CLAMA A DIOS, ÉL ES TU ESPERANZA
MARZO
DIA 03
La esperanza es necesaria. Hace poco pregunte a
varios creyentes de edad media y avanzada. ¿Cuál es su esperanza de
vida? Ver a Jesucristo. Vivir la eternidad con Dios. Saber que nunca
más estaré enfermo y alabar al Señor.
“Ardía mi corazón dentro de mí; mientras meditaba, se encendió el
fuego; entonces dije con mi lengua: SEÑOR, hazme saber mi fin, y cuál
es la medida de mis días, para que yo sepa cuán efímero soy. He aquí,
tú has hecho mis días muy breves, y mi existencia es como nada delante
de ti; ciertamente todo hombre, aun en la plenitud de su vigor, es sólo
un soplo. (Selah) Sí, como una sombra anda el hombre; ciertamente en
vano se afana; acumula riquezas, y no sabe quién las recogerá. Y ahora,
Señor, ¿qué espero? En ti está mi esperanza.” (Salmo 39:3-7)
No se puede hallar satisfacción sólida en la criatura; debe hallarse en
el Señor y comunión con Él; nuestros desencantos debieran llevarnos a
Él. Si el mundo no es sino vanidad, que Dios nos libre de tener o
buscar nuestra porción en él. Cuando falla la confianza puesta en las
criaturas, nuestro consuelo es tener un Dios al cual ir... Desea el
perdón de su pecado y evitar la vergüenza. Debemos velar y orar contra
el pecado. Cuando estamos bajo la mano correctora del Señor, debemos
mirar a Dios mismo para recibir alivio, no a nadie más. Nuestros
caminos y nuestros hechos nos meten en dificultades, y somos azotados
con una vara de nuestra propia confección. ¡Qué cosa pobre es la
belleza! ¡y qué necios son quienes se enorgullecen de ella cuando será
ciertamente consumida, y que lo sea rápido! El cuerpo del hombre es la
vestidura del alma. En esa vestidura el pecado ha puesto una polilla
que desgasta, primero la belleza, luego la fuerza y, finalmente la
sustancia de sus partes. Quien haya observado el progreso de una
enfermedad prolongada, o solo la obra del tiempo en la estructura del
hombre, sentirá de inmediato la fuerza de esta comparación, y que
ciertamente todo hombre es vanidad.
Las aflicciones son enviadas para estimular la oración. Si tienen ese
efecto, podemos esperar que Dios oiga nuestra oración. El creyente
espera cansancio y malos tratos en su camino al cielo, pero no
permanecerá en ello por mucho tiempo: andando por fe con Dios, prosigue
su viaje, sin apartarse de su rumbo, sin ser derribado por las
dificultades que encuentra. ¡Cuán bienaventurado es soltarse de las
cosas de aquí abajo, para que mientras vamos a la casa de nuestro
Padre, podamos usar el mundo sin mal usarlo! Que siempre busquemos la
ciudad cuyo arquitecto y constructor es Dios. (Matthew Henry)
Ten esperanza, Cristo ya viene. Ore por este Ministerio.
ORE:
Padre confío en ti, a pesar de la vida vana, pongo mi esperanza en ti.
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