Introducción:
La vida es como la ola del mar, existe mientras esta en movimiento,
pero este movimiento en el hombre, es el sentir en sí mismo el flujo
de la vida por medio de experimentar las sensaciones del mundo externo
e interno. El hombre siente estar vivo y esta vivo, porque sus
sensaciones lo vuelven consciente de si mismo y de la vida que hay en
él, la vida no son solamente formas “Vivientes”, si es que de algún
modo podemos llamarles “vivientes”, la vida se vuelve consciente en el
hombre a través del sentir, pensar, y actuar. El hombre se vuelve
consciente de sí mismo como ser vivo, al tomar consciencia en su
interactuar con la realidad exterior… en las logias y templos sucede
algo similar.
El hombre es sensaciones en pensamientos estructurados y emociones.
Mismas que son gravados con una respuesta de sensaciones agradables o
desagradables. El hombre tiene cinco sentidos físicamente visibles,
pero no son los únicos, y uno de ellos es la intuición, esa facultad
que nos lleva a una realidad sin tenerla enfrente.
Los Dioses y libros sagrados, han dejado de ser exclusividad de un
grupo de personas u organizaciones, y han pasado a la universalidad de
la humanidad, por la importancia histórica en el pasado, presente y
futuro del hombre, y en ese contexto, me permito tocar ligeramente y
con profundo respeto, el concepto Guadalupano.
“LOGIAS MUERTAS”
Aquellos que han tenido la oportunidad de estar en un templo o logia,
sobre todo de noche y solos, recordaran la enorme y poderosa presencia
que se siente, uno puede voltear a todos lados, arriba y abajo, y no
se ve nada, más sin embargo, esa sensación de no estar solos, y
continuar sintiendo esa poderosa fuerza invisible sobre nosotros,
continúa. En cambio existen otras logias donde no se siente
absolutamente nada… son templos muertos.
La mente del hombre es capaz ha través de la visualización mental y el
sentimiento emotivo, concentra energías y fuerzas psíquicas y
sostenerlas en tensión, ha través de la intensidad según el grado
emotivo que las engendro o el numero de veces que es repetido el
proceso, llegando ha formar un ser “Elemental”, “Egregor”, o “Ángel”
con una “consciencia colectiva” que no tiene otra función que proveer
una atmósfera psíquica favorable para facilitar alcanzar los
propósitos propios de la orden, que están representados en él como
pulsiones psicológicas y emotivas… Esta es la presencia que se siente
en los templos y logias vivas.
Los ceremoniales masónicos como algunos ceremoniales religiosos, no
son otra cosa que teurgia ceremonial, que pretende integrar las mentes
a través de la emoción, a la consciencia colectiva del egregor, el
cual a su vez se convierte en un conducto o cause para elevar hacia
las mentes divinas, las peticiones, proyectos, o aspiraciones de los
participantes; Los ceremoniales son procedimientos muy poderosos,
cuando todos los participantes se incluyen en el proceso en forma
seria y con plena consciencia del procedimiento y de lo que se
pretende alcanzar, generando gran cantidad de energía emotiva y
mental.
Los egregors trabajan en forma similar a la mente colectiva del
fútbol, donde un padre de familia, tímido, y regido por una disciplina
de vida altamente rígida, de pronto se ve envuelto en la mente
colectiva de un estadio lleno de personas que reverberan de emoción, y
aquella persona tímida, de pronto se bota la corbata y camisa y se
descubre ha sí mismo gritando y vociferando palabrotas contra el
arbitro que le ha marcado una falta a su equipo.
Lo sagrado no lo es por si mismo, lo es porque el hombre le ha
concedido ese valor. El respeto, la reverencia, el amor y poder que el
hombre reconoce en un objeto, ritual o divinidad, ha creado una
especie de aura de fuerzas psicológicas que gravitan alrededor del
objeto sagrado afectando ha quienes tienen cierta empatía o simpatía
por él, este “elemental” conserva vida, por un efecto simbiótico, si
me permiten expresarlo así, pues su existencia depende de la
intensidad o los veces que se repita el sentimiento del creyente por
él.
Un ejemplo de lo anterior, es la Virgen de Guadalupe, que “se dice”
que en un proceso de sincretismo, se reemplazo a la virgen Tonantzin
de los nativos de México, quienes la reconocían como su propia madre y
madre de los principales Dioses Aztecas. Esto fué con el fin de
someterlos a la autoridad secular y religiosa Española. Hoy poco
importa, pues la Virgen de Guadalupe existe por la fe y muchos años de
adoración religiosa por parte de sus creyentes, que llegaron ha formar
un poderoso y formidable elemental Guadalupano.
El masón debe convertirse él mismo, en el símbolo, la alegoría, y el
ceremonial, y tener muy en claro el propósito de los mismos, nada
tiene vida fuera del hombre, si este no se lo da. El Venerable Maestro
y Oficiales, deben “despertar” las fuerzas, creando una atmósfera
mental que compenetre y eleve psíquicamente ha los integrantes del
ceremonial y al iniciante, si no se logra esto… Es un ceremonial
muerto.
El respeto y solemnidad que el masón le asigna al lugar, ritual y
oficiales, impregnan cada rincón del lugar con una fuerza psíquica y
simpática a estos sentimientos. Los ceremoniales muy largos y
estructurados, cansan a los participantes creando ansiedad por que
terminen, por otra parte, los oficiales que van en pos de reducir los
ceremoniales con el fin de salir pronto, también es nocivo, el
ceremonial debe durar lo necesario, sin ser cansado ni aburrido, El
V.’. M.’. Debe buscar siempre que los participantes estén atentos y
motivados, sostener la solemnidad, respeto, emotividad sentimental, y
conocimiento del ritual que son elementos claves en el desarrollo de
estos… y para el elemental de la orden.
Logia no es el edificio, ni lo es la sabiduría o tradiciones que la
sostienen, lo son, cuando el hombre les da vida y existencia con su
amor a sus principios, su responsabilidad y compromiso con la orden.
La congruencia en la forma de vida de los masones y en especial de sus
altos oficiales, con los principios que la orden pregona, son el
fortalecimiento de la misma, y la seguridad del iniciante, de que a
tomado una elección correcta al ingresar a la masonería.
El ceremonial es muy delicado, pues el eslabón más débil, puede echar
a perder todo, un sentimiento de hilaridad, aburrimiento, cansancio,
la ignorancia de los propósitos del ritual y el olvido o descuido en
la secuencia del ceremonial, puede echar todo a la basura.
El hombre desarrolla en distinto grado, una sensibilidad ha las
vibraciones del entorno, en muchas ocasiones percibimos intuitivamente
un peligro en una calle solitaria, la cercanía de un extraño, o el
deseo apremiante de alejarse de un lugar, y después de algunos días,
nos enteramos que en ese lugar se efectuó un robo, choco un automóvil,
etc. esta misma sensibilidad nos alerta y nos indica cuando una logia
a perdido el rumbo místico, cuando se ha desvanecido su “Elemental”
su “Egregor” o en caso contrario, cuando es una logia viva y en
plenitud pujante de poder.
El hombre es un rey rodeado por un sequito de elementales que él mismo
ha creado, son sus propias creaciones mentales, emocionales, y
psicológicas. Algunas de vida efímera otras de larga duración, los
cuales de algún modo le incitan a repetir el acto que les dio
existencia, los hay dañinos como benéficos, quizás para algunos, todo
esto huela como ha “magia”, y podría ser, después de todo: ¿No es
algo sorprendentemente mágico toda creación que nace en la mente del
hombre?, pero para quienes les incomode este concepto, pueden
traspolarlo al área de la psicología, donde puede manejarse como
fuerzas psíquicas o mentales, al fin de cuentas, estamos hablando de
lo mismo… El misterio y poder de la oración, radica en fuerzas
psíquicas y emotivas que generaron el elemental de la oración, porque
toda oración que no este impregnada de un sentimiento sincero es una
oración muerta también.
Conclusión:
Existen elementales, individuales, de grupo, regionales, nacionales,
raciales, etc. son como inercias o consciencias elementales, que de
algún modo influyen en la conducta del hombre y la comunidad.
No por precepto religioso ni castigo divino, el hombre debe cuidar que
sus pensamientos y emociones sean pro-positivos, y si en algún momento
incurrimos en un deseo o pensamiento malsano, no debemos darle
continuidad para que se desvanezca, porque en algún momento de
nuestra vida recibiremos en nosotros el efecto de Causa y Efecto. El
Kybalion nos dice: “Toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su
causa; todo sucede de acuerdo a la ley; la suerte no es más que el
nombre que se da a una ley no conocida; hay muchos planos de
casualidad, pero nada escapa a la ley”… Nosotros somos lo que pensamos
y lo que nuestras emociones han hecho de nosotros.
Para fortalecer el “Elemental” o “Ángel” de nuestra logia, primero
debemos hacerlo en nosotros mismos, cada persona tiene su personalidad
psíquica, su elemental, que de algún modo, sino en forma determinante,
si importantemente, afecta nuestro presente y futuro. Este elemental
individual, que tal vez, este compuestos de varios elementales,
podemos conscientemente modelarlo positivamente de acuerdo a nuestras
metas y deseos ha alcanzar.
Así como existen logias muertas, existen personas muertas, que solo
esperan la llegada de su muerte física para hacer oficial su
fallecimiento. El hombre que no experimenta la emoción de un nuevo
día, la profundidad del cosmos en una noche estrellada, o la ternura
en la caricia de un niño o de una mujer… ha empezado a morir.
Víctor E. Frankl en su libro <> nos
narra su experiencia en los campos de concentración nazi, y como
predomino entre los sobrevivientes, aquellos que soñaron con un ideal
creando un elemental, y visualizando mentalmente una vida futura de
libertad y amor familiar.
El hombre experimenta la vida en su relación con la humanidad y el
mundo que nos rodea. Existen personas deseosas de tener con quien
platicar, de ser escuchadas, de sentir que tienen un valor para
alguien, porque como dijo Erich Fromm en su libro <>
“El problema del hombre, no es encontrar a quien amar, sino en ser
amado”, tiene razón, seamos compasivos con aquellos gritos silenciosos
de ayuda de personas que piden una limosna, no tanto en dinero… sino
en amor.
Fraternalmente.
Lázaharo Hael. M,’, M,’,
Nota:
El presente, son reflexiones y meditaciones personales, y no
representan necesariamente la opinión de la orden
No escribo para todos, sin embargo, todos son invitados ha leerlo.
Escrito: 05 de mayo del 2010.
Glosario:
Elementales artificiales, o formas de pensamiento.- Así llamados
porque son formas dadas a una porción de esencia elemental por los
pensamientos de la humanidad,
Tonantzin-Virgen de Guadalupe.
La Virgen de Guadalupe es símbolo de la religiosidad mexicana, en ella
se funden dos tradiciones que forman parte de la idiosincrasia de
México. Su imagen evoca el sincretismo entre la deidad de los antiguos
mexicanos, Tonantzin, y María, la virgen madre de El Redentor, de la
religión católica.
En la cosmovisión precolombina, Quetzalcóatl-Cihuacóatl representan el
origen de la vida y de todas las cosas. En el pasado, Quetzalcóatl y
Cihuacóatl son inseparables, aparecen ligados como las dos caras del
principio dual, hembra y macho, creador universal. Tonantzin
representa la parte femenina, la madre. Ella es Cihuacóatl (mujer de
la culebra) del mismo modo que la Virgen de Guadalupe representa a la
Virgen María del Cristianismo.
Los nativos de esta tierra venían a rendirle culto en el cerro del
Tepeyac a la diosa Cihuacóatl, llamada también Tonantzin que, según
Fray Bernardino de Sahagún, significa nuestra madre. Los testimonios
de los misioneros del siglo XVIII dan fe de esto.
Después de la aparición de la Virgen a Juan Diego, la casa de
Tonantzin se convirtió en la casa de la Guadalupana, lo que con el
tiempo hizo que también se convirtiera en “nuestra madre”. Y poco a
poco Tonantzin y Guadalupe se fundieron en una sola.
Durante el proceso de adoctrinamiento, los evangelizadores
construyeron templos católicos sobre los que ellos consideraban
paganos, utilizaron las mismas costumbres paganas con fines de
devoción cristiana. Así, los lugares de peregrinación se conservaron y
solamente sustituyeron la imagen pagana por una cristiana haciendo que
los iconos fundamentales se adaptaran a la nueva visión del mundo. Un
ejemplo de ello es el color verde-azul del manto de la Virgen de
Guadalupe, idéntico al azul jade de Quetzalcóatl y color fundamental
de la religión mexicana.
La imagen de la Virgen María de Guadalupe, se convirtió en objeto de
devoción oficial y popular en la Nueva España. El hecho de que se le
hubiera aparecido a un indio, representa la dignificación e
incorporación de esa raza, excluida por los recién llegados a la Nueva
España. Así, criollos, mestizos e indios se unen y la devoción común
ayuda a limar las diferencias de casta mientras los une el mismo
fervor religioso y nacional frente a los agentes de la dominación
peninsular.
Entre 1648 y 1649 los propios representantes de la iglesia católica
sustentaron la leyenda aparicionista y publicaron los escritos que
confirmaban la existencia de una nueva devoción -por ejemplo el del
bachiller Miguel Sánchez en 1648 y Lasso de Vega en 1649- en los
cuales se reconoce la imagen de la Guadalupana como símbolo nacional
mexicano.
En 1648, Miguel Sánchez, predicador y teólogo, da a esta imagen de la
Virgen de Guadalupe sustento teológico, basándose en el Apocalipsis:
“Apareció en el cielo una señal grandiosa: una mujer vestida de sol,
con la luna bajo los pies y en su cabeza una corona de doce
estrellas”. Más tarde Lasso de la Vega, vicario de la capilla de
Guadalupe y gran conocedor de la lengua natural, publica una versión
del documento en náhuatl.
Hay dos fechas significativas que dan cuenta de la evolución del culto
a la Virgen de Guadalupe. La primera en 1629, cuando se apareció en
una catástrofe por lluvias, lo que le da reconocimiento como la
principal protectora contra las inundaciones. La segunda en 1737
cuando, a causa de sus apariciones imprevistas y misteriosas, la
guadalupana logra ganar la batalla contra la peste, calamidad que
azotaba a esos pueblos y que según sus devotos, sólo podía ser
remediada mediante el conjuro colectivo de las fuerzas
sobrenaturales.
En ese año se creó el lazo sagrado entre los mexicanos, siervos de
Guadalupe, en reconocimiento del prodigio salvador, de una victoria
sobre la hidra epidémica que había sido la réplica perfecta de la
victoria sobre la bestia del Apocalipsis. Con estos antecedentes, la
Virgen de Guadalupe se convierte en la madre protectora de todos los
mexicanos, unidos en su condición de hijos de Tonantzin.
La Virgen de Guadalupe se convirtió en la representación colectiva del
pueblo mexicano y también en símbolo de independencia sobre España y
sus representaciones sagradas.