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General: ¿Qué es un juego Supremo Masónico?
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De: Alcoseri (Mensaje original) |
Enviado: 22/01/2011 04:38 |
¿Qué es un juego Supremo Masónico?
El ajedrez es una actividad de destreza y de habilidades que se van aprendiendo poco a poco, ha sido jugado por cientos de años, y a su vez, de todos los innumerables juegos que se han jugado, la clave del triunfo, es no cometer errores que le den la victoria al adversario. Si esto es efectivo con respecto al ajedrez, no sería nada sorprendente encontrar que también es aplicable acerca de la Masonería, la Masonería es un juego más complicado. Las reglas jugadas en la Masonería no son para ser encontradas escritas en libros que puedes comprar por unos cuantos dólares; el juego de la Masonería es muy difícil de descubrir; palabras, toques, saludos, no son mas que simulacros para desviar la atención de los curiosos que se inician. La verdad de la Masonería se encuentra en secreto, en un Juego que pocos Juegan, un Juego parecido al Ajedrez Mágico. Un Juego que muchos llaman el Juego Supremo. En un momento el Juego Supremo de la Masonería abre la apuesta, la apuesta en la mesa eres tu, y el premio si es que tienes la destreza para ganarlo es abrir esas puertas hacia eso que tanto nuestro interior anhelamos Ser. http://groups.google.com/group/secreto-masonico
¿Qué es un juego Supremo Masónico?
Es esencialmente una prueba de fuerza o una prueba de ingenio, jugada dentro de un modelo que está definido por reglas. Las reglas son esenciales. Si las reglas no se observan, el juego deja de serlo por completo. En el ajedrez no se pueden mover los peones como si fueran la reina. Los juegos de la vida reflejan los propósitos en la vida. Y los juegos que el hombre escoge para jugar indican no sólo su tipo, sino además su nivel de desarrollo interno. Podemos dividir los juegos de la vida en juegos objetivos y juegos sublimes. Los juegos objetivos son jugados para el logro de cosas materiales, primordialmente el dinero y los objetos que éste puede comprar. Los juegos sublimes buscan la obtención de cosas intangibles, tales como el conocimiento o la "salvación del alma". En nuestra cultura predominan los juegos objetivos. En las culturas primitivas predominaron los juegos sublimes. La totalidad de la población humana de la Tierra puede ser dividida tajantemente es dos grupos: los jugadores de juegos sublimes y los jugadores de juegos objetivos. Ninguno de los dos ha entendido nunca al otro, y nunca lo harán. Psicológicamente hablando, están formados por diferentes especies de hombres, y producen los conflictos que caracterizan la miseria humana a través de las edades. En los juegos de la vida las reglas son impuestas por condiciones naturales, económicas o sociales. El juego que un hombre puede jugar está determinado por su tipo. Aquel que trata de jugar un juego que no corresponde a su tipo, viola su propia esencia con consecuencias desastrosas. Los principales tipos de juego son los siguientes: Juegos Sublimes y Juegos Objetivos Juego Meta Juego Superemo Despertar Juego-de-la-religión La salvación Juego-de-la-ciencia El conocimiento Juego-del-arte La belleza --------------------------------------------------------------- Juego-del-hombre-de-familia Formación del hogar --------------------------------------------------------------- Ningun juego Ninguna meta --------------------------------------------------------------- Juego-del-puerco-en-la-batea La abundancia Juego-del-pavoneo La fama Juego-de-Moloch La gloria o victoria Los juegos inferiores.- El juego del puerco en la batea, es un juego objetivo simple. Su fin es meter el hocico en la batea tanto como sea posible, tragar en exceso, sacando a los otreos puercos por la fuerza. El jugador es codicioso, insasiable, despiadado, astuto y egoísta. El juego del pavoneo, se juega para obtener fama. Está diseñado principalmente para inflar el falso ego y mantenerlo así. El jugador se haya hambriento de ser conocido y que se hable de él. Quiere ser una celebridad, aun cuando no haya nada digno de celebrarles. Para los actores y políticos este juego es practicamente una obligación, porque se ven forzados a mantener una "imágen pública" que puede no tener ninguna relación con lo que ellos son realmente. Cualquier publicidad para ellos es mejor que ninguna. Prefiere ser conocido como bribón que no ser conocido. El juego de Moloch, es el juego más mortal de todos los juegos; se juega para obtener "gloria" o "victoria". Esa un juego puramente humano. Atraídos por algun brillante sueño de gloria o poder, matan con ilimitado entusiasmo, destruyendo ciudades enteras, devastando países completos. Aquí la compasión, la decencia, la simpatía, y ni siquiera el sentido común, se permiten interferir con la orgía destructiva. Estos tres juegos, son actividades más o menos patológicas. Los jugadores que "ganan", no ganan nada que verdaderamente puedan llamar propio. El del puerco en la batea puede volverse doblemente rico, sólo para verse a sí mismo amargado, vacío e infeliz, sin siquiera saber qué hacer con la riqueza que ha amansado. Los del pavoneo pueden volverse tan famosos que todo el mundo conozca su nombre, sólo para darse cuenta de que esta fama es simplemente una sombra y un manantial de inconvenientes. Los jugadores del juego de Moloch pueden bañarse en sangre hasta las orejas, sólo para descubrir que la victoria o la gloria, para la cual sacificaron millones de vidas, son palabras vacías, como prostitutas ricamente ataviadas que conducen a los hombres a su destrucción. En cada uno de estos tres juegos inferiores hay un elemento criminal, porque dañan tanto al jugador como a la sociedad de la cual forman parte. Pero, están tan deformadas las normas con que el hombre mide la criminalidad, que los jugadores de estos juegos son más bien considerados: "pilares de la sociedad" que lunáticos peligrosos que deberían ser confinados en islas remotas donde no puedan dañarse a sí mismos ni a los demás. Entre los juegos superiores y los inferiores hay un juego neutral, el "juego del hombre de familia", cuyo propósito es simplemente formar una familia y proporcionarle todo lo necesario para la vida. No podemos llamarle un juego sublime ni juego objetivo. Éste es el juego biológico básico, del que depende la continuación de la raza humana. Es posible también, encontrar en toda sociedad humana un cierto múmero de no-jugadores, gente que, debido a un defecto constitucional, es incapáz de encontrar un algún juego digno de jugarse, seres que son, como resultado, parias crónicos, que se sienten apartados de la sociedad y generalmente se convierten en desordenados mentales, tendiendo a volverse antisociales y criminales. Los Juegos Superiores.- Los juegos sublimes raramente se juegan en su forma pura. El juego del arte, es idealmente dirigido a la expresión de una conciencia interna, vagamente definida como belleza. Es una conciencia subjetiva. Pero los malos jugadores de este juego no tienen conciencia interna. Son técnicamente eficientes e imitan a aquellos que son concientes, de acuerdo a la moda. Actualmente este juego está teñido de comercialismo; la codicia de los coleccionistas lo impregna con un mal olor. Y hay mucha tendencia al exibicionismo que aflije a los artistas contemporaneos. Sólo se busca lo novedoso y sorprendente. El juego de la ciencia, es también raramente jugado en su forma pura. Es una usurpación, una fastidiosa resonancia de variaciones sobre algunos temas básicos hechos por investigadores que son poco más que técnicos con elevados títulos. Cualquier cosa verdaderamente original tiene a ser excluida por el formidable aparato de comités que media entre el científico y el dinero que necesita para su investigación. Existe en este juego, igual que en el del arte, mucha hipocresía y una enajenante búsqueda de posixión. Este juego ya no juega tanto por el conocimiento, sino por el apoyo al ego del científico. El juego de la religión, es un juego sublime jugado con un propósito vagamente definido como el logro de la salvación. Antes tenía reglas definidas, y se jugaba principalmente para beneficio personal de los sacerdotes de una clase u otra. Los sacerdotes inventaron varios dioses, con los cuales únicamente ellos podían comunicarse. Quien necesitaba ayuda de los dioses o deseaba evitar su ira, tenía que pagar al sacerdote para lograrlo. Más adelante, este juego se vivificó, y el poder de los sacerdotes sobre la mente de sus víctimas se fortaleció, aun más mediante la invención de dos estados posteriores a la muerte: un cielo dichoso y un infierno terrible. El jugador tenía que pagarle al sacerdote, o tenían que hacerlo sus familiares a la muerte de aquél, para permanecer fuera del infieno y ganar los cielos. Es el más viejo truco confidencial, diseñado para capacitar a ciertos individuos inescrupulosos a sacar provecho de la credulidad y sugestibilidad de sus seguidores, intercediendo en su nombre ante algún nebuloso dios o asegurando su entrada a un cielo igualmente nebuloso. Los sacerdotes comenzarón a insitir que su marca de dios era el único dios, y que su forma de juego era la única permisible. Para no perder su poder sobre el juego, los sacerdotes no titubearon en perseguir, torturar o matar a cualquiera que deseara jugar el juego con otras reglas. Empezó con los judíos, fue adoptada por los cristianos y terminó llegando a los musulmanes. Aquí se juega con la ingenuidad de los creyentes y la venta de pases para entrar a un cielo de mentirillas. Robert S de Ropp. Pero todas las grandes religiones ofrecen ejemplos de santos y místicos que obviamente no jugaron el juego para provecho material, cuya indiferencia al confort personal, a la riqueza y la fama fue tan completo como para despertar nuestro asombro y admiración. Estos jugaron el juego con reglas y propósitos enteramente distintos a los de los "sacerdotes". ¿Qué clase de juego jugaron estos místicos masones ? Dentro de la misma matríz religiosa, estos jugadores intentaron el más difíciul de todos los juegos: "El Juego Supremo". Cuyo propósito es la obtención de una consciencia plena o de un verdadero despertar. Porque comprendieron que el hombre está dormido, que vive en medio de sueños y descepciones, que se ha apartado de la consciencia universal (o Dios) para arrastrarse dentro de la estrecha coraza de un ego personal. Emerger de esa coraza, recuperar la unión con la consciencia universal para así pasar de la oscuridad de la ilusión egocéntrica a la luz del no-ego, éste es el verdadero propósito del juego de la religión que fue definido por: Jesús, Buda, Krishna, Mahoma, Pitágoras y el Sócrates platónico. Estas enseñanzas fueron preservadas y divulgadas entre muy pocos. Y para salvaguardarlas de los sacerdotes y no ser acusados de herejía, adptaron un disfraz, y pretendían tener sólo interes por la alquímia y la mágia, las cuales no comprendían los sacerdotes y por lo tanto eran permisibles. A eso se le a llamado desde entonces: "El Gran Trabajo" Hoy en día jugar el juego Supremo no entraña peligro alguno, y no porque los sacerdotes se hayan vuelto más tolerantes, sino porque toda la cuestión del cielo versus infierno, salvación versus condenación, ya no se toma muy en serio. Y el viejo Padre está muerto para los que están por encima del nivel de los Testígos de Jehová. Desde luego este Juego Supremo no es muy popular, porque aún continúa siendo el juego de mayor exigencia y dificultad, y en la sociedad hay pocos que lo pueden jugar. El hombre se ha volcado al exterior olvidadndo su propio mundo interno. Y el Juego Supremo se juega enteramente en el mundo interno, un territorio vasto y complejo, acerca del cual el hombre conoce muy poco. El propósito del juego es el verdadero despertar, el completo desarrollo de los poderes latentes en el hombre. Y sólo puede jugarse por personas cuyas observaciones de sí mismas y de los demás lo hayan conducido a una cierta conclusión, a saber: "que el estado ordinario de la conciencia del hombre, no es el más alto nivel de consciencia que es capaz de alcanzar". Y una vez que una persona ha llegado a esta conclusión, ya no podrá dormir confortablemente, estará sentado entre dos sillas. Un nuevo apetíto nace dentro de ella, comprende que ve, oye y conoce sólo una pequeña fracción de lo que puede ver, oír y conocer. Quien llega a esta conclusión, está listo para jugar el Juego Supremo. Pero aun y cuando esté listo, no necesariamente sabe cómo jugarlo. Este conocimiento no se da instintivamente, porque la naturaleza no ha dotado al hombre de tal instinto. Lejos de ayudar al hombre hacia el hermoso e iluminado Ser que puede devenir, la ciega fuerza de la evolución natural pone obstáculos es su camino. Quien desee jugar el Juego Supremo se ve por lo tanto obligado a buscar un guía, un hábil jugador que conozca las reglas. El Juego Supremo nunca puede ser fácil de jugar. Demanda todo lo que el hombre posee, todos sus sentimientos, todos sus pensamientos, todos sus recursos físicos y espirituales. Si usted trata de jugarlo a medias o de obtener resultados por medios ilegales, coree el riesgo de destruir su proipio potencial. Por esta razón es mejor no embarcarse en el juego que jugarlo a medias; es mejor dejar una silla para permanecer en la única silla en que se siente confortable. Este Trabajo está basado en la idea de que el hombre puede crear mediante sus propios esfuerzos un nuevo Ser dentro de sí mismo. Como resultado, puede gozar ciertas experiencias, ejercitar ciertos poderes, obtener varios vislumbres que son completamente irreconocibles para el hombre en su estado ordinario. Es la creación de un Ser verdadero dirigido desde el interior en vez del desamparado esclavo sin dirección que actualmente es. Este Trabajo abarca todos los aspectos, e implica una comprensión de la química del cuerpo y de la mente, un estudio del Tipo y de todo lo perteneciente a éste, la fortaleza y las debilidades que él mismo impone. La teoría de este Trabajo puede ser estudiada en libros. La práctica es un asunto muy diferente. Si alguien trata de practicar el método sin un guía, es inevitable que encuentre dificultades que no podrá superar. El mecanismo que crea la ilusión de la psíque no deja de operar únicamente porque el hombre decida practicar el Trabajo. Y de hecho, puede operar más activamente. Y quizá goce de de toda clase de seudoexperiencias, pero no como una expansión de la consciencia, sino de su propia imaginación. Sólo encontrar un guía de este Trabajo y formando parte del grupo de discípulos que el guia haya reuinido a su alrededor, puede encontrar el estímulo y el apoyo necesarios. De otra manera, siempre olvida su propósito o se desvía hacia un lado del camino y se pierde a sí mismo. Pero estos grupos no se hacen publicidad, operan bajo disfraces. Y existe una abundancia de fraudes y tontos que se hacen pasar por maestros o jugadores auténticos. Así que el aspirante al Juego Supremo tiene ante sí una de las pruebas más difíciles en su carrera. Debe encontrar un guía que no sea ni un tonto ni un fraude y convencerlo de que él es digno de recibir la enseñanza. Su futuro desarrollo depende en grann parte de la habilidad con que realice esta tarea.
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