La oración, hermanos míos, debe ser nuestro primer recurso; o, si es también el último, que sea a la vez el primero. No vayamos a la puerta de Dios sólo porque hemos intentado las de los demás y nos fallaron. No vayamos a la fuente sólo porque las cisternas estaban vacías; pero vayamos primero a nuestro Dios de manera primordial; y digamos: "Aun si las cisternas de la tierra contuvieran agua, no abandonaríamos a nuestro Dios por ellas; y si todas las fuerzas de nuestro prójimo fueran tan reales y tan poderosas como ellos profesan que lo son, todavía así nos apoyaríamos en el brazo que sostiene a todo el universo: el invisible brazo del Creador fiel." Spurgeon
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