lleno de amor, tú que te complaces en la misericordia y no te dejas ganar en generosidad y compasión, perdona siempre nuestras faltas y todo aquello con lo que herimos a tus hijos alejándonos así de tu casa y de tu mesa, así, con la luz de tu Espíritu Santo reconoceremos que tu amor es más grande que nuestras faltas y volveremos a ti con un corazón contrito y humillado. Gloria y alabanza a ti, Señor. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.Amen
* Te agradecería compartieras con tus amigos esta reflexión. Con el mayor de mis respetos. Saludos y Dios los Bendiga. *
GRACIAS POR TU AMISTAD
FELIZ DIA.
Hermes Sarmiento G
De Colombia
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Así, responderé oportunamente.
Gracias
Hermes281955@hotmail.com
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