Las consonantes fueron conservadas, pero los puntos para las vocales, esenciales para la correcta articulación, habían sido olvidados. (El presente sistema masorético de puntos para las vocales fue introducido apenas en el siglo diez A. de C.) Esto fue entretejido en una hermosa alegoría del descendimiento a la materia y de la caída del hombre; pues sumergidos en agua como estamos en nuestro actual período evolutivo, no podemos emitir la palabra ni conocer la divina Naturaleza en su plenitud, y sólo podemos percibir la cáscara o cubierta de las cosas, representada por las consonantes que quedaron.
Y ni aún esto entendemos, y por lo tanto, hasta para esa parte del Divino Nombre es necesario un secreto substituto y es así como en la tradición siempre que aparecía la palabra, Yahveh durante la lectura de la Ley, era substituida por el nombre Adonai (que significa "mi Señor"). (La moderna palabra Jehová se forma usando las consonantes JHVH, e intercalando las vocales de la palabra Adonai).
La tradición tiene los ojos en el futuro esperando que el tiempo o las circunstancias restituyan el método original de pronunciación, y el hombre retornará a Dios de quien provino, ya capaz de pronunciar la palabra en todo su gran poder, para comandar las fuerzas latentes en su propia divinidad.
Todo esto fue entretejido por la doctrina del Logas, la Palabra de Dios, explicada tan admirablemente por Filón, y conocida de todos los cristianos a partir de las palabras iniciales del Evangelio de San Juan; ya que toda la tradición de la divina Palabra se deriva de los Misterios de Egipto.
El verdadero tetragrámaton no era el Nombre de Dios en hebreo, sino otra palabra mucho más antigua, que ha sido siempre conocida por los iniciados de grado superior. Un desarrollo cristiano este simbolismo está en la figura de una joya usada por cierto alto oficial en el Rito Escocés.
Bajo el antiguo pacto la palabra fue perdida, y aún cuando fue restaurada por el descubrimiento de una cierta bóveda secreta, su verdadera pronunciación quedó sin conocerse; la terminación de la pesquisa no se logró, a pesar de que ya se vislumbraba.
El nuevo pacto agregó en el centro todavía una letra más, la mística Shin (sonido sh) emblemática del fuego y del Espíritu; y de tal modo, la palabra Jehová se convirtió en Jehoshva, el Nombre del Cristo. Tales cosas son una alegoría ya que sólo encontrando el Cristo en el corazón es como se puede redescubrir la palabra perdida, y tal hallazgo por sí mismo trae el conocimiento del verdadero tetragrámaton; el secreto del eterno ser del hombre, que desde el principio ha sido escrito en la cruz del sacrificio, y siempre guardado oculto en el corazón del mundo en medio de las cosas secretas de Dios.
Este es el bosquejo relámpago de los Misterios Judíos, cuya tradición fue llevada a Roma, de donde pasó a los Colegios y de ellos a las fraternidades del Medioevo, emergiendo finalmente en los rituales especulativos de los grados de la Hermandad, en el siglo dieciocho, en el Santo Real Arco y el grado de Maestro Masón Mark, y en esos otros emblemas y ceremonias que han sido incorporados a algunos de los grados subsidiarios pertenecientes en su simbólica era al antiguo convenio.
Los Misterios Judíos son la fuente de nuestra presente tradición, pues los tres grados de la Hermandad son, y siempre han sido, la base de todo el sistema de iniciación Masónica, puesto que ellos son el estuche de las reliquias de los Misterios Menores y Mayores de Egipto, únicos que pueden ser llamados grados, en su forma original.
Sin embargo, antes de pasar a nuestro siguiente eslabón en la cadena Masónica de genealogía -el de Roma y sus Colegios- nos vendrá bien tomar nota de algunos de los otros grandes sistemas basados en Misterios que alcanzaron renombre en el mundo antiguo.Alcoseri http://groups.google.com/group/secreto-masonico