Y ME DEFRAUDARON………..
……compré una cruz, la más pequeña que tenía el pobre vendedor – yo también escapo de cargar con las cruces - y subí andando por el sendero pedregoso que han usado siempre los que Le buscan. Pedro, Santiago y Juan le acompañaron al principio y yo, en otra encrucijada de la historia, me añadí al grupo hasta la cumbre….
Arriba, zarzas, arbustos y ruinas, muchas ruinas que hemos ido dejando los hombres tras nuestro paso en el trascurrir de esta historia que llamamos humana. Algunos rayos tenues de sol, de aquel 28 de diciembre del 1980, que se dejaban adivinar en la nube que cubría el no lejano valle de Hezrael y el silencio, que detectaba el encuentro con uno mismo, pedían a gritos algo más. Ya bastaba de ídolos, ya me habían prometido tanto y tanto para dejarme en la cresta de la ola saboreando las hieles del fracaso en la soledad… ¡ Bah, no merecían la pena!
Y ahora, por fin, estando ya del todo arriba, la nube no me permitía ver claro - ¿no serían las cataratas de mis pequeños ojos? - pero la voz del PADRE me puso alerta y me señaló el camino: …...” este es mi hijo, el elegido, ESCUCHAZLE.”(Lc. 9,28-36)
Me bajé buscando a quien contarle lo sucedido, formando un coro de muchas, muchas voces para lanzar por el mundo un eco: SÍ, TE VAMOS A SEGUIR A DONDE NOS LLEVES, cuenta con nuestra madera y ya sabes, Señor, que no es de palo santo.
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Un abrazo desde el M. Tabor, alonso