UN SALUDO REFLEXIVO PARA LOS NIÑOS
JUNIO
DIA 01
“-Dejad a los niños venir a mí, y no se lo
impidáis porque de los tales en el reino de Dios” (Marcos 10:14b)
Hay
una encantadora criatura llamada niño. Los niños vienen en
diferentes medidas, pesos y colores, pero todos tienen el mismo credo:
disfrutar cada segundo, de cada minuto, de cada hora, de cada día y de
protestar ruidosamente (su única arma) cuando el último minuto se
termina y los
padres los meten a la cama.
A los
niños usted los encuentra dondequiera: encima, debajo, dentro,
trepando, colgando, corriendo o brincando. Las mamás los adoran, las
niñas, los
detestan, los hermanos mayores los toleran, los adultos los ignoran y
el Cielo
los protege. Un niño es la verdad con la cara sucia, la belleza con una
cortada
en el dedo, la sabiduría con el chicle en el pelo y la esperanza del
futuro con
una rana en el bolsillo.
Cuando
estás ocupado, un niño es un carnaval de ruido desconsiderado,
molesto y entrometido; cuando quieres que dé una buena impresión, su
cerebro se
vuelve de gelatina o se transforma en una criatura salvaje y sádica
orientado a
destruir el mundo y a sí mismo.
Un
niño es una combinación. Tiene el apetito de un caballo, la digestión
de una traga espadas, la energía de una bomba atómica, la curiosidad de
un
gato, los pulmones de un dictador, la imaginación de Julio Verne, la
vergüenza
de una violeta, la audacia de una trampa de fierro, y cuando hace algo
tiene
cinco dedos en cada mano.
Le
encantan los helados, las navajas, las sierras, las navidades, los
libros de historietas, el chico de enfrente, el campo, el agua (pero no
en la
regadera), los animales grandes, papá, los trenes, los sábados por la
mañana y
los carros de bomberos. Le desagradan las clases de doctrina, estar
acompañado,
los libros sin ilustraciones, las clases de música, las corbatas, los
peluqueros, las niñas, los abrigos, los adultos y la hora de acostarse.
Nadie
más se levanta tan temprano ni se sienta a comer tan tarde. Nadie más
puede
traer en el bolsillo un cortaplumas oxidado, media manzana, un metro de
cordel,
un saco vacío, dos pastillas de chicle, seis monedas, una honda, un
trozo de
sustancia desconocida y un auténtico anillo supersónico con un
compartimiento
secreto.
Un
niño es una criatura mágica. Puedes cerrarle la puerta de tu oficina,
pero no puedes cerrarle la puerta del corazón. Puedes sacarlo de tu
estudio,
pero no puedes sacarlo de tu mente. Cuando regresas a casa por las
noches con
sueños y esperanzas hechas trizas, él las remedia y deja como nuevas
con dos
palabras mágicas: ¡Hola papito!
Este Ministerio anima a los niños(as) a leer la Biblia.
ORE:
Padre, guía a mis hijos a adorar y servirte, que obedezcan la Biblia.
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