“APOTEOSIS”

La apoteosis es la elevación de un ser humano a la altura de la
divinidad de los Dioses. Durante la historia de la humanidad, el
hombre ha tenido infinidad de Dioses, algunos fueron fuerzas de la
naturaleza como un volcán, el mar, etc. Otros fueron animales como el
jaguar, el chango, halcón, etc. Y al final antropomorfiso estos Dioses
como Súper Hombres como: Júpiter, Zeus, Osiris, Horus, Isis, Cristo,
etc.

Todos los Dioses que al hombre a tenido le han hecho “Milagros” de ahí
que el pueblo los siguiera y adorara como tal. Los Dioses y Semidioses
son como lentes ópticos que sirven para mirar lejos o concentrar los
rayos de luz en un punto. Le dan al hombre un punto de apoyo para
trascender la materialidad y buscar las fuerzas que existen más allá
de la comprensión por sus sentidos y consciencia.

Al hombre le es muy difícil percibir y comprender lo que está más allá
de sus sentidos y la lógica racional del mundo o sociedad materialista
donde vive. La divinidad la ve en un contexto extracorpóreo y etéreo
que se le escapa de su comprensión, y que los fundadores de las
grandes corrientes místicas y religiosas han intentado darle un
soporte material u ortopedia a través de seres divinos para que la
humanidad pueda comprender lo que no puede hacerlo de otro modo.

Hebreos,  Musulmanes, y Cristianos tienen prohibido representar a Dios
por figura alguna, aunque algunos como el  Cristianismo Católico si lo
hacen a pesar de que la biblia que sirve de soporte a su teología se
los prohíbe. La razón de esta prohibición es que a Dios le atribuye
cualidades como: Infinito, Absoluto, y Perfecto, y encerrarlo en una
forma y darle un nombre, es separarlo de la humanidad y del universo,
y esto le llevaría a perder sus cualidades de Infinito, Absoluto, y
perfecto… Porque Dios es el todo.

El hombre ha sentido la presencia de Dios detrás del universo
manifiesto, y lo ha buscado a través de la creación de sus propios
Dioses. Divinidades que en la mayoría de los casos no están en
discordancia total con el Dios absoluto, pero que siguen siendo
creaciones imperfectas del hombre.

San Pablo dice varias veces y en distintos formas en la biblia: “No
sabéis que sois templo de Dios, y que el espíritu de Dios mora en
vosotros”, y Jesús el Cristo les decía: “No me oréis a mí, sino a mi
padre que está en los cielos” y exclamaba “Porque todos sois hijos de
Dios”, y san Pablo manifestaba: “Porque todos fuimos creados de un
mismo linaje”.

El hombre perdió el reino de Dios, cuando se encarno perdiendo el
recuerdo de su propia divinidad. Ahora debe emprender el regreso al
Padre, pero no sabe cómo, y se queda sobre la tierra adorando ídolos
sin trascenderlos en búsqueda del Dios que está más allá de toda
forma, tiempo, y distancia.

El hombre debe dejar de seguir palabras e ideas ajenas a él. El hombre
aún cuando conserve su religión y Dios que sus padres y guías
espirituales le dieron, debe formar su propia “imagen” de Dios y su
propia religión para rendirle culto, de hecho, todos lo hacen sin ser
conscientes de ello, pues en un templo lleno de personas, nadie tiene
el mismo Dios aunque tenga el mismo nombre y le rindan culto en el
mismo templo. Todo hombre está destinado a buscar a Dios por sus
propios pasos y esfuerzo, es ineludible, pero algunos lo hacen
lentamente y otros más de prisa.

Lo imperfecto no puede unirse a lo perfecto, ni lo relativo puede
hacerlo con lo absoluto, mucho menos lo finito con lo infinito. El
hombre debe evolucionar para alcanzar su realización como humano, para
después buscar trascender lo humano hacia la espiritualidad o la
liberación del alma. Esta es la realidad del precepto alquímico:
“Hacer volar el águila sobre el sepulcro”, o “Hacer volar el águila
sobre valles y campamentos”, porque el sepulcro del alma es el cuerpo
físico.

El hombre para regresar o unirse a la pureza, perfección, absolutismo,
e infinidad de Dios, debe convertirse en Dios. El hijo biológico del
hombre al crecer se convertirá en hombre igual que su padre, entonces:
¿Por qué el hijo de Dios no ha de convertirse en Dios? Todo hombre
religioso o que cree en un Dios, aspira que al morir su cuerpo físico,
su alma regrese a los mundos divinos con Dios… Y esto lo elevaría al
nivel de los Dioses.

Místicos, Teúrgos, y Religiosos sinceros y reales, buscan por
diferentes formas convertirse en Dios. Dios es el concepto, el anhelo,
el ideal más elevado que el hombre puede concebir en su consciencia
como el pináculo de su propia evolución. Somos una chispa divina que
emergió del Dios Padre que anhela regresar y ser uno con él.

El sabio de la antigüedad no buscada adorar animales, planetas, y
otras deidades imaginarias, sino buscaba adquirir por algunos momentos
y en consciencia o en forma interior las cualidades de sus Dioses. Ese
momento era la apoteosis del hombre convertido en Dios por algunos
minutos, horas, o no qué sé yo. Esa es la finalidad del cristiano
cuando comulga, recibir y conservar en su interior por medio de la
ostia a Cristo. Esa es la finalidad del Masón convertirse en Hiram
Abiff, y la del Rosa Cruz en Christian Rosenkreuz…Místicos, Teúrgos,
Teósofos, y Religiosos van en busca del mismo tesoro… El despertar del
alma como una presencia de Dios en nuestro interior. Porque el alma es
una chispa, un rayo de luz que desciende desde lo profundo del cosmos,
de Dios Padre y permanece dentro de nosotros mientras vivimos
encarnados, este es nuestro Dios personal o de nuestro corazón que a
la vez es una parte directa de Dios.

Para él que tiene capacidad de ver, observara a Dios en todo, porque
Dios siendo infinito abarca y compenetra todo cuanto existe. El hombre
en su imperfección no puede ser Dios, pero paradójicamente el hombre
es Perfectible. El universo con su aparente multiplicidad se mueve en
una danza interminable de perfección, donde todo cuanto existe
evoluciona en ciclos ascendentes de “espiritualización” acercándose a
Dios.

La palabra apoteosis significa elevarse a la altura de los Dioses.
Todos los dramas de los ceremoniales Religiosos, Teúrgicos,
Teosóficos, o Místicos, tienen como objeto elevar la consciencia del
hombre hasta la apoteosis convirtiéndolo en Dios. Es ahí donde el
participante percibe por algunos momentos “algo” de la grandeza de
Dios. Y ese momento su consciencia se expande y clarifica
comprendiendo la verdad detrás del simbolismo alegórico de las
palabras y la forma… Esto es una experiencia vivencial donde las
palabras carecen de valor… Y el Secreto continúa siendo Secreto.

“Por cuanto eres tibio, y no frio ni caliente, te vomitare de mi boca”
Ap. 3:16
“El que tenga oídos para oír, oiga” Lc. 8:8

Fraternalmente.
Lázaharo Hael. M,’, M,’,

Nota:
El presente, son, reflexiones y meditaciones personales, no
necesariamente representan la
opinión de la orden.
Bibliografía:
No hay. Solo son reflexiones y meditaciones personales