Les suplico que nunca desprecien las porciones históricas de la Palabra de Dios, sino que cuando no puedan derivar ningún bien de ellas, digan: "Esto se debe a mi cabeza dura y a mi corazón lento. Oh Señor, dígnate aclarar mi cerebro y limpiar mi alma." Cuando Él responda esa oración, ustedes van a sentir que cada porción de la Palabra de Dios es dada por inspiración, y es y debe ser de utilidad para ustedes. Exclamen: "Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley."Lo mismo es exactamente válido en lo relativo a todos los preceptos ceremoniales, porque el Salvador continúa diciendo: "¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa?" No hay ni un solo precepto de la antigua Ley que no tenga un sentido y un significado profundos. Por lo tanto, no evitemos la lectura del libro de Levítico, ni digamos: "Yo no puedo leer estos capítulos de los libros de Éxodo ni de Números. Tienen que ver con las tribus y con sus estandartes, con las diversas etapas en el desierto y los correspondientes altos en la marcha, el tabernáculo y todo lo que contiene, o acerca de corchetes de oro y vasos de oro, y tablas, y basas, y piedras preciosas, y azul y púrpura y lino fino." No, pero hay que buscar su significado íntimo. Escudriñen de manera exhaustiva; pues al igual que con el tesoro de un rey, lo más precioso es lo más protegido y difícil de encontrar. Lo mismo sucede con las Santas Escrituras. Spurgeon
|
|