No es necesario, mis queridos hermanos, cuando estemos en el aposento, pedir por toda cosa buena concebible; no es necesario ensayar el catálogo de cada necesidad que ustedes puedan tener, o hayan tenido, o vayan a tener. Pidan por lo que necesiten ahora, y, como regla, limítense a su necesidad actual; pidan por su pan de cada día -lo que necesitan ahora- pidan eso. Pídanlo con claridad, como delante de Dios, que no toma en cuenta sus elegantes expresiones, y para quien su elocuencia y oratoria es menos que nada y vanidad. Tú estás delante del Señor; que tus palabras sean pocas, pero que tu corazón sea fervoroso. Spurgeon
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