15 de Febrero
Del diario de Sylphid, señor de Bélgica.
Me encuentro sentado sobre una silla de viejo estilo europeo,
datara del siglo pasado, no lo sé con exactitud, todo esto me tiene un tanto
confuso, es como si las eras se mezclaran en torno a este castillo, pues cada
mueble parece pertenecer a diferentes épocas, nacidos de diferentes países y
reunidos en los interiores, pero con una gota de oscuro misterio sobre ellos.
Hace ya varios minutos que atravesé el umbral de rejas de la entrada donde se
suscito un enfrentamiento de lo más extraño con ese torpe guardia, mi mente
intenta centrarse en ese encargo que me trajo a este país, sin embargo no puedo
evitar pensar en las palabras proferidas por él y en lo tétrico y macabro que
parece este lugar, poco a poco empiezo a darme cuenta de que todo esto parece más
una trampa, o una especie de juego maquiavélico en el que para desgracia mía,
estoy viéndome atrapado.
Atravesé sin mayores dificultades la principal entrada, una
gran puerta de madera de roble cuyas bisagras oxidadas crujieron al momento de
forzarlas, parecía que era la primera vez que se abría en siglos, pero se bien
que eso es una incoherencia ya que hay gente que vive dentro del lugar, e
incluso entran y salen todos los días. Una vez ingrese di un par de pasos a lo
largo de un olvidado pasillo que me condujo a esta amplia sala de estar donde
me encuentro escribiendo en estos momentos. Por seguridad y cortesía no toque nada,
tan solo me dedique a observar las maravillas anticuadas que ofrecía el gran salón,
libros de quien sabe cuando acomodados sobre viejas bibliotecas de madera
desvencijada, iluminados bajo la tenue luz de los candelabros de plata
acomodados específicamente en puntos estratégicos. Hacia el este se extiende
otro largo pasillo, más bien una extensa galería donde se pueden apreciar
retratos de antiguos caballeros portando estandartes oscuros y paliduchas caras
largas, el solo hecho de captar sus ojos me pone nervioso, pero nada me pone más
que esa extraña presencia que siento desde que entre. Como una oscuridad pesada
y hambrienta que se traga sin misericordia la vaga luz de las velas.
No sé decir cuando ni como, pero apenas me senté y apoye mis
manos sobre la mesa oblonga plantada en el suelo, solida y elegante, una mujer
completamente vestida de atuendos oscuros se me apareció, mirándome fijo por
debajo de un velo que parecía mortuorio. El verla me impresiono bastante y el
silencio reino en cada centímetro del cuarto, hasta que finalmente y con ímpetu,
lo quebré.
-¿Quien es usted? – Exprese osado mirándola a los ojos, nada
más que el vacio nos separaba y yo ansioso buscaba su respuesta.
-¡Señor Sylphid! Qué bueno que está aquí, lo estábamos esperando.
¿Cómo estuvo su viaje? – Dijo como si no estuviera enterada de lo sucedido en
la entrada. No obstante retomo su habla mientras acomodaba las servilletas y
los platos de porcelana sobre la preciosa mesa. – Cuanto lamentamos su dolorosa
experiencia de esta noche, pero se repondrá tranquilo en las habitaciones
superiores, veo que no trajo equipaje. ¡Que aventurero! Pero no se preocupe,
encontrara todo lo necesario para su estadía en su cuarto. Ya está preparado,
puede subir cuando desee. – Finalizo sonriente, no podía ver su mueca o su
rostro debajo de la tela, pero por alguna extraña razón, yo sabía que estaba
riendo.
- ¿Estadía? No pretendo quedarme más tiempo que el necesario
señora. – Respondí algo agresivo, toda la situación y la extrañeza de la mujer,
me empezaban a sacar de quicio. – Como bien debe saber tengo una reunión, es
menester que vea con ligereza al señor del Castillo Heinstein, cuanto antes
mejor. –
- Oohhh! Si, el señor lo verá pronto, si gusta puede… -
- ¡Ahora mismo! ¡Búsquelo! – Ordene colérico, dejando
escapar a mi puño que golpeo la mesa haciendo saltar la vajilla. Con enfado me
quede a la expectativa de su reacción. Más con extrema paciencia me respondió.
- Si quiere verlo ahora, me encargare de llamarlo
inmediatamente, solo queremos que se sienta cómodo, si me disculpa… - Dijo
acomodando nuevamente los cubiertos y los platos finos que desacomode, abstraída
en su propio trabajo. – Lo llamare enseguida, aguarde aquí por favor y guste de
servirse lo que quiera. – Hizo una pequeña reverencia, me dio la espalda y
encaro hacia el este perdiéndose dentro de la oscura galería de cuadros.
Intente calmarme en cuanto la vi desaparecer, me tire sobre
la silla y me saque el abrigo, el calor me sofocaba. Saque mi libreta y comencé
a escribir.
Ahora me siento un tanto más tranquilo, esperando que el
supuesto amo de este palacio no tarde en recibirme y pueda salir de aquí a mas
tardar mañana por la tarde, partiendo por supuesto con excelentes noticias para
mi patria. Sin embargo hay algo extraño,
siento acongojado como si esta fuera la última vez que piense en mi país, percibo
como un súbito suspiro que me invade
desde que puse un pie en este lugar. Pero no solo eso, a cada minuto me siento
diferente, escucho cosas, como leves susurros que da el viento, extraño que corra
en un lugar cerrado. Mismo las sombras proyectadas por el resplandor de los
candelabros, parecen bailar un vals macabro sobre los muros, moviéndose retorcidas
como si tuvieran vida. Y además de todo siento algo más profundo, algo que me
invade desde mis entrañas, como un fuego que me quema desde adentro y me ruge
por salir. Me siento poseído por fuerzas extrañas que nacen desde mi espíritu, embriagándome.
Siento como si el universo mismo hubiera echado raíces en mi cuerpo y crece a
cada momento buscando explotar y escapar desde cada uno de mis poros. Estoy
abatido y cansado, debe ser eso, una vez finalice la misión, subiré hasta estas
habitaciones de las que me hablaron para intentar descansar, aunque no creo que
pueda pegar un ojo en toda la noche.
Oigo pasos resonando desde la galería, deben estar a punto
de recibirme, mi escritura finaliza aquí hasta más tarde. Espero que todo salga
bien, que los hechos se den de manera normal… Pero no puedo despegarme de ese
presentimiento, no puedo evitar sentir que en unos minutos, mi vida cambiara
para siempre.
Saludos, realice este FIC solo para encaminar a mi personaje despues de la primer mision que realice. En este pequeño diario que escribio Sylphid, quice plasmar como empieza a sentir el cosmos sin saber que es, y asimismo como nota los cambios de la Estrella del Triunfo que lo empieza a invadir.
Espero que sea de su agrado.
"Man may escape from Rope and Gun;
Nay, some have out lived the Doctor's Pill;
Who takes a Woman must be undone,
That Basilisk is sure to kill”