ELEVACION Y ATAQUE

~ Luego de un lapsus de nausea y desorientacion, algun resabio de logica parecia volver a la mente del desdichado, y aun asi, no parecia ser capaz de sacudirse ese miedo monstruoso de encima. Un velo de sudor helado le enfriaba las esperanzas, la nuca le ardia gracias a los vapores causticos del terror y su lengua lo castigaba con el sabor amargo de la incertidumbre. A medida que aquella blanca figura, funebre y elegante, se acercaba a el, los perversos brazos de la cobardia empezaban a abrazarlo, sin otorgar espacio al rechazo.

Cuando quiso darse cuenta, ya tenia enfrente a esa criatura, podia observar en detalle su rostro bañado de luna, que tenia toda el esplendor de una obra de arte, como esculpido en marfil. Los ojos purpureos, enmarcados en largas pestañas, eran aterradores. Tenian una mirada de sutil regocijo y inmesurable malicia. Un viento glacial le golpeo las mejillas, mientras esa espigada figura empezaba a cubrirse de un aura violacea, oscura, de una malignidad extrema, casi tangible. Los labios del descocido, indudablemente un Espectro, dibujaron una sonrisa rebosante de perfidia. La posiblidad de escapar era ya un mero sueño, estaba hundido hasta el cuello en un pantano de muerte.

Aquel monstruo con rostro de angel levanto una de sus manos, como un rey, y al instante las voces fantasmales se hicieron claras y definidas. Aquel inexperto Santo que habia tenido la desgracia de haber sido mandado hasta alli por alguna absurda mision estaba a punto de conocer a su creador. Desde las profundidades del bosque corrupto, emergieron otros como el, pero habia algo obviamente diferente en ellos. Sus vidas ya no estaban alli, sus cuerpos habian sido profanados por la oscuridad. Dos de aquellos cuerpos inertes se abalanzaron sobre el, confundido y golpeado por aflicciones que no tenian nombre. Lo sostuvieron con fuerza, mientras la sonrisa de Veronica se hacia filosa como una guillotina preparada para la ejecucion.

No tenia fuerzas para soltarse, habia algo en la mera presencia de aquel sujeto que le arrancaba la vida de a poco, como si se encontrara cara a cara con un Serafin del averno. El Espectro alargo uno de sus brazos hasta posar su mano sobre la frente del desdichado. Su piel era fria y sus falanges pulsaban al ritmo de la muerte. Dos dolorosos mordiscos lo despertaron de sus cavilaciones. Sus antiguos compañeros habian clavado sus dientes en sus brazos y su sangre corria a borbotones por sus quijadas bestiales. Veronica aparto su mano un momento, para manchar sus dedos con esa sangre y ungir con ella la frente del desgraciado Caballero. Aquella sardonica extremauncion significaba el comienzo de un tortuoso viaje al infierno.

El desagradable zumbido de las moscas volvio a ascender desde el orco. Ya no era un simple enjambre, sino un remolino de alas y ojos y patas, pura negrura y repugnancia, revoloteando a su alrededor. El Santo se sorprendio gritandole sus saludos a la muerte, a medida que aquellos insectos lo devoraban vivo, rasgandole la piel, arrancandole las venas, agujereando sus musculos. La vida se le escapaba por cada herida y no habia nada que pudiera hacer para evitarlo. El triste panegirico de la resignacion destello en su mente, entre el insoportable dolor.

Y entre los gritos, los suyos y los de los no-muertos, que tambien estaban convirtiendose en el alimento de la plaga, escuchaba una carcajada diabolica, que provenia de la iglesia, al son de un macabro organo. ~