...nuestro Señor EXPLICÓ EL MÉTODO DE SU CONQUISTA. "Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad." Cristo no ha establecido Su reino por la fuerza de las armas. Mahoma sacó la espada, y convirtió a los hombres exigiéndoles que eligieran entre la muerte o la conversión; pero Cristo dijo a Pedro: "Mete tu espada en la vaina." La compulsión no debe ser usada con nadie para inducirle a aceptar cualquier opinión, mucho menos para conducirle a aceptar la verdad. La falsedad requiere del potro de tormento de la Inquisición, pero la verdad no necesita de esa ayuda indigna. Su propia belleza, y el Espíritu de Dios, son su fortaleza. Además, Jesús no usó las artes de las supercherías sacerdotales, ni los trucos de la superstición. Los insensatos son persuadidos por un dogma, por el hecho de que es promulgado por un sabio doctor de alto nivel, pero nuestro Raboni no tiene resonantes títulos de honor. La gente vulgar imagina que un enunciado debe ser correcto si emana de una persona que usa largas mangas, o proviene de un lugar donde los estandartes son de costosa hechura, y la música es de lo más dulce: estas cosas son buenos argumentos para quienes no son reformables; pero Jesús no le debe nada a Su ropa, y no influencia a nadie mediante arreglos artísticos. Nadie puede afirmar que Él reina sobre los hombres por el resplandor de la pompa, o por la fascinación de ceremonias sensuales. Su hacha de combate es la verdad; la verdad es tanto Su flecha como Su arco, Su espada y Su adarga. Créanme, ningún reino es digno del Señor Jesús sino aquel que tiene sus cimientos cifrados en verdades indisputables. Jesús despreciaría reinar con la ayuda de una mentira.Spurgeon
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