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General: Los pensamientos fanatizados forman las actitudes.
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De: Alcoseri (Mensaje original) |
Enviado: 03/05/2013 16:11 |
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Los
pensamientos fanatizados forman las actitudes. Si una persona piensa
continuamente de cierta manera se cristaliza o se solidifica, todos esos
pensamientos cristalizan en una actitud digamos fanatizada. Supongamos que
usted siempre pensó que tal o cual idea religiosa o política era la correcta.
Se ha identificado con ese erróneo pensamiento miles y miles de veces. Con el
paso del tiempo esos miles y miles de pensamientos asociativos y similares llegan a formar un sólido depósito
en la mente. Esto se llama cristalización mental, que es el principio del
fanatismo ideológico, sea este de cualquier tipo: religioso o político. Tal
cristalización fanatizada de
pensamientos similares y condicionados forma una actitud mórbida, de modo que tiene
en usted una actitud hacia las demás personas que ha sido formada por haber
pensado una y otra vez que los otros deberían pensar en razón a su ideología religiosa.
En Masonería hay que empezar siempre consigo mismo siempre. ¿Nos damos cuenta
de nuestros propios fanatismos? Nuestro fanatismo es causa de mucha infelicidad
tanto para usted como para los otros. Devora nuestra fuerza todos los días y
así produce una secreta insatisfacción espiritual.
Hace que uno sea extremadamente susceptible o irritable o cambiante o produce
manifestaciones similares de debilidad, una menta abierta es la cura para
el fanatismo. Pero además de todos los males
que su presencia pone de manifiesto en nuestra vida psíquica —y asimismo en
nuestra vida somática o corporal se nota afectada— el mayor mal al que está
ligado es el de sernos inaccesible a las demás personas, obrando el fanatismo silenciosamente en las tinieblas
que están más allá de nuestra conciencia. Si más tarde una persona aprende a
observarse, por lo cual quiero decir llegar conocerse a si mismo, permanece
entonces inmóvil en medio del carrusel y es testigo de una extraordinaria
multitud pensamientos que nacen y mueren en su cerebro , de la cual muchos son
subconscientes y casi siempre grotescos
y deformados, o simplemente malvados. Esos son los pensamientos sobre los
cuales una persona está por lo general dominada. Si se identifica con estos pensamientos. Pero aunque puede observar
cada vez más los diversos pensamientos que le llegan y por ese método extraer
de ellos cada vez más el sentimiento de yo, no puede observar una actitud. Esta
es la dificultad. Ahora bien, un pensamiento no la hace necesariamente actuar,
pero una actitud cristalizada sí. El
secreto de su poder reside en su situación —esto es, opera un poco más allá del
alcance de nuestra auto-observación directa—.Está fuera de la reducida área de
conciencia en la que se mora de costumbre en la vida. Pero una sincera práctica
de la auto-observación lleva gradualmente a la conciencia las cosas que están
en las sombras y éstas, a su vez, hacen salir las cosas que permanecen en las tinieblas.
Si se empieza a acrecentar la conciencia de uno mismo mediante la observación
de lo que es accesible, luego, al cabo de un tiempo (según nuestra capacidad de
aguantar unchoque) uno llega a darse cuenta de la existencia de uno mismo
—nuestro modo de ser psíquico—, de las cosas que no nos atribuíamos a nosotros
mismos sino sólo a los otros. Recuerden que proyectamos a los otros aquello de
lo cual no somos conscientes en nosotros mismos —un encantador artificio al
cual todos apelamos y que tanto contribuye a la paz y armonía de la vida humana
en nuestro planeta. Ahora bien, tenemos aquí otro ejemplo de pensamientos
cristalizados. Supongamos que una persona ha empezado a pensar en una temprana
etapa de su vida que la gente no gusta de ella.Se ha entregado libremente a ese
pensamiento y sin traba alguna. Ha tenido el mismo pensamiento una y otra vez,
año tras año, hasta que ha cristalizado en una actitud. Es ahorauna persona que
ha logrado mucho éxito, rodeada de amigos que la quieren. Pero hay en ellaalgo
que anda mal, una mirada triste, lejana, una queja. La actitud está obrando en
secreto,extrayendo su fuerza, sin que lo sepa. Pues bien, hay una cosa curiosa
en lo relativo a laactitud. Como dije, una persona puede observar sus
pensamientos pero no sus actitudes:asimismo un pensamiento no la hace
necesariamente actuar, pero una actitud siempre la hace,sin que se dé cuenta en
absoluto de ello. Dicha persona suspira, tiene una mirada triste, lejana;o
actúa como si la hubieran agraviado, o parece sorprendida cuando se le da algo,
etc. Todoello es causado por la actitud que obra en el trasfondo de su personalidad.
Las actitudesescondidas la hacen actuar mecánicamente — en suma, hacen que
suspire, que parezcadesdichada, que actúe como si la hubiesen abandonado, y así
sucesivamente— aunque nohaya razón exterior alguna para que esto sea así. La
consume. Le extrae su fuerza, como elgusano devora en secreto la rosa. Pero lo
curioso es que aun cuando la gente le asegurediariamente que simpatizan con
ella o aun cuando le den una evidencia irrefutable de que le prestan realmente
atención, para ella esto no hace diferencia alguna, o si lo hace es
sólomomentánea. La actitud sigue ejerciendo su maligno poder desde su oscura
morada. Amenudo la acompañan exquisitas formas de auto-conmiseración. Es en
verdad uno de los poderes de las tinieblas: y cada seguridad, cada prueba, será
rechazada sin que se sepa por qué. Esta clase de sufrimiento inútil es
extremadamente común. Extrae enormes cantidades defuerza de la humanidad que es
utilizada en otro lugar
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