**Que poco comun dia era aquel, la lluvia caia a cantaros, como jamas solia ocurrir en la cima del santuario greco; como si los mismos cielos deseasen denotar su naturaleza majestuosa, liberando un inifinito afluente de mares sobre la tierra. El agua virgen se filtraba por las grietas que se habian formado luego de incontables años en la arcaica estructura, la cual habia albergado una infinidad inmesurable de batallas, una tras otra, siempre con la misma razon en su origen y, con la intromision del espectro, la tradicion pareceria, de momento, no predecir algun cambio en esta. Por sus suelos, la sangre seca era revitalizada, tiñiendo con un leve tono carmesi los riachuelos que corrian alrededor del templo del escorpion celestial, el octavo portico, el de la perdicion de muchos.

El cosmos agresivo del intruso, se apoderaba de los rincones del sitio, aparentemente desolado; sin nada que pudiera detener su avanze a traves del largo pasillo. Los truenos aclamaban a la violencia y su estridencia ocultaba, por instantes, el incesante ruido de la lluvia; la figura espectral no fue lo unico que resplancio con el halo luminoso, al extremo contrario del salon, tambien se formo, dibujada por sombras en contraste, la imponente figura del desconocido guardian del lugar.

Una vez volvio la penumbra al lugar, solo sus ojos continuaron siendo visibles, resplandeciendo en un intenso brillo escarlata. Un inmeso e intimidante cosmos comenzo a ser emanado por la misteriosa figura, siendo envuelta en un aura dorada, agitando el ambiente a su alrededor, revelando su identidad: La portentosa armadura del escorpion resplandecia altiva, mientras una larga cabellera azulada caia por sus hombreras y los razgos bien definidos de su rostro, mostraban una expresion sinica, soberbia, altruista incluso. Su mirada filosa y punzante se clavo, a la distancia, en los ojos del espectro de Bennuh, mientras las cosmoenergias de ambos guerreros colisionaban en un caotico e incesante conflicto, ambas eran agresivas en su naturaleza, pero a diferencia de otros dorados, la del octavo guardian, mostraba una violencia punzante, penetrante, como si esta buscase de lleno entrar en el alma de su rival y perforarla.

-¡Bienvenido!- Exclamo extendiendo ambos brazos y su sonrisa parecio expandirse ligeramente, dandole el recibimiento correspondiente al intruso. -Vaya vaya... ¿asi que has llegado hasta aca? Deberias sentirte orgulloso. No cualquiera llega ileso luego de siete casas... no sabes como me alegras el dia.- musito en mofa al espectro, mientras alzaba lentamente su diestra a la altura de su rostro, apuntandole con su indice al corazon del oscuro. -Pero por asuntos curriculares, debo pedirte que te marches, no eres bienvenido... aunque, aca entre nosotros...- Hizo una pausa de unos segundos, formandose una confiada sonrisa en sus labios -...me encantaria que no escuchases mi peticion- anuncio finalmente, sonriendo con un ligero destello de emocion en sus ojos, mientras el cosmos del Escorpion continuaba en ascenso, ¿buscaba amedrentar al invasor o acaso... incitarlo a combatir?.**

« Kardia de Escorpion »

**La deslumbrante luz dorada se apaciguo en un fugaz destello, contorneandose a la efigie del imponente escorpion, a la medida que esta era concentrada, sin detener su constante incremento, en la figura del mismo; permitiendo, una vez mas, reinar a las oscuras ascuas en el ambiente.

La mirada de Kardia se agudizo, previendo un posible movimiento de parte del fenix oscuro, el cual desaparecio con el ultimo fulgor que se reflejo en su Sapuri; veloz, como el relampago que destella antes de haber podido pestañear, el joven alcanzo la espalda del santo dorado, el cual se mantuvo estatico, en aquella pocision carente de defensa alguna. Su mirada se poso en el el rabillo de sus ojos, buscando la figura del espectro tras el, sonriendo con una ligera expresion sarcastica, musitando suavemente -Vaya, no era solo alarde tu rapides...-. Sus sentidos se afinan, ante aun la ligera impresion que le habia ocasionado la velocidad sorprendente del intruso. -Veremos si eres tan bueno en batalla...- Manteniendo esa perpetua sonrisa soberbia, un extasis comenzo a correr dentro de el, acelerando su sangre y aumentando el ritmo de su corazon, al notar como este rival no seria una presa cualquiera, podria convertirse en "su trofeo"; los musculos de su cuerpo se tensaron, para en un fugaz movimiento girarse hacia su izquierda; llevando el antebrazo del mismo lado hasta su pecho, como una posible proteccion a un inminente ataque; y lanzar una potente patada, de velocidad media, con la pierna diestra, que buscaba impactar en un punto exacto de la cintura del Bennuh, justo a un costado de su riñon.**

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**Los movimientos de ambos guerreros fueron rapidos y fugaces, aun mas que el mismo tiempo que le toma a una gota de lluvia torrencial en caer contra el suelo y salpicarse sobre este; tal era la velocidad de las castas de guerreros divinos, cada uno portando en cada puño, en cada golpe, en cada instante, el ideal del dios que habian jurado proteger y resguardar por con sus vidas, al igual que los propios anhelos y ambiciones.

El bennuh, aun mas rapido, esquivo el golpe sorpresivo del escorpion, agachandose para pocisionarse bajo la patada dirigida a sus riñones, buscando, ademas, barrer al dorado por su pierna de apoyo. El impacto del oscuro colisiono contra la armadura de Kardia, la que absorbio parte del daño, haciendo retumbar fuertemente los metales de ambas vestimentas y, ademas, hacer perder efectivamente el equilibrio del guerrero ateniense.

Desprendiendose del suelo, su cuerpo caida por su costado derecho, sin embargo, la sonrisa confiada y arrogante jamas se desvanecio en su expresion, al contrario, se veia mas intensa en esta, sin perder un solo instante los movimientos de su rival; sintiendo un profundo extasis ante la contra del espectro. En lo que parecio un instante del descenso, en el cual se desarrollaron todas las siguientes acciones; la mirada del letal escorpion busco los ojos de Kahago y parecio sonreirle soberbio, mientras una considerable parte del cosmos que habia acumulado por todo su cuerpo se dirigio hasta su zurda, tensando su puño con fuerza, preparando la fatal contrarespuesta.

Veloz y letal, el escorpion rebelo su verdadera velocidad, aquella que oculto para este momento; enviando un potente y certero golpe con sus falanges al ojo izquierdo, carente de toda proteccion, del Bennuh; buscando atravezar el orbe de este con sus dedos. Sin dar tiempo de alguna reaccion mayor, como la misma cola mortal del alacran, que no da tiempo de responder ante el relampagueante movimiento de esta, asi eran las extremidades fatales de Kardia, conocidas como algunas de las mas rapidas entre los guerreros dorados, al igual que las mas mortales, con sus golpes certeros y ponzoñosos, capaces de intoxicar el alma del mas aguerrido guerrero, mientras destrozaba lentamente su cuerpo.

Sus sentidos, en ese instante, se elevaron drasticamente; enfocandose completamente en el desarrollo de la batalla y el ambiente, contra un rival como el que se enfrentaba, el mas minimo error podria costarle caro, situacion ante la cual el guardian del templo no estaba dispuesto a someterse. Su cuerpo continuaba cayendo**

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**La fatidica estocada fue evitada por el espectro de la violencia, haciendo que esta llegase al punto vacio dejado por el Bennuh, levantando una ligera polvareda en el campo de proyeccion del ataque, denotando la violencia y potencia con el cual iba. El cuerpo del escorpion continuo su descenso, cayendo por el costado derecho, hasta impactar la armadura de sus piernas contra el terreno y usar su brazo derecho como contraimpulso, para incorporarse rapidamente.

Su figura se mostro corvada, llevando su diestra hasta su pecho, apretandola con intensidad. Los largos cabellos azulados ocultaban los ojos del escorpion, dejando entrever solamente la sonrisa confiada y altruista de este. -Van dos...y son tres- musito amenazante, alzando su mirada, observando a los ojos de Kahago, el cual tambien se reponia del embate de ambos guerreros. Escucho con atencion sus palabras, levantando levemente una ceja, confundido por estas. -¿Un "Shshshsh"? ¿Te has golpeado la boca, espectro? ¿Mucha velocidad quizas?- inquirio en mofa, mientras la cosmoenergia del dorado volvia a retomar su constante crecimiento, ahora mas vehemente e imponente que antes.

Un enardecido cosmos se concentro en la diestra del escorpion, bordeando su temible aguijon en una intensa luz escarlata, mientras relampagos y destellos del mismo color, comenzaban a brotar a lo largo de la palma del guerrero; aquella mirada soberbia no perdia de vista un solo instante al espectro, a la par que esta y sus otros sentidos, continuaban afinandose gradualmente, entre mas se desarrollaba la batalla. -Superas mi velocidad, debo reconocertelo... pero jamas engañaras a los ojos del escorpion, cuando estos encuentran a su trofeo... ¡no hay modo de que este se les escape!- exclamo emocionado, mientras el cosmos dorado de Kardia, comenzaba a llenarse de matices rojizos que se extendian por su cuerpo.**

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