Los idolos no ven ni entienden...
Los formadores de imágenes de talla, todos ellos son vanidad, y lo más precioso de ellos para nada es útil;
y ellos mismos son testigos para su confusión, de que los ídolos no ven ni entienden.
Isaias 44.9
¿Quién formó un dios, o quién fundió una imagen que para nada es de provecho?
Isaias 44.10
Los artifices son hombres...
He aquí que todos los suyos serán avergonzados, porque los artífices mismos son hombres.
Todos ellos se juntarán, se presentarán, se asombrarán, y serán avergonzados a una.
Isaias 44.11
El herrero toma la tenaza, trabaja en las ascuas, le da forma con los martillos, y trabaja en ello
con la fuerza de su brazo; luego tiene hambre, y le faltan las fuerzas; no bebe agua, y se desmaya.
Isaias 44.12
El carpintero tiende la regla, lo señala con almagre, lo labra con los cepillos, le da figura con el compás,
lo hace en forma de varón, a semejanza de hombre hermoso, para tenerlo en casa.
Isaias 44.13
Corta cedros, y toma ciprés y encina, que crecen entre los árboles del bosque; planta pino, que se críe con la lluvia.
De él se sirve luego el hombre para quemar, y toma de ellos para calentarse; enciende también el horno, y cuece panes;
hace además un dios, y lo adora; fabrica un ídolo, y se arrodilla delante de él.
Isaias 44.14-15
Parte del leño quema en el fuego; con parte de él come carne, prepara un asado, y se sacia; después se calienta,
y dice: !!Oh! me he calentado, he visto el fuego;
Isaias 44.16
y hace del sobrante un dios, un ídolo suyo; se postra delante de él, lo adora,
y le ruega diciendo: Líbrame, porque mi dios eres tú.
Isaias 44.17
No saben ni entienden; porque cerrados están sus ojos para no ver, y su corazón para no entender.
Isaias 44.18
No discurre para consigo, no tiene sentido ni entendimiento para decir: Parte de esto quemé en el fuego,
y sobre sus brasas cocí pan, asé carne, y la comí. ¿Haré del resto de él una abominación?
¿Me postraré delante de un tronco de árbol?
Isaias 44.19
De ceniza se alimenta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga:
¿No es pura mentira lo que tengo en mi mano derecha?
Isaias 44.20