Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Mateo 15.19
...los daños infringidos a los demas por el hurto provienen del corazon. ¿No es asimismo debido a que nos amamos a nosotros mismos mas que a Dios y mas que a los demas, que somos tentados a ambicionar y pasamos de la ambiciòn a los actos de deshonestidad?
Y cuando se trata de dar falsos testimonio, de nuevo, ¿que es esto sino una intensa mentira de nuestro propio ser y una falta de amor por nuestros vecinos y por nuestro Dios?
La lista concluye con blasfemias ¿que es esto sino que el corazon pretende ponerse mas alto que Dios, y luego buscar hollar a Dios bajo sus pies mediante el uso de epitetos oprobiosos y malvados relativos a El?
El corazòn està en el fondo de todo ello. No habrian homicidios, ni fornicaciòn, ni podrìa haber blasfemia, si el corazòn fuera puro y recto; si Dios fuera amado primero y fuera amado por sobre todas las cosas, estas ofensas no podrìan ocurrir; pero el corazòn es perverso y por eso se dan estas cosas.
El Salvador no se detiene para demostrar que estas cosas salen del corazòn. El lo asevera y lo asevera porque es evidente en sì mismo. Si ven que algo sale, no les queda la menor duda de que antes estaba allì. El verano pasado observè unos avispones que volaban continuamente desde unos troncos podridos en mi jardin; los veia entrar y salir constantemente de los troncos y no me parecio irrazonable concluir que se trataba de un nido de avispones; yo supongo que esa es la inferencia que se le habria ocurrido a cualquiera.
Si vemos que los avispones del pecado salen volando de un hombre, de inmediato suponemos que hay pecado en su interior. Observen aquel manantial; burbujea con agua fresca y transparente; ¿acaso no concluyen que en algun lugar hay una reserva de esta agua de la cual brota? Si no concluyeran eso, serian tan irrazonables que podrian convertirse en blanco de la risa; y cuando sabemos que todo tipo de malos pensamientos, homicidios, y adulterios salen verdaderamente de los corazones de los hombres, no es de ninguna manera una conclusiòn difìcil de creer que tienen que estar en los hombres; y ya que todos los hombres, mas o menos, caen en estas exhibiciones de pecado, concluimos que hay en todos los hombres un gigantesco almacen de pecado, una secreta fuente de pecado, una masa de perversion interior de la cual procede la maldad. Spurgeon