“Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios”
Efesios 2:8 (Nueva Versión Internacional)
Entendamos el concepto de gracia. Es un acto de amor unilateral e inmerecido de Dios hacia nosotros. Unilateral, Dios no espera recibir nada a cambio de nosotros. E inmerecido, no es algo que conquistemos por medio de nuestras obras. En la medida que comprendamos este concepto tendremos mayor reposo. Imagina esto: un hombre indigente se encuentra en la esquina de una calle mendigando. Pensando cómo conseguirá comida para sobrevivir ese día. Esperando juntar unas cuantas monedas para esa noche poder dormir en una posada y no en la calle. En eso llega un hombre vestido elegantemente, – ¿es usted el Sr. Juan García?- él pregunta. El pobre hombre responde –sí soy yo-. Entonces el mensajero dice -permítanme informarle que un hermano que usted no conoció ha fallecido y le ha dejado una herencia-. A partir de ese día el Sr. García jamás volvió a preocuparse de qué iba a comer o en dónde iba a dormir, sino que sus nuevas prioridades se convirtieron en el golf y decidir cómo invertir su fortuna. El Sr. García no merecía lo que recibió. Fue un regalo unilateral el cual su hermano no esperaba que le pagase. Y Aunque hubiese mendigado el resto de su vida jamás hubiera estado cerca de pagar la fortuna que recibió.
Eso es lo que pasa con la gracia que recibimos de Dios. Cuando Cristo falleció en la cruz y dijo ¡Consumado es!, él nos dejo un testamento a favor. En el cual somos coherederos con él de lo que no merecemos. Y aunque en ocasiones nos engañemos pretendiéndole pagar de vuelta por medio de buenas obras jamás lo lograríamos hacer.
Dimensiona adecuadamente el amor de Dios y Cristo por ti. Él sabía cuando fuiste salvo que no merecías esa dadiva. Recibe tu salvación cada día cómo el más grande regalo que no merecías y que jamás podrías pagar aunque lo intentases. Lo mejor de todo es que Dios no espera que le pagues, sino que disfrutes lo que te ha heredado Su hijo Jesús.
Recibe la gracia cómo tu mayor regalo y vívela plenamente.
Autor: Richy Esparza