CONTINUACION DEL RELATO DEL MISIONERO DAVID BRAINERD EN SU DIARIO INTIMO
28 de junio de 1744
Pasé la mañana leyendo varios pasajes de la Sagrada Escritura y en ferviente oración a favor de los indios, para que dios estableciera su Reino en medio de ellos y los hiciera entrar en su Iglesia. Hacia las nueve me retiré a mi lugar acostumbrado en el bosque, y allí disfruté de nuevo de alguna ayuda en la oración. Mi gran preocupación era la conversión de los paganos a Dios y el Señor me ayudó a implorar a favor de ella. Hacia el mediodía fui cabalgando hasta el poblado de los indios, a fin de predicarles, y en el camino mi corazón se elevó a Dios en oración a favor de ellos. Pude decirle libremente a Dios que Él sabía que la causa en la cual estaba ocupado no era mía, sino que era su propia causa, y que sería para su gloria la conversión de los pobres indios. Y bendito sea Dios!, sentí el deseo de su conversión, no para que yo recibiera honor del mundo por ser el instrumento de ello. Tuve alguna libertad al hablar a los indios.
6 de julio Me desperté esta mañana en el temor de Dios. Después de levantarme pasé un rato leyendo la Palabra de Dios y en oración. Clamé a Dios bajo el sentimiento de mi gran indigencia. El año pasado deseaba estar preparado para un mundo de gloria y a partir pronto de este mundo, pero últimamente toda mi preocupación, casi es para la conversión de los paganos, y para este fin deseo vivir. Pero, bendito sea Dios! No tengo deseo de vivir para ninguno de los placeres del mundo que he tenido alguna vez. Anhelo y quiero ser un peregrino, y deseo gracia para imitar la vida, labores y sufrimientos de San Pablo entre los paganos. Y cuando ahora anhelo la santidad, no es ya para mi mismo, como antes, sino mas bien para que con ella pueda llegar a ser un ministro competente del Nuevo Pacto., especialmente entre los gentiles. Pase unas dos horas esta mañana leyendo y orando, por turnos; y estaba en un estado de ánimo vigilante y tierno, temiendo todo lo que pudiera enfriar mis afectos y apartarme del corazón de Dios.
12 de julio Hacia la noche, el peso de mi carga con respecto a los indios empezó a incrementarse, y me apenó el oír varias cosas que daban la impresión de ser desanimadoras; en particular, que los indios tenían intención de reunirse el día siguiente para una fiesta idólatra y bailar. Entonces empecé a estar angustiado. Pensé que debía ir, en conciencia, y esforzarme por desbaratarlo todo; no obstante, no sabía como hacerlo. Así que me retiré para orar, esperando recibir fuerza de arriba. Me sentí en gran manera corroborado por la oración, y mi alma fue sondeada como pocas veces recuerdo que lo haya sido en la vida. Estaba en una angustia tal y oraba con tanto fervor e importunidad, que cuando me puse de pie me sentí en extremo débil y agotado; apenas podía mantenerme derecho; mis articulaciones estaban sueltas; el sudor me corría por el rostro y el cuerpo, y mi naturaleza parecía como si fuera a disolverse. Según puedo juzgar, estaba totalmente exento de objetivos egoístas en mis fervorosas súplicas a favor de los pobres indios. Sabía que se reunían para adorar a los demonios,no a Dios; y esto me hacía clamar sinceramente para que Dios apareciera y me ayudara en los intentos que yo hacía por desbaratar esta reunión idólatra. Mi alma imploró largo rato, y pensé que Dios me escucharía y querría ir conmigo para vindicar su propia causa. Me pareció que confiaba en Dios para que me diera su presencia y su ayuda. Así pasé la tarde orando incesantemente, pidiendo ayuda divina y que pudiera depender del todo de Dios, no de mi. Pasé por una experiencia que fue notable y, en realidad, indescriptible. Todas las cosas de aquí abajo habían desaparecido, y parecía que no había nada de importancia para mi excepto la santidad de corazón y de vida y la conversión de los paganos a Dios. Todas mis preocupaciones, temores y deseos que podría decirse eran de naturaleza mundana desaparecieron y tenían para mi la importancia de un soplo de aire. Deseaba ardientemente que Dios recibiera un nombre entre los gentiles, y le dije con la mayor libertad que Él sabía que .yo le prefería por encima de cualquier otro goce. En realidad,no tenía noción de gozo de este mundo; no e importaba donde o como vivía, o que penalidades tuviera que pasar con tal que pudiera ganar almas para Cristo. Continué en este estado de ánimo toda la tarde y la noche. Mientras dormía, soñé cosas de éstas, y cuando me desperté, mi primera idea fue la gran obra de orar a Dios en contra de Satán.
Día del Señor, 22 de julio.Cuando me desperté. Mi alma estaba cargada con lo que parecía suceder delante de mi. Antes de que pudiera salir de la cama, clamé a Dios, y tan pronto como me hube vestido me retiré al bosque para derramar mi alma cargada ante Dios, especialmente en súplica de su ayuda para mi gran obra; porque apenas podía pensar en otra cosa. Disfruté de mi misma libertad y fervor de la noche anterior, y me entregué con inefable libertad de nuevo a Dios, en vida o en muerte, para todas las dificultades a las que Él quisiera llamarme entre los paganos; y sentí como si nada pudiera desanimarme de esta bendita obra. Tuve una extraña esperanza de que Dios .inclinaría el cielo y descendería y haría alguna obra maravillosa entre los paganos.Mientras estaba cabalgando hacia los indios ---unas tres millas---, mi corazón estaba continuamente dirigido a Dios pidiendo su presencia y ayuda, esperando y convencido de que Dios haría que aquel fuera el día de su poder y gracia entre los pobres indios,Cuando llegué a donde estaban, los hallé divirtiéndose, pero por medio de la divina bondad les persuadí que desistieran y escucharan mi predicación; con todo, no parecía haber nada del poder especial de Dios entre ellos. Prediqué de nuevo por la tarde y observé que los indios estaban mas sobrios que antes;pero, no obstante, no había nada especial entre ellos. Por lo que Satán aprovechó la ocasión para tentarme y abofetearme con sus malditas sugestiones: .No hay Dios, o si lo hay, no es capaz de convertir a los indios antes de que tengan mas conocimientos. etc. Estaba muy débil y cansado y mi alma, cargada y abatida; pero la mortifiqué para todo el mundo, y estaba decidido todavía a espera en Dos que convirtiera a los paganos, aunque el diablo me tentara con lo contrario.
22 de julio Retenía todavía un sentimiento profundo y oprimente que ayer tenía con tanto peso encima, pero estaba mas sosegado. Disfruté de libertada y compostura después de las tentaciones de la noche anterior; sentía una dulce conformidad a la voluntad divina, y no deseaba nada tanto como la conversión de los paganos a Dios y que su Reino pudiera llegar a su corazón y al corazón de otros.
24 de julio Cabalgué unas diecisiete millas hacia el Oeste, por un terreno montañoso pésimo, para ir a ver a algunos indios. Reuní a unos treinta, les prediqué por la noche y me alojé entre ellos. Estaba débil y me sentía, hasta cierto punto, desconsolado; además no tenía libertad en la idea de buscar algunas otras circunstancias o actividades en mi vida. Todo mi deseo era la conversión de los paganos, y toda mi esperanza estaba en Dios. Dios no me permitía el placer o consuelo de albergar la esperanza de ver amigos, volver a mis queridos conocidos y goza de las comodidades del mundo.
Día del Señor, 2 de septiembre Pude hablar a mis pobres indios con mucho interés y fervor, y estoy persuadido de que Dios me permitió ejercer fe en Él mientras les estaba hablando. Percibí que algunos de ellos estaban asustados por escuchar y abrazar el Cristianismo, y podría que quedaran encantados o envenenados por algunos de los .powaws. o brujas; pero pude razonar con ellos para que nos los temieran y confiaran en Dios para su seguridad yliberación. Desafié a estos poderes de las tinieblas a que hicieran en mi primero lo peor que pudieran. Les dije que yo era un cristiano, y les pregunté por que los .powaws. no me encantaban o envenenaban a mi. Pero luego me di cuenta de que nunca había sentido mas vivamente mi propia falta de valor como al proponer esta acción. Vi que el honor de Dios estaba afectado en este asunto y deseé ser preservado, no de puntos de mira egoístas, sino para un testimonio del poder y bondad divinos, y de la verdad del cristianismo y que Dios pudiera ser glorificado. Después hallé que mi alma se regocijaba en Dios por su gracia que me ayudaba.
8 de octubre Visité a los indios con la idea de despedirme de ellos, suponiendo que aquella mañana irían a cazar temprano, pero en contra de mi expectativa y esperanza, deseaban oírme predicar otra vez. De buen grado les concedí lo que deseaban, y después me esforcé en contestar sus objeciones contra el Cristianismo. Luego se fueron y pase el resto de la tarde leyendo y orando, esperando poder irme a casa temprano al día siguiente. Mi alma tuvo cierto refrigerio en la oración privada y la meditación. Bendije al Señor por toda su bondad.
Día del Señor, 14 de octubre Hubo mucha confusión y perplejidad en mis pensamientos; no podía orar; estaba casi desanimado, pensando que no podría predicar otra vez. Después, Dios tuvo a bien darme algo de alivio a estas confusiones; pero todavía estaba asustado y tenía dificultades delante de Dios. Fui al lugar del culto público, elevé mi corazón a Dios pidiendo su ayuda y gracia par mi gran obra, y Dios tuvo misericordia de mi y me ayudó a implorarle santidad y usar los argumentos mas fuertes con Él, sacados de la encarnación y los sufrimientos de Cristo para este mismo fin; que los hombres pudieran ser santificados. Después tuve mucha ayuda en la predicación. No se que Dios me ayudara tanto en ninguna otra ocasión a predicar en una forma directa y clara para el estado atribulado del hombre. Por medio de la infinita bondad de Dios sentía lo que decía: Él me capacitó para tratar de la verdad divina con claridad especial; y con todo, me daba cuenta hasta tal punto de mis defectos en la predicación, que no podía sentirme orgulloso de lo que había hechoi, como en otras ocasiones; y bendije! Al Señor por su misericordia! Por la noche deseaba estar enteramente solo, para bendecir a Dios por su ayuda en tiempo de extrema necesidad; y deseaba en alto grado la santidad, para que pudiera mostrar mi gratitud a Dios.
22 de noviembre Llegué en mi viaje desde Rockciticus al Delaware. Estaba en pobres condiciones físicas por el frío y un dolor de cabeza. Hacia las seis de la tarde perdí el camino en el bosque y estuve andando entre rocas y montes, por precipicios tremendos, por pantanos y los lugares mas espantosos y peligrosos; y siendo ya una noche oscura, solo se podrían ver muy pocas estrellas, y estaba en serio peligro. Me sentía acosado por el frío y angustiado en gran manera por el dolor de cabeza al que se añadía malestar en el estómago, de modo que cada paso que daba era mucha molestia. Tuve muy poca esperanza, durante varias horas, de poder evitar tener que echarme en el bosque a pasar la noche en mis pobres condiciones. Pero hacia las nueve hallé una casa, por la abundante bondad de Dios, y me recibieron con amabilidad, Varias veces me he visto en una situación semejante y he tenido que echarme a pasar la noche al campo raso; pero Dios, hasta ahora, me ha preservado Bendito sea su nombre! Estas fatigas y penalidades sirven para apartarme de la tierra; confío en que harán el cielo mas dulce.
3 de enero Dándome cuenta de la gran necesidad de la divina influencia y del derramamiento del Espíritu de Dios, pasé el día en ayuno y oración, pidiendo una gran misericordia para mi, para mi pobre gente en particular y para la Iglesia de Dios en general.
9 de enero Por la mañana Dios tuvo a bien quitarme la tristeza que últimamente ha oprimido mi mente y darme libertad y dulzura en la oración. Me sentí animado, fortalecido y capacitado para pedir gracia para mi mismo y misericordia para mis pobres indios, y fue ayudado dulcemente en mis intercesiones a Dios para los demás.
Día del Señor, 24 de febrero Mi mensaje fue proporcionado a mi propio caso, porque no había podido captar adecuadamente esta fuente abierta para el pecado, y, así, he estado trabajando en exceso por mi vida y paz espiritual, mi conciencia y la santidad progresiva en mi propia fuerza. Pero ahora Dios me ha mostrado, hasta cierto punto, el brazo de toda fortaleza y la fuente de toda gracia.
Continuara