Los Secretos masónicos de la Acacia
Los Maestros y Maestras Masones viajan de Oriente a Occidente y de Septentrión al Mediodía, para esparcir por la Tierra las semillas de Luz Masónica, unir lo que está separado y propagar las ideas democráticas y filantropías de la Masonería por todo el Orbe.
Al decir que un masón conoce la Acacia, quiere decir que conocen la Francmasonería en forma general y la Maestría en lo particular.
La Acacia recuerda al Maestro Masón que una rama de ella sirvió de señal inconfundible para descubrir la tumba del Maestre Hiram Abiff, y hojas aún con mucho tiempo cortadas del mismo Árbol de la Acacia siguen con un Verdor que nos Recuerda la Resurrección de Hiram, que aún con el cuerpo putrefacto es capaz de Volver a la Vida Plena Nuevamente.
En efecto; por su mágico verdor constante y su madera incorruptible e inalterable, la Acacia es el emblema mágico de la Inmortalidad del Alma, una de las aspiraciones del Masón es crearse para sí una Alma Inmortal capaz de sobrevivir a la Misma Muerte. Esta Inmortalidad sólo se consigue descubriendo, estudiando, desarrollando, trabajando y sosteniendo los principios alquímicos ocultos de la trasmutación el Alma, una filosofía alquímica enseñada por la Francmasonería.
La Acacia posee también las propiedades de ser perjudicial a los insectos dañinos, y a ciertas especies de mamíferos, a los que mata o rechaza, y de inclinar sus hojas hacia abajo durante la noche, en tanto que apenas aparece el Sol en el Oriente, se yerguen de nuevo para dirigirse hacia el astro rey durante el día y seguir la dirección de éste, durante su recorrido por la Bóveda Celeste, para nutrirse de sus dorados rayos luminosos.
Estas mágicas propiedades de la Acacia enseñan al Masón que debe rechazar los vicios, practicando el rechazo de los malos pensamientos, como aquella que rechaza a los insectos perjudiciales, pero aún así las hojas de la Acacia son el Alimento de Grandes y dignos mamíferos como las Jirafas, los Impalas entre otros. Las hojas de la Acacia se cierran a la Oscuridad del pensamiento y de la acción, pero se abren a la Luz de la Verdad. Y sus hojas igualmente buscan la fuente de la Luz constantemente, al igual que el masón debe guiar su corazón hacia la Fuente Universal de la Gran Luz.
Vicente Alcoseri – moderador del foro secreto masónico
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