Nuestro Señor enseñó, también, que vivir falsamente es ruin y aborrecible. Él expresó desprecio por las filacterias ensanchadas de los hipócritas y los extendidos flecos de los mantos de los opresores de los pobres. Para Él, las limosnas ostentosas, las largas oraciones, los ayunos frecuentes, y el diezmo de la menta y del comino no eran nada cuando eran practicados por aquellos que devoraban las casas de las viudas. No le importaban para nada los sepulcros blanqueados y los platos limpiados por fuera. Él juzgaba los pensamientos y las intenciones del corazón. ¡Qué interjecciones utilizó para denunciar a los formalistas de Su día! Debe haber sido un grandioso espectáculo haber visto al humilde Jesús, indignado, tronando en un repique tras otro, Sus denuncias contra la hipocresía. Elías no invocó jamás fuego del cielo que fuera ni la mitad de grandioso. "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas", es el más estruendoso retumbo de la artillería del cielo! Vean cómo, como un nuevo Sansón, Jesús ataca las imposturas de su época y las apila en un montón sobre otro, para que se pudran para siempre. ¿Acaso Aquel que nos enseña la vida verdadera no será rey de todos los hijos de la verdad? Saludémosle ahora como Señor y Rey.
Además, amados, nuestro Señor no sólo vino para enseñarnos la verdad, sino que fluye de Él un misterioso poder, a través de ese Espíritu que reposa en Él sin medida, que somete a los corazones elegidos a la verdad, y luego guía a los corazones verdaderos a la plenitud de la paz y del gozo. ¿Acaso no han percibido nunca, al haber estado con Jesús, que el sentido de Su pureza los ha conducido a desear vivamente ser purificados de toda hipocresía y de todo camino falso? ¿Acaso no han sentido vergüenza de ustedes mismos al salir de oír Su palabra, de contemplar Su vida, y, sobre todo, de gozar de Su comunión, porque no han sido más reales, más sinceros, más verdaderos, más rectos, súbditos más leales del verdadero Rey? Sé que lo han sentido. Nada acerca de Jesús es falso o siquiera ambiguo. Él es transparente. De la cabeza a los pies Él es la verdad en público, la verdad en privado, la verdad en palabra, y la verdad en hechos. Por esta razón Él tiene un reino sobre los puros de corazón, y Él es vehementemente enaltecido por todos aquellos que están colocados sobre la justicia. Spurgeon