Templarios y Sufis, padres de la Francmasoneria Moderna - Secreto Masonico

En el transcurso de las cruzadas, los templarios cristianos y los sufís islámicos, no solamente se enfrentaron en el campo de batalla, sin que confraternizaron en secreto. Existe documentación que demuestra claramente la relación de amistad entre el XVII Gran Maestre del Temple, Guillaume de Sonnac, y el sultán de El Cario. De hecho, parece que los antiguos templarios se asentaron en Medio Oriente por determinadas razones secretas, no solamente como custodios de la Tierra Santa, entre ellas confraternizar con sus hermanos iniciados árabes e intercambiar con ellos conocimientos ocultos y experiencias. Entonces, ni la ortodoxia islámica ni la católica sabían que dentro de las órdenes existían poderosos núcleos esotéricos dedicados a la alquimia, a las ciencias ocultas y a la magia ceremonial. Como ejemplo, los templarios ocultaron durante siglos la existencia en su seno de un circulo de cofrades secreto conocido por el nombre de los “Hijos del Valle” que luego se convertirían en los “Hijos de la Viuda”. Cuando comienzan a propagarse informaciones, sobre su existencia, los poderes de esa época se abalanzan sobre la Orden, provocando si no su fin, su clandestinidad y su proceso a convertirse en lo que hoy conocemos por Francmasonería. De ninguna manera la Iglesia Católica podía tolerar que la organización encargada de defender a la cristiandad en Medio Oriente mantuviera contactos fraternos con una organización mística islámica. Por una situación similar pasaban sus hermanos sufíes musulmanes de la Tarika Batin y los legendarios Alamut. Lo cierto es que tanto ambas órdenes los Templarios y la Sufís, en el fondo, eran auténticas Hermanas en Espíritu, miembros secretos de la Caballería Celestial. http://groups.google.com/group/secreto-masonico

En el transcurso de las cruzadas, los templarios cristianos y los
sufís islámicos, no solamente se enfrentaron en el campo de batalla,
sin que confraternizaron en secreto. Existe documentación que
demuestra claramente la relación de amistad entre el XVII Gran
Maestre del Temple, Guillaume de Sonnac, y el sultán de El Cario.
De hecho, parece que los antiguos templarios se asentaron en Medio
Oriente por determinadas razones secretas, no solamente como custodios
de la Tierra Santa, entre ellas confraternizar con sus hermanos
iniciados árabes e intercambiar con ellos conocimientos ocultos y
experiencias. Entonces, ni la ortodoxia islámica ni la católica
sabían que dentro de las órdenes existían poderosos núcleos
esotéricos dedicados a la alquimia, a las ciencias ocultas y a la
magia ceremonial. Como ejemplo, los templarios ocultaron durante
siglos la existencia en su seno de un circulo de cofrades secreto
conocido por el nombre de los “Hijos del Valle” que luego se
convertirían en los “Hijos de la Viuda”. Cuando comienzan a propagarse
informaciones, sobre su existencia, los poderes de esa época se
abalanzan sobre la Orden, provocando si no su fin, su clandestinidad
y su proceso a convertirse en lo que hoy conocemos por
Francmasonería. De ninguna manera la Iglesia Católica podía tolerar
que la organización encargada de defender a la cristiandad en Medio
Oriente mantuviera contactos fraternos con una organización mística
islámica. Por una situación similar pasaban sus hermanos sufíes
musulmanes de la Tarika Batin y los legendarios Alamut. Lo cierto es
que tanto ambas órdenes los Templarios y la Sufís, en el fondo, eran
auténticas Hermanas en Espíritu, miembros secretos de la Caballería
Celestial.