Inconsciente, Alma y Dios
Lázaharo Hael
A.’.L.’.G.’.D.’.G.’.A.’.D.’.U.’.
CULIACÁN, SINALOA. MÉXICO. 02 DE MARZO DEL 2011. E.’.V.’.
R.’.L.’.S.’. TOLERANCIA No.15
JUR.’. A LA M.’.R.’.G.’.L.’.DE A.’.L.’.Y AA.’.MM.’. DE SIN.’.
V.’.M.’. y QQ.’.HH.’. TODOS.
Prologo:
Siempre queda algo en el tintero que no se pudo expresarse. Este es el
caso del trazado anterior: “El Hombre, Eterno desconocido” donde el
presente solo es una continuidad del mismo.
Como una aclaración, cuando menciono al hombre me refiero al género
humano, hombre y mujer.
“Inconsciente, Alma y Dios”
Se dice que Dios es perfecto, absoluto, e infinito. Y que el alma
siendo una emanación y parte de Dios, es perfecta. A lo que Fiedrich
Nietzsche (Zaratustra) responde “Este mundo, eternamente imperfecto,
imagen, e imagen imperfecta, de una contradicción eterna - un ebrio
placer para su imperfecto creador”
El problema del hombre para comprender su propia esencia, es su
indolencia o ausencia de deseo para pensar y reflexionar sobre el tema
de la creación del universo y del hombre. Ambos debieron haber tenido
un objetivo, un propósito. Pero aceptar esto, es reconocer que Dios al
buscar “algo” con ese propósito, Implicaría que le faltare algo, por
lo tanto no es perfecto, absoluto, ni infinito... y el alma del hombre
tampoco.
Ahora. Pudiese ser que la creación del universo fue un acto
inconsciente de Dios, producido por su propia naturaleza. Como ejemplo
tenemos al Sol cuyos rayos y calor germinan las plantas,
desencadenando el resto de la cadena de vida sin tener consciencia de
ello.
Otra opción quizás seria que el concepto que tenemos de Dios, no sea
tan correcto o exacto como pretendemos. Y que existe la posibilidad de
que el Dios que tendemos tener, sea una inteligencia superior pero en
proceso evolutivo y que la creación del universo, incluyendo al
hombre, sea un medio para avanzar en su proceso evolutivo... y del
alma también.
El inconsciente de la mente del hombre al igual que Dios, son
incognoscibles e inefables. Y a ambos solo le conocemos en la medida
de sus manifestaciones y el grado de consciencia que los observa, o
sea que observamos el fenómeno pero no el sujeto. Según Sigmund Freud
existe el inconsciente y el pre consciente, este último algunas
escuelas místicas le llaman sub consciente y lo consideran como parte
de la menta del alma.
Se dice que Dios permaneciendo oculto a los ojos del hombre, anima la
vida a la vez que la condiciona a través de sus leyes cósmicas o de la
naturaleza. “Cuando Freud se refiere al inconsciente, lo hace en un
tono completamente determinante, en el sentido de reconocer en él lo
verdaderamente psíquico, la realidad de la vida anímica. Lo
inconsciente es más vasto, y dentro del círculo que éste comprende, y
se incluye la consciencia. Todo acto psíquico comienza como
inconsciente, y puede permanecer tal o bien avanzar desarrollándose
hasta la consciencia, según tropiece o no con una resistencia”.
Las pulsiones del hombre no son producto de la razón, y que el lugar
donde residen y emergen es el inconsciente, mismo que algunas escuelas
místicas le asignan como la mente del alma que es la que aporta la
mayor cantidad de energía anímica que el hombre requiere en su vida
diaria.
Lo que nosotros conocemos como la “voluntad” que siendo un producto de
la razón y libertad del hombre para decidir sobre sus actos, Friedrich
Wilhelm Nietzsche lo refuta diciendo: “la voluntad como facultad
psicológica, es el lejano eco de un combate ya disputado en lo
profundo del inconsciente y con anterioridad”. Sí, el de las fuerzas
instintivas que tienen su asiento y área de lucha en el inconsciente
del hombre. Y que la mente consciente toma como una idea y decisión
propia, cuando en realidad el impulso inicial viene del inconsciente y
el consciente solo busca la forma de de darle manifestación o
expresión en forma objetiva.
El sentido de la vida es la conservación de la misma vida, pero esta
es una resultante de la intencionalidad del ser. Entonces ¿Cuál es el
sentido o intencionalidad del ser al encarnarse en el hombre?
El hombre cobra consciencia de su realidad como individuo al hacerse
consciente de la realidad externa. El hombre se da cuenta de su
individualidad y separación del resto del universo y se define como
“Yo soy Yo”, al darse cuenta que no es el árbol, ni el rio, o la
montaña. Pero esta es la consciencia del hombre biológico. El ser
tiene su propia consciencia, y es aquella que nos vuelve conscientes
de ser conscientes… “La Autoconsciencia”.
Autoconsciencia, es la facultad con la cual en estados de meditación
profunda nos damos cuentas como observadores distanciados de nosotros
mismos, como fluyen los pensamientos y emociones sin el consentimiento
de nosotros, porque en esos momentos ya no estamos en la consciencia
ordinaria, sino que observamos desde la consciencia del alma.
San Pablo dice en varias formas y diferentes partes de la Biblia.
“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el espíritu de Dios mora en
vosotros?” 1Co.3:16 y el salmista clama a toda voz. “Yo dije: Vosotros
sois Dioses” Sal. 82:6. Observando las coincidencias entre la mente
inconsciente del hombre y Dios, sumados a los comentarios de San
Pablo, San Juan, y el Salmista. Pudiésemos deducir que el Alma del
hombre y Dios son “como” o una misma cosa.
El hombre es un ser en desarrollo, cuyas facultades como consciencia y
mente trata de desarrollar. Facultades que el alma traía en forma
“potencial”, como una semilla trae en forma potencial un bosque de
cedros. Por todo lo anterior podríamos concluir a mucho riesgo de ser
criticados o que se malinterpreten mis palabras, que tanto el alma
como Dios son seres o mentes en estado evolutivo.
La Cábala como el universo, manifiestan la alta “posibilidad” de la
existencia de muchos grados de inteligencias y mentes. De modo que
hablar de Dios, como el primero y absoluto, El punto de origen de todo
cuanto existe, está más allá de “AIN SOPH AUR” y no es posible, y
menos compararnos con él. Pero Dios como una inteligencia superior al
hombre, podríamos hacerlo en los términos de El Pseudo Dionisio
Areopagita con sus Santas Jerarquías Celestiales como Dioses menores
Que formaron el universo y al hombre como una necesidad para
evolucionar ellos mismos. ¿Acaso no es la misma alegoría del libro de
“Enoc” (Henoch),”El libro de Dzyan” y muchos más que existen en
variadas culturas y latitudes de la tierra?... ¿Serán estos Ángeles
los espíritus que se encarnaron como almas en el Hombre?
El alegórico Adán al encarnarse pierde el recuerdo de su divinidad, al
grado de olvidar el sendero de retorno a los mundos divinos. Adán como
consciencia encarnada se identifica con su “Físico” y “Ego” vehículos
que le permite toda manifestación en el plano terrenal. Pero este
vehículo por su naturaleza material, solo nos llevara hasta los
límites del materialismo intelectual. Si deseamos avanzar más, es
necesario buscar el vehículo adecuado que transcienda la materialidad
hacia los mundos etéreos del espíritu… En medio del jardín del edén
existían dos árboles, uno el del conocimiento o cuerpo físico de cuyo
fruto comió Adán. El otro era el de la vida eterna, el Alma… Después
de pasar por la columna de “Libra” la dualidad del universo, materia
y espíritu, al Adán no le es posible retroceder, y solo le resta
avanzar por el resto de las columnas o signos zodiacales hasta
trascender piscis y emerger en el oriente junto al sol en un nuevo
amanecer.
Isis siempre trata de revelar lo misterios que esconde tras sus tres
velos al iniciado que es capaz de comprender. El hombre posee dentro
de sí la llave del arcón de los misterios de la Vida, el Universo y
Dios. Pero quizás no lo sabe o no puede alcanzarla. El hombre es la
pieza fundamental de este misterio. Y no se puede sustraer a intentar
descifrarlo.
Conforme el hombre evoluciona, las exigencias o ansias por saber se
incrementan, y ya no es posible satisfacerlas por la fe y el dogma
religioso. Entonces el hombre empieza a preguntarse a sí mismo en
busca de respuestas. Los libros sagrados de varias religiones hablan o
insinúan que existe un conocimiento oculto, y nuestra biblia Judeo-
Cristiana no es la excepción. San Pablo en 1Co. 2:7 dice: “Más
hablamos de sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la
cual predestino antes de los siglos para nuestra gloria”… El
conocimiento esotérico no se refiere a algo fantasioso y lleno de
misterio, sino al conocimiento interior del hombre…O mejor expresado,
“Del Hombre interior”.
“Hombre conócete a ti mismo y conocerás al universo y a los Dioses”
Fraternalmente.
Lázaharo Hael. M,’, M,’,
Nota:
El presente, son, reflexiones y meditaciones personales, no
necesariamente representan la opinión de la orden.
No escribo para todos, pero, todos son invitados a leerlos.
Glosario:
Dionisio Areopagita (Atenas, s. I.) fue un obispo y mártir ateniense.
Según los Hechos de los Apóstoles, fue miembro del Areópago ateniense,
convirtiéndose posteriormente al cristianismo influenciado por Pablo
de Tarso. Sería así mismo el primer obispo de Atenas, habiendo sufrido
el martirio bajo el emperador Domiciano.
Durante siglos se le atribuyeron diferentes obras que actualmente se
consideran escritas por un anónimo teólogo bizantino denominado Pseudo
Dionisio, el cual viviría en Siria o Egipto entre los siglos V y VI
después de Cristo. Estas obras, de clara inspiración neoplatónica,
tuvieron una amplia influencia en la escolástica europea medieval.
Sería por tanto Pseudo Dionisio quien escribiría las cartas homónimas,
firmándolas con el mismo nombre, movido a resaltar seguramente la
autenticidad de las mismas.
Tenemos de él 4 tratados y 10 cartas que están en relación estrecha
con aquéllos.
Los tratados son:
• Sobre los nombres de Dios, donde se investiga la esencia y los
atributos divinos;
• Sobre la teología mística, en que se trata de la unión del alma con
Dios;
• Sobre la jerarquía celestial, que versa sobre los ángeles y su
agrupación en tres tríadas con tres coros cada una (la primera, está
compuesta de serafines, querubines y tronos; la segunda, de los coros
de las virtudes, dominaciones y potestades; la última, de ángeles,
arcángeles y principados); y
• Sobre la jerarquía eclesiástica, en que haciendo un paralelismo con
aquellas tríadas se habla de tres sacramentos, de tres grados en el
orden sacerdotal y de tres grados en los laicos, uno de los cuales, el
de los imperfectos, se divide de nuevo en otros tres.
Su obra fue traducida durante el siglo XV al latín por Ambrosius
Traversarius, introduciendo nuevamente en occidente su lectura.
Creó la teología negativa, según la cual no nos es dado decir lo que
Dios es, sino solamente lo que no es. Esta doctrina ejerció una gran
influencia en la ascética y la mística cristiana, y en el quietismo de
Miguel de Molinos.
El autor estuvo muy influido por el neoplatonismo, desde el que
intenta interpretar el cristianismo, aunque con el deseo de serle
fiel. Los monofisitas trataron de encontrar un apoyo en sus obras.
Traducido al latín por Juan Escoto Eriúgena en el siglo IX, su
teología negativa ejerció una gran influencia en la mística y la
Escolástica franciscana medieval.