amados, ¿nos atrevemos a ponernos del lado de la verdad en esta hora de su humillación? ¿Reconocemos la realeza de la verdad de Cristo cuando la vemos deshonrada cada día? Si la verdad del Evangelio fuera honrada en todas partes, sería fácil decir "la creo;" pero ahora, en estos días, cuando no tiene honor entre los hombres, ¿nos atrevemos a adherirnos a ella a toda costa? Están dispuestos a caminar con la verdad a través del lodazal y a través del pantano? ¿Tienen el valor de profesar una verdad que no está de moda? ¿Están dispuestos a creer la verdad contra la cual la falsamente llamada ciencia ha desfogado su rencor? ¿Están dispuestos a aceptar la verdad aunque se diga que sólo los pobres y las personas sin educación la reciben? ¿Están dispuestos a ser los discípulos del Galileo, cuyos apóstoles fueron pescadores? De cierto, de cierto les digo que en aquel día en el que la verdad en la persona de Cristo se manifieste en toda su gloria, les irá muy mal a quienes se avergonzaron de reconocerla y de reconocer a su Señor.
A continuación, si hemos oído la voz de Cristo, ¿reconocemos el propósito de nuestra vida? ¿Sentimos que "nosotros para esto hemos nacido, y para esto hemos venido al mundo, para dar testimonio a la verdad?" No creo que tú, mi querido hermano, viniste al mundo para ser un lencero, o un subastador, y nada más. No creo que Dios te haya creado, hermana mía, para que seas simplemente una costurera, o una enfermera, o una ama de casa. Las almas inmortales no fueron creadas para simples propósitos mortales. Para este propósito nací, para que, con mi voz en este lugar, y en todas partes, dé testimonio a la verdad. Ustedes reconocen eso. Entonces les ruego, a cada uno de ustedes, que reconozcan que ustedes también tienen una misión similar. "Yo no podría ocupar el púlpito," dirá alguien. No te preocupes por eso: da testimonio a la verdad allí donde estás, y en tu propia esfera. Oh, no desperdicien el tiempo ni la energía, sino testifiquen de inmediato a favor de Jesús. Spurgeon