MELCHO OCAMPO
Melchor Ocampo (n. Maravatío, Michoacán, 5 de enero de 1814 - Tepeji del Río, Hidalgo, 3 de junio de 1861). Bautizado con el nombre de José Telésforo Juan Nepomuceno Melchor de la Santísima Trinidad, fue un abogado, científico y político.
Nació en Maravatío, territorio del actual estado de Michoacán. Desde temprana edad tomó una postura liberal, lo que se debió, en gran medida, a que viajó a Francia y fue influido por las ideas de libertad. Desempeñó cargos políticos de mucha importancia en México; por ejemplo, fue gobernador de su estado natal. Redactó las leyes de Reforma y firmó el tratado de Ocampo-McLane. Su famosa epístola se lee en algunas ceremonias civiles. Murió fusilado en 1861. En su honor su estado natal se renombró Michoacán de Ocampo.
Estudió en el seminario de Morelia y después leyes en el colegio seminario de México (Universidad Pontificia). Trabajó en un bufete jurídico desde 1833. Viajó a Francia en 1840 y ahí fue influido por las doctrinas liberales y anticlericales de la Ilustración francesa. Más tarde regresó a Michoacán para trabajar en su hacienda y dedicarse a la práctica del derecho y a la investigación científica sobre el campo catalogando la flora y fauna de la región y estudiando lenguas indígenas. Su colección de libros fue una de las mejores de México.
Fue electo diputado en 1842, en 1846 fue gobernador de Michoacán enfrentándose a la invasión norteamericana. Fue secretario de Hacienda en 1850. Uno de sus proyectos fue tan controvertido que causó un gran conflicto entre conservadores y liberales y fue obligado por el presidente Santa Anna a dejar el país. Se refugió primero en Cuba y luego en Nueva Orleáns donde se encontró con otros liberales, entre ellos Benito Juárez. En esta ciudad se dedica a la publicación de folletos para promover cambios políticos en México. El resultado de sus esfuerzo fue el Plan de Ayutla (1855) para derrocar al dictador Santa Anna y llevar al poder al general liberal Juan N. Álvarez. En el gobierno de éste fungió brevemente como ministro de Relaciones Exteriores.
Durante el gobierno de Juárez fue nombrado ministro de Gobernación, encargándose también de los ministerios de Relaciones, Guerra y Hacienda. De esta época son las famosas Leyes de Reforma, que separaron la Iglesia del Estado, y de cuya redacción fue él uno de los principales autores.
Participó en la redacción de las nuevas Leyes Civiles, que a la postre darían sentido a la política liberal y terminarían reformando la Constitución de 1857, con el fin de independizar los negocios civiles y políticos con respecto de los eclesiásticos. El 23 de julio de 1859 el entonces presidente interino D. Benito Juárez expide en el Puerto de Veracruz, la "Ley de Matrimonio Civil" que contiene 31 artículos. En el artículo 15º a manera de formalización ceremonial del matrimonio se incluyó la famosa epístola atribuida a Melchor Ocampo, la cual figura a continuación:
...Que éste es el único medio moral de fundar la familia, de conservar la especie y de suplir las imperfecciones del individuo que no puede bastarse a sí mismo para llegar a la perfección del género humano. Que éste no existe en la persona sola sino en la dualidad conyugal. Que los casados deben ser y serán sagrados el uno para el otro, aún más de lo que es cada uno para sí. Que el hombre cuyas dotes sexuales son principalmente el valor y la fuerza, debe dar, y dará a la mujer, protección, alimento y dirección, tratándola siempre como a la parte más delicada, sensible y fina de sí mismo, y con la magnanimidad y benevolencia generosa que el fuerte debe al débil, esencialmente cuando éste débil se entrega a él, y cuando por la sociedad se le ha confiado. Que la mujer, cuyas principales dotes son la abnegación, la belleza, la compasión, la perspicacia y la ternura, debe dar y dará al marido obediencia, agrado, asistencia, consuelo y consejo, tratándolo siempre con la veneración que se debe a la persona que nos apoya y defiende, y con la delicadeza de quien no quiere exasperar la parte brusca, irritable y dura de sí mismo. Que el uno y el otro se deben y tendrán respeto, deferencia, fidelidad, confianza y ternura, y ambos procurarán que lo que el uno se esperaba del otro al unirse con él, no vaya a desmentirse con la unión. Que ambos deben prudenciar y atenuar sus faltas. Que nunca se dirán injurias, porque las injurias entre los casados, deshonran al que las vierte, y prueban su falta de tino o de cordura en la elección, ni mucho menos se maltratarán de obra, porque es villano y cobarde abusar de la fuerza. Que ambos deben prepararse con el estudio y amistosa y mútua corrección de sus defectos, a la suprema magistratura de padres de familia, para que cuando lleguen a serlo, sus hijos encuentren en ellos buen ejemplo y una conducta digna de servirles de modelo. Que la doctrina que inspiren a estos tiernos y amados lazos de su afecto, hará su suerte próspera o adversa; y la felicidad ó desventura de los hijos será la recompensa ó el castigo, la ventura ó la desdicha de los padres. Que la sociedad bendice, considera y alaba a los buenos padres, por el gran bien que le hacen dándoles buenos y cumplidos ciudadanos; y la misma, censura y desprecia debidamente a los que, por abandono, por mal entendido cariño, ó por su mal ejemplo, corrompen el depósito sagrado que la naturaleza les confió, concediéndoles tales hijos. Y por último, que cuando la sociedad ve que tales personas no merecían ser elevadas a la dignidad de padres, sino que sólo debían haber vivido sujetas a tutela, como incapaces de conducirse dignamente, se duele de haber consagrado con su autoridad la unión de un hombre y una mujer que no han sabido ser libres y dirigirse por sí mismos hacia el bien.
Murió Melchor Ocampo fusilado (asesinado cobardemente, por enemigos de México, ¿su único pecado?: ¡Amar a su Patria y desear que México y sus habitantes fuesen libres!), en Tepeji del Río el 3 de junio de 1861 por los conservadores del general Leonardo Márquez. El 6 de junio de 1861, fue sepultado en el panteón de San Fernando. Sus restos fueron traslados a la Rotonda de los Hombres Ilustres el 3 de junio de 1897. En su honor, su estado natal ahora se llama Michoacán de Ocampo.
En su testamento dice:
Me despido de todos mis buenos amigos y de todos los que me han favorecido en poco o en mucho y muero creyendo que he hecho por el servicio de mi país cuanto he creído en conciencia que era bueno… Lego mis libros al Colegio de San Nicolás, de Morelia, después de que mis señores albaceas y Sabás Iturbide tomen de ellos los que gusten.
Se ha hecho famosa una de sus epístolas que solía leerse habitualmente en los matrimonios civiles en México.
Su biógrafo, Raúl Arreola Cortés, escribió:
Sólo veinte años (1842-1861) Ocampo actúo en los asuntos públicos de la nación, un periodo que fue decisivo en el orden internacional. Los principales acontecimientos del mundo en esa época tuvieron repercusión en los asuntos internos de nuestro país. En esos años se formaron los grandes dominios coloniales de Inglaterra y Francia en los continentes americano, asiático y africano, principalmente; en tanto que, en nuestra América, se extendió el dominio de los Estados Unidos... La revolución industrial fortaleció el liberalismo económico y político; la democracia burguesa y el régimen republicano avanzaron y la aristocracia feudal fue sustituida por la burguesía capitalista como clase dominante...