El que viaja hacia dentro de si mismo
En un
momento un francmasón llamado Selucre, decidió viajar hacia dentro de sí mismo, y llegar más adentro de lo que sería la simple carne,
huesos, sangre y músculos. Llegar a donde nadie antes habría llegado, sabía debía
dedicar tiempo a esta tarea, un viaje de auto descubrimiento.
Selucre
el francmasón a si mismo se dijo: Nada ni nadie me detendrá , ni yo mismo seré obstáculo
para llegar a la capa más profunda de mí.
Pronto se
dio cuenta que esto no era cosa de hacerlo un fin de semana, no era algo sencillo, no era ir a un Bosque,
contemplarse y en unas horas conectar con ese algo interior.
Esta
sería una tarea que le llevaría días, meses, y años, muchos años. Y que una
forma de contactar consigo mismo era interactuar con la gente, observarla,
convivir con ella, no era cosa de desconectarse del mundo, sino más bien de
vivir en el mundo pero sin estar atrapado por el mundo.
Y así,
poco a poco, paso a paso, fue observándose, y viajando hacia dentro, cada día
más y más adentro de sí mismo. Fue así, descubriendo cosas, una de las primeras
fue, que en su proceso se distraía con frecuencia, pero poco a poco fue
afinando su atención sobre sí mismo; este proceso era personal, muy personal, pero de cuando en cuando,
advertía que muchos otros al igual que él se empeñaban en dar con ese algo
dentro de sí mismo. Y con ellos compartía ciertas vivencias, que le ayudaban
con ciertas claves.
Pronto
este masón que viajaba hacia dentro de sí mismo, se dio cuenta de cosas de él
muy desagradables, y otras cosas al mismo tiempo muy portentosas, sólo que
estas cosas portentosas en el no estaban perfectamente desarrolladas.
Y
así, paso a paso un día topó con algo en
él, una sombra, que parecía debía vencer, sería sin duda una lucha titánica, pronto se aprestó, y
comenzó esa batalla, y tras batalla tras batalla, lo que creía no podía vencer,
esa sombra se convirtió en Luz. Pero, no sería la última batalla, pero tras
haber vencido en esa contra su sombra descubrió que él podía vencer
cualquier enemigo interno que se
presentase. Selucre
el masón comenzó a confiar en sí mismo, a vivir como masón digno, y capaz de
vencer a cualquier adversidad dentro y fuera de sí. Se convirtió en un Masón
exitoso y en un ciudadano exitoso.
Así momento
a momento, el viaje hacia el interior de este masón se hacía más y más
interesante, así un día se dio cuenta que Dios “El Gran Arquitecto del Universo”
había colocado claves en lo más interior de su alma, claves que nunca
encontraría fuera, ni en libros, ni en conversaciones con otros, eran claves
únicas y muy poderosas, claves que lo conducirían más dentro de sí mismo.
No era
una imaginación, lo que encontró en sí mismo era Real, autentico, más sólido
que lo del mundo exterior, descubrió un
infinito dentro de sí mismo; era el Todo
y la Nada dentro de un pequeño punto dentro de su propio centro como persona.
No era su cerebro, no era su corazón , no era su mente, ni su intelecto, ni sus
emociones, era algo más profundo que todo esto, era su punto, un punto
infinitamente pequeño y a la vez infinitamente enorme, un algo inmortal que sobrevivirá
a su muerte física, y que incluso se proyectaba
por todo el océano cósmico.
El viaje de este francmasón hacia dentro de sí
mismo, no ha terminado apenas y comienza, hará muchas cosas más por descubrir,
lamentablemente mucho de lo que descubra
no podrá ser descrito por palabras, pero estoy seguro que usted que lee esto es
un compañero de viaje de este francmasón, así, porque dentro de nosotros no hay
distinción entre el tú y el yo, todos somos uno.
Alcoseri.