Manifestaciones y peligros de los diferentes fanatismos.
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Por ahí hay personajes con muchas habilidades para manipular las mentes tanto de muchedumbres de ignorantes, como al igual de multitudes cultas, todo para fines atroces, su forma de control es el fanatismo, usted se sorprendería cuantos hombres y mujeres con grados de excelencia académica caen en los anzuelos de los diferente tipos de fanatismo que existen, personas juiciosas dando grandes sumas de dinero a los pastores de una religión, y cuántos más son víctimas de timos por parte de cualquier tramposo con ideologías políticas ya obsoletas, como son las políticas de izquierda o de derecha. El latín tiene una palabra para designar templo y es fanum ‘lugar sagrado’, el santuario de la divinidad. De ahí viene fanaticus, servidor del santuario. Por la actitud exaltada y el afán de sacralizar todos los aspectos de la existencia, así la palabra fanático adquirió ese sentido peyorativo que hoy se tiene. Podríamos pensar que el fanatismo es propio de los ignorantes pero, con mucha frecuencia nos encontramos con personajes particularmente inteligentes, que son fanáticos ya de un deporte o de un actor o religión, y en momentos estos fanáticos instruidos son altamente peligrosos, porque aunque generalmente no son agresivos, estos claramente, influyen en otras personas con mentalidad más débil, que son influenciados por ideas fundamentalistas exacerbadas. El fanatismo es tan cotidiano y natural que la mayoría de las veces pasa inadvertido, pero no por ello deja de ser muy peligroso, pero muy peligroso. El fanatismo ateo, es sin lugar a dudas, el más peligroso de todos los fanatismos, porque con el lema “Dios no existe”, se han asesinado no solamente a miles de personas sino a millones de seres humanos, recordemos al ex Premier Ruso José Stalin y sus purgas, donde mando matar a millones de compatriotas y no olvidar al Líder Chino Mao Tse Tung , que luego de declarar la Revolución Cultural, fueron fusilados maestros de universidades y de escuelas básicas, por enseñar según esto las ciencias de occidente. Y es que estos los regímenes del Ateísmo Dialéctico, atentaron contra la libertad de expresión y sumieron al siglo 20 en un atraso cultural sin precedentes para la historia de la humanidad. La religión con sus intolerancias y su inquisición nunca eliminó a tantos seres humanos, no soy una persona religiosa en el sentido teísta, pero creo que creencia en un Ser supremo, pero la no-creencia en un Ser Supremo nunca debe ser impuesto ni por la fuerza, ni por la presión, y esta creencia o no-creencia debe permanecer estrictamente en el plano particular. No falta nunca alguna persona o grupo de personas que por afán de atraer reflectores declare ser creyente en Dios y con ello la mayoría de las veces ser la única o el único grupo directamente relacionada con una verdad revelada incuestionable de ese Dios, y así manipular multitudes, pero, hay quienes con el mismo efecto de notoriedad declaren no creer en Dios y con ello justificar una libertad llevada a la irresponsabilidad declarando que puede hacerse cualquier cosa contra la humanidad sin temor al castigo divino. Si una persona trata de integrarse a un grupo social, tarde o temprano dará alguna señal para ser reconocida por las otras, entonces esta persona hará algo que está de algún modo relacionado con este estímulo, y si quiere ser totalmente aceptado tendrá incluso que volverse totalmente fanático de las ideas del grupo al que se integra. El individuo por lo general no quiere permanecer aislado o marginado de la sociedad, el hombre es un animal que vive en sociedad, es increíblemente vulnerable al estar solo; por ello necesita de los demás para sobrevivir. El fanático trata de integrarse completamente a cierto grupo, secta, partido político, club de fans etc, que estimula formidablemente pasiones desbordas y la irracionalidad extrema. El fanático no soporta la punzante realidad y trata de escapar de ella en grupo. La masonería por centurias lucha contra el fanatismo por considerarlo nocivo para la sana evolución del ser humano, pues en momentos el fanatismo desborda los ánimos y en una loca carrera destruye la cordura social en una histeria colectiva. El fanático necesita de un adversario o un contrincante real o imaginario, puede ser este enemigo el equipo de deporte rival, para un religioso el enemigo es el demonio, el enemigo a vencer para los fanáticos ateos es el mismo Dios, cualquier otro grupo religioso distinto puede ser contrario para otro grupo religioso, una empresa rival puede ser enemiga de un corporativo. En realidad da lo mismo cual sea el enemigo a vencer, lo que sí es necesario es que este sea rival a vencer. El Fanatismo como cualquier otra cosa tiene etapas de evolución, en las primeras etapas es pasivo, pero es importante recalcar que todo fanatismo tiende a la violencia física o verbal, fanatismo y violencia son complementarias, basta con encender la televisión y ver como un grupo de fanáticos apoyan a un ídolo cinematográfico, a una cantante en un show montado, dónde el mayor escándalo y la mayor agresión son la fórmula para el éxito total, esto daña y daña mucho a las jóvenes mentes. Muchas veces no podemos imaginar como un joven estadounidense que una semana antes estuvo orando a Dios en una iglesia cristiana, esté esta luego matando a cientos de musulmanes, la respuesta a todo esto es el control mental en masa, el compromiso de involucrarse en una guerra fanática, por la supremacía racial y religiosa. El fenómeno fanático ocurre en matrices sociales y temporales de muy alta complejidad, por lo tanto, ésta varía, pero el fanatismo es un padecimiento social, cuya única cura no es la instrucción académica o religiosa, la ciencia moderna unida el fanatismo son un coctel increíblemente peligroso- pues estos son los que han creado esas poderosas bombas atómicas, la lucha contra el fanatismo es el sentido común y la racionalidad. Por ejemplo hoy vemos violencia en partidos deportivos, dentro y fuera de la cancha, muchos de los involucrados tienen grados académicos sobresalientes y con asistencia frecuente a distintos servicios religiosos. El fanatismo político es una constante, que lleva a las naciones al desastre total, pues el fanático político nunca pensará que las decisiones de sus líderes sean incorrectas, nunca se cuestionara el ideario político de un Líder. El fanático político siempre encontrara una razón para atacar al partido político enemigo, y todo el que piense distinto por ende será un enemigo. En realidad el fanatismo es un concepto que suele llevar apellido. Hablamos de «fanatismo religioso», «fanatismo racial», «fanatismo político», etc. Y normalmente identificamos el fanatismo con manifestaciones de violencia. Pero eso no siempre es así: fanatismo es también la causa de los gritos y lloros de los adolescentes en presencia de sus ídolos musicales. El fanatismo es, elementalmente, el camino fácil al no cuestionamiento. Para concebirlo pensemos en las sensaciones que producen las incertidumbres. Una persona que siente dudas en una situación determinada se encuentra en la necesidad de cumplir una elaboración mental compleja: ha de buscar las distintas posibilidades, estudiarlas, sopesarlas, calcular los factores que pueden intervenir, mirar el inconveniente desde distintos puntos de vista, deducir las posibilidades de éxito y fracaso. Durante ese proceso la mente se ocupa mucho, se advierte una sensación de inseguridad, las acciones son más lentas y el titubeo produce cierto temor al fracaso, a la falta, a las consecuencias, y demás. Da igual de qué duda estemos hablando: ¿existe dios?, ¿apoyo las ideas del dirigente?, ¿cuestiono mi propia existencia?, ¿me caso con ese sujeto?. Como es lógico, a mayor trascendencia de la duda mayor es la tensión que se produce y más fuertes son las sensaciones de incertidumbre, inseguridad, lentitud de las acciones y temor. El fanatismo ahorra todo esto. Propone a la mente una solución rápida, contundente, eficaz. El fanatismo elimina la incertidumbre al 100%. Como consecuencia produce un registro de unidad, acepto lo que dice el sacerdote sin dudas, de coherencia personal que refuerza el mecanismo: el fanático se siente seguro y su seguridad refuerza el fanatismo, que importa que sea todo mentira yo soy feliz, aunque lo que crea firmemente sea un error. Su certeza le libera del temor al error, a las consecuencias, al fracaso, y esa liberación refuerza su fanatismo. El fanatismo le ayuda a integrarse en un grupo social con el que se identifica y que le acoge con entusiasmo: esa integración también refuerza el fanatismo, lo que él piensa sea verdad o no otros lo apoyan incondicionalmente. Todas estas sensaciones facilitan sus acciones y sus acciones también refuerzan su fanatismo. En síntesis, desde un punto de vista objetivo el fanatismo supone un gran ahorro de esfuerzos para comprobar si se está o no equivocado y esto impulsa a la persona. Nos decimos ¿ por qué no todos somos todos fanáticos a mi Líder? Probablemente en una gran mayoría de los tan intelectuales ciudadanos occidentales existe un cierto grado de fanatismo. De hecho, podemos reconocer fanáticos de equipos de fútbol y de otros personajes públicos; fanáticos religiosos capaces de flagelarse el cuerpo, fanáticos políticos, fanáticos de ciertos alimentos, etc, etc. Lo que nos sorprende es lo que el fanatismo puede llegar a producir, sobre todo cuando se traspasa el límite de la vida misma. Pero en realidad, si pensamos bien veremos que nuestra cultura occidental también ensalza ese tipo de fanatismo ya desde la escuela: héroes que dieron su vida por su país, mártires que dieron su vida por su dios, conquistadores que extendieron su fe salvadora por el mundo... Incluso nos hemos habituado a escuchar a deportistas que lo «dan todo», a entrenadores que exigen «luchar a muerte» por la victoria, a seguidores «a muerte» de sus colores... De hecho, en occidente se admira a quien da su vida por un ideal, aun que el ideal sea o no correcto. Pero el fanatismo esconde algo terrible los graves efectos secundarios: limita la libertad, empobrece su nivel de vida, incomunica, limita la autocrítica y el afán de superación, reduce la riqueza de matices de la vida y en muchos casos desemboca en la negación de la dignidad humana de los otros. El ser fanático es divertido, la adrenalina fluye al ver a nuestro ídolo anotar un gol, con cuanta intensidad fluye internamente la energía al escuchar el llamado a la oración en la mezquita, que intensa es la sensación de contactar con una mujer hermosa, el desborde emocional en las charlas de café luego del trabajo, pero todo esto tiene un peligro el de ser atrapados por el tsunami pasional del fanatismo- Dentro de la orden masónica hay muchos masones fanáticos, esto es porque a veces no logramos entender que la lucha contra el fanatismo es en primer lugar con nosotros mismos ,y tratamos de educar a los demás cuando no estamos necesariamente educados nosotros mismos, después que hayamos logrado ese objetivo es cuándo tendremos el ala de cuervo junto con el polvo de proyección tendremos el azogue listo para concretar la gran obra. -- El fanatismo es el extravío total de la razón: es la exaltación equivocada del culto de una idea. Oscurece la inteligencia y embarga la razón misma, incapacitando a las personas para usar de ella libremente; es, en suma, una de las pasiones más funestas de la Humanidad. El fanatismo religioso conduce a las supersticiones, despierta el odio del ser humano para con sus mismos hermanos; produce los peores males para la sana convivencia social, hace que se derrame sangre inocente, y mata al alma; origina el furor y destruye el sentimiento de misericordia y piedad. El fanatismo político el peor de todos los fanatismos arrastra a las personas a los peores excesos; despierta las malas pasiones, las ambiciones innobles, la envidia, la adulación, el servilismo, y en ocasiones la esclavitud del pensamiento que debería ser libre. El fanatismo político divide a la humanidad con absurdas fronteras, y nacionalidades absurdas, porque mientras el hombre no esté emancipado de todo condicionamiento social, no puede considerarse realmente libre. Los más sublimes ideales, las más bellas concepciones del gran espíritu humano no deben determinarse en el que las ama y venera la pasión del fanatismo, porque, como la idea masónica marca, es preciso que la razón permanezca emancipada de todo perjuicio cualquiera que sea, así, el hombre debe ser libre de investigar y cuestionarlo todo, esto lo salva del fanatismo- Pensar desapasionadamente respecto a nuestras propias arraigas creencias es muy difícil. Sobre todo para aquellos que han vivido su fe ciegamente, sin cuestionar nada, pues aparte de las raíces que las creencias religiosas echan de por sí en el alma, todo aquello que hemos creído y practicado desde siempre, se funde tenazmente al fondo de nuestra psique y obnubila la mente impidiéndole verlo que pueda tener de negativo. Es necesario que haga un esfuerzo, que deje de lado todos sus prejuicios y eche un vistazo desapasionado a ciertos aspectos de sus propias creencias religiosas o de otra índole . Fijémonos primeramente en los resultados de todas las religiones. Las creencias religiosas abren un poco la mente hacia ciertas verdades, pero la cierran a otras que no estén de acuerdo con esas creencias. Existe mucho fanatismo aun entre nosotros los masones, claro existimos fanáticos de la masonería, e incluso fanáticos del ateísmo dentro de nuestras Logias que es el peor de todos los fanatismos, aún peor que el mismo fanatismo religioso. Incluso podríamos llamarnos muchos de los masones obsesivos compulsivos, desde el mismo momento que instalamos los arreos en Logia, que si las luces del Ara van así o no, que si el collarín es de esta forma o no de esa otra forma.
Alcoseri
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