Prologo:
La atracción de los opuestos es una ley universal, y como tal, solo puede ser parte de la naturaleza de Dios.
La atracción es uno de tantos nombres que tiene el amor. Que como fuerza cobra manifestación de acuerdo y con las características del vehículo y consciencia por el cual se manifiesta.
La apoteosis de dos amantes, es llegar a sentirse dioses al unirse en el paroxismo del sagrado acto del amor convirtiéndose en uno solo.
“EL AMOR DE LOS OPUESTOS”
La dualidad en el universo es el principio de toda manifestación, la ley de la atracción o de los puestos se da en todos los ámbitos y rincones del cosmos, es una ley universal, es una ley de Dios… y como tal solo puede ser parte de su propia naturaleza.
Esa fuerza que llamamos amor, es una de tantas expresiones que tiene la ley de atracción, el amor de los opuestos. Porque la atracción no es normal o común entre iguales, y la física nos lo confirma al decir “Polos iguales se repelen, polos opuestos se atraen”, cuando las polaridades opuestas se unen tienden a complementarse entrando en armonía.
En lo cósmico, los opuestos se dan por sus polaridades de positivo y negativo. Siendo positivo el que tiene más y está en condiciones de aportar o dar lo que carece el negativo.
Esta ley es universal y en apariencia contempla un proyecto que se da en forma análoga entre los cuerpos desde los más pequeños hasta las grandes masas y conjuntos estelares.
El hombre no es ajeno a esta ley, ni distinto al universo, el hombre es gregario, y es menester por ley divina, su unión con su opuesto, es una pulsión instintiva y psicológica a la que no puede escapar y que no es producto de su razón, sino de su naturaleza.
El amor entre pareja, es el inicio de una estructura humana más compleja, como lo es la familia. Los hijos es el elemento conciliador entre los opuestos y punto de unión entre ellos. La felicidad es producto de la estabilidad y progreso. No permitan que la adversidad destruya vuestra felicidad. Porque la adversidad es el elemento necesario en el desarrollo y fortalecimiento de todo musculo, de todo ser viviente y de todo matrimonio; Nada puede evolucionar hacia una perfección y realización sin la adversidad. Es tanto como pedirle al hombre que avanzara al caminar suspendido en el aire sin la oposición del piso, el suelo, o a tierra. La adversidad son los escalones que les permitirá alcanzar nuevos y superiores estados evolutivos que le proporcionaran una nueva estabilidad más fuerte para enfrentar nuevos y mayores retos. El hombre una vez que ha salido del útero materno, no le es posible regresar… Solo le resta avanzar enfrentando los retos del mundo y de la vida.
El hombre nunca está solo. Dios es su socio, y el hombre es su inversión. Dios es el aspecto positivo y la humanidad es su aspecto negativo. El positivo siempre será atraído por la acción del negativo, por ello, Dios siempre responderá en la misma intensidad que el hombre lucha por su realización y trascendencia. El positivo siempre dará al negativo, o sea que toda acción de Dios será a través del hombre.
La humanidad es la parcela, donde las grandes divinidades siembran los próximos dioses. Porque así como el hijo biológico al crecer se convertirá en hombre como su padre. Así los hijos de Dios algún día serán dioses… Pero el Olimpo solo es para los triunfadores, aquellos que han rehuido a la batalla, no son dignos del laurel y el olivo.
El triunfo no siempre será para quien inicia la batalla, en muchas ocasiones el triunfo del padre es la victoria de los hijos. Pero los hijos no deben luchar por los padres, sino por los hijos que vendrán a través de ellos; La vida es una siembra eterna, donde uno siembra y otro es el que cosecha. Sembremos buena semilla para que la cosecha sea buena; Las grandes y poderosas familias, son aquellas que sembraron con los ojos puestos en el futuro. Esas familias poderosas en dinero, amor, estabilidad, progreso, entre muchas cosas más, es porque sus integrantes se han preocupado por la siembra.
“La siembra es voluntaria, la cosecha es obligatoria”. Si. Es un decreto divino, es la ley de la física oficial de “A toda acción corresponde una reacción” o la ley mística del “péndulo” o del “Bumerán” donde toda acción regresa a sus orígenes incrementada en fuerza; El conocimiento empírico del pueblo, es experiencia vivencial, recuerda: “Siembra vientos y cosecharas tempestades”… Empecemos a sembrar buenos propósitos, cultivemos nuestros sueños, ideales, y anhelos. Busquemos el camino correcto, no nos desviemos por caminos pseudo fáciles que solo nos llevaran al dolor y sufrimiento; Llevemos siempre en nuestra mente los deseos de Dios, Ese Dios de amor y perfección que cada quien es capaz de concebir o percibir; Imitemos a los triunfadores, no nos refugiemos entre los fracasados tratando de justificar nuestros errores por los fracasos aún mayores de otros, Seamos honestos con nosotros mismos, reconozcamos cuando nos equivocamos, porque no es vergonzoso equivocarse, vergonzoso seria justificar nuestros errores sabiendo que nos hemos equivocado. Seamos honestos en nuestras propias apreciaciones y juicios, vergonzoso seria vivir en el error y no darnos cuenta de ello. Porque todos tenemos una moral interior, que de algún modo nos hace saber nuestro incorrecto modo de vivir, no seamos sordos a nuestra voz interior, porque algún día nuestra consciencia nos gritara a la cara nuestra responsabilidad por nuestros fracasos.
La honestidad es anterior al amor. Seamos honestos al escuchar al amor, seamos honestos en nuestros juicios y no justifiquemos lo incorrecto por el amor, la vida no es fácil, pero es a través de esta dificultad que progresamos.
Afrodita se ha confabulado con Cupido y Eros para hacernos volar entre sueños de amor. Los seres entre más evolucionados más responsabilidad tienen por sus actos; El amor carnal también es una forma de amor espiritual, sin embargo, el hombre tiene consciencia superior a los animales; entre humanos el amor carnal sin amor espiritual es vacio, engañoso, y efímero, que solo deja algo de amargura y decepción; El amor sexual cuando es respaldado por el amor sentimental, nos hace sentir dioses en el acto supremo del amor. El amor sentimental nos hace desear a la compañera una y otra vez, el hastió no existe cuando el amor verdadero tiene existencia en nosotros, y la compañía de nuestra pareja siempre será agradable y esperada.
Lleguemos a la muerte con la satisfacción de habernos esforzado por cumplir los deseos de Dios. Porque nuestra naturaleza habla de los deseos Divinos. El gregarismo, el impulso sexual, la atracción hacia la belleza, al arte, la intelectualidad, la espiritualidad, entre muchas más. Solo son expresiones distintas de una sola fuerza… El amor.
El hombre como la mujer, cobran realización no tanto por los tesoros materiales acumulados en la tierra, sino por alcanzar la realización de ese ideal, de ese anhelo que muchas veces dormita en forma arquetípica en nuestro subconsciente y que nos impulsa a buscarlo, en ocasiones no sabemos con exactitud como es, solo sabemos que al tenerlo enfrente sabremos que lo hemos encontrado.
El Hombre como la Mujer, tiene varios cuerpos, como son: El físico, Emocional, Intelectual, psíquico, y Espiritual. El amor cobrará mayor expresión a través del cuerpo que tenga mayor desarrollo. Existen personas que el amor no lo encuentran exactamente en otra persona, sino que se llenan o realizan en creaciones propias como el arte, ciencias, humanidades, entre otras más; Quizás, sin llegar a afirmarlo, podrían ser personas más evolucionadas, porque la felicidad del amor, no debería cimentarse en la existencia o correspondencia de otra persona y menos en objetos materiales, sino de uno mismo, de hecho nadie puede amar a otra persona si no se ama a sí mismo, el amor solo es una expresión de uno mismo reflejado en otra persona o ser.
La famosa frase de las bodas religiosas “Lo que Dios unió, no lo separe el hombre” no se refiere exactamente a la unión de hombre y mujer, sino al matrimonio de cuerpo y alma, y cuando la consciencia física o cerebral se una con la consciencia del alma, y sean consciente como unidad, entonces se habrán consumado el matrimonio perfecto, el amor perfecto que existe por sí solo.
Sigamos el sendero del “Bushido”. Seamos Guerreros Íntegros, Honestos y Felices en la lucha, encontremos la muerte en la batalla con la espada en la mano, sin arrepentimientos ni frustraciones porque fuimos impecables en todo momento, Luchamos y vencimos aun en la derrota. Porque ante la muerte nadie vence, y solo se convierte en victoria para el guerrero impecable que con honestidad puede decir “jamás rehuí al combate de la vida”.
Este es el guerrero que se ha elevado sobre las dificultades de la vida y del mundo para reclamar los cielos para continuar luchando en compañía de los dioses… Porque la vida como la lucha no terminan con la muerte.
“El amor es la fuerza que creo, sostiene y da manifestación al universo” Fraternalmente.
Lázaharo Hael,',
Nota:
El presente, son reflexiones y meditaciones personales. No representan necesariamente la opinión de la orden.
No escribo para todos, sin embargo, todos son invitados a leerlo.
Culiacán, Sinaloa. México. A 20 de abril del 2011.