...uno de los primeros resultados de nuestra permanente unión con Cristo será la práctica constante de la oración: "Pedid." Si otros no buscan, ni llaman, ni piden, ustedes al menos sí deben hacerlo. Los que permanecen alejados de Jesús no oran. Aquellos en quienes la comunión con Cristo está suspendida, sienten como si no pudieran orar; pero Jesús dice: "Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid." La oración brota espontánea en aquellos que permanecen en Jesús, de la misma manera que ciertos árboles orientales, sin presión alguna, derraman sus fragantes gomas.
La oración es la emanación natural de un alma en comunión con Jesús. De la misma manera que la hoja y el fruto brotan de la rama de la vid, sin ningún esfuerzo consciente de parte de la rama, sino simplemente a consecuencia de su unión viva con el tronco, de igual manera brotan de las almas que permanecen en Jesús, los capullos de la oración y las flores y los frutos.
Así como brillan las estrellas, así oran los que permanecen en Jesús. Es su hábito y su segunda naturaleza. Spurgeon
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