“REFLEXIONES”
Vivimos restringidos por un circulo cuyos límites los marcan nuestros sentidos y consciencia, un universo que no es perfecto, porque continuamente lo estamos perfeccionando y ampliando con nuevos conocimientos y descubrimientos de cosas que existen dentro de ese círculo y otras que le agregamos por estar fuera de él. Vemos la naturaleza y poéticamente o quizás religiosamente, “creemos” ver a Dios reflejado en ella.
Conocemos el “concepto” de Dios que nosotros hemos creado de él, pero en realidad nadie le conoce. Sentimos presencia de él, un poder que no podemos explicar y nos conformamos con una palabra: “DIOS” de algo que no conocemos.
Decimos que Dios existe, que es perfecto, infinito, y absoluto, y lo ubicamos dentro de nuestro circulo a la vez que transciende todo cuanto existe, y clamamos: “La circunferencia esta en todos lados y el centro en ninguno”, cuando en realidad Dios es una realidad arquetípica o en formación dentro de la mente del hombre. Porque sí Dios creó y dio existencia al hombre, el hombre también creo a Dios y debe darle existencia real en su vida.
El hombre es el punto de realización de todo cuanto existe para la humanidad, de modo que es en el hombre donde el arquetipo o Dios deberá tomar presencia y realización. No podemos exclamar que Dios es todo amor, perfección y omnipresencia cuando nosotros mismos no hemos adquirido ese conocimiento a través de nuestra propia experiencia vivencial. El hombre no puede vivir de palabras ni de fe ciega, el hombre tiene una pulsión nacida desde lo profundo del inconsciente que es “El ansia por saber”, La libertad y realización del hombre radica exactamente en eso, en conocer. Y el conocimiento exige realización y comprobación, y es en el hombre mismo donde este concepto debe realizarse como una realidad.
Dios de ningún modo es sometimiento, ignorancia, fanatismo, ni mansedumbre, Dios es conocimiento, libertad, y comprensión a través del análisis, razón, lógica, experiencia y poder. Porque tampoco podemos negar su existencia, pero sí podemos buscar por nuestros propios recursos y experiencia su comprobación y realización. Porque Dios para el hombre, es el hombre ideal, es el anhelo más elevado que es capaz de concebir, es todo aquello que él desea que exista y sobre todo en él mismo. Y esto, ya le da existencia como algo posible de alcanzar… El error más grande del hombre, y que le a provocado dolor, sangre y muerte, es seguir ciegamente palabras ajenas, de Hombres igual a él, que se dicen vicarios de Dios sobre la tierra y portadores las palabras y deseos de Dios, cuando en realidad solo portan sus deseos e intereses personales, mezquinos y egoicos envueltos en disfraces de nobles propósitos y con promesas de un “cielo” o “nirvana” que ellos posiblemente no puedan alcanzar ni estén en condiciones de prometer.
Cuando el hombre alcance la realización perfecta, de ese Dios arquetípico que porta en el subconsciente o inconsciente, entonces Conoceremos a Dios manifestándose sobre la tierra en forma encarnada, pero antes el hombre debe alcanzar su propia libertad, porque solamente él mismo puede salvarse de las cadenas que porta en consciente e inconsciente heredadas o adquiridas por su idiosincrasia familiar, nacional, racial, etc.
Dios existe ya como un poder o un ser inteligente, teísmo o deísmo no importa, porque al final de todo, hasta hoy, no le conocemos, pero sentimos su presencia y ante nuestra ignorancia solo podemos llamarle Dios.
Dios en si es poder, y el hombre ante una posible semejanza o proyección de él, debe alcanzar en alguna medida sus cualidades y capacidades de poder, porque ninguna imagen o semejanza esta completa si falta alguno de sus atributos. Las religiones han castrado y esterilizado a un gran numero de seres humanos, al despojarlo del poder creador de Dios, y le han convertido en “borregos” de mansedumbre que siguen con fe ciega los dictados de “Pastores” que de ningún modo son asignados o representantes de Dios sobre la tierra, y en otras ocasiones se han vuelto peligrosos y ciegos combatientes que se inmolan y asesinan en nombre de Dios bajo la promesa de estos mismos “Pastores” o “Sacerdotes” si así se les prefiere llamar, de un cielo, nirvana, salvación o riquezas en el mundo del espíritu… El pecado más grande del hombre, es dejar de razonar por sí mismo, y permitir que otros piensen y decidan por él.
Nadie puede salvar al hombre, sino es por el hombre mismo. Salvarlo de las cadenas mentales que le sujetan y le impiden su propia realización. La salvación del hombre radica en la realización de sus ideales y anhelos, en rescatar su propia originalidad primigenia y llevarla a los más altos niveles de realización. La felicidad del hombre no está en los valores materiales, sino en los valores internos, llegar a ser lo que siempre deseo ser, no los deseos inducidos subliminalmente por una educación, sociedad, gobierno, religión, etc.
Dios y el hombre son uno solo en formación, y conforme se forma y evoluciona el hombre, en esa misma medida evoluciona el Dios que porta dentro de él. La realización de Dios… Es la realización del hombre.
El hombre debe buscar la perfección en él, no en los demás, Debe buscarla aquí sobre la tierra, no esperarla en un cielo que no tiene la certeza de que exista ni de poder alcanzarla después de muerto. El hombre religioso espera la segunda venida de Jesús el Cristo, pero no ha comprendido, que tal ser de perfección requerirá un vehículo para manifestarse en este plano tridimensional y material, un vehículo cuya perfección haya sido alcanzada y realizada en todos sus sentidos, y esto solamente los podrá hacer el hombre por sí mismo, no por palabras ni esfuerzo ajeno… Mi padre cuando vivía, me decía: “El que es estúpido aquí en la tierra, lo seguirá siendo después de muerto en el cielo”, quizás lo que intento decir fue: “El que se ha realizado en plenitud aquí en la tierra, también será realizado en el cielo después de muerto”.
“Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder” 1 Co.4:20
Fraternalmente.
Lázaharo Hael,’,