La Masonería en épocas de la lucha por Independencia mexicana.

Mucho antes de que tuviera verificativo la restauración de la Constitución Española de 1812, se formó en México una asociación masónica bajo el nombre de San Juan de Escocia, cuyo objeto era ayudar a que pasaran á la Nueva España las doctrinas y las innovaciones políticas que se propagaban en Europa. Los trabajos de estas logias se redujeron por entonces á sólo este objeto, que consiguieron fácilmente, porque los individuos más distinguidos en la carrera del foro y en la eclesiástica liberal ejercían un influjo preponderante en todos los negocios. Un acontecimiento inesperado dio pábulo á esas reuniones y aumentó su crédito, hasta el punto de ser ellas los árbitros y reguladores de los futuros destinos de las colonias españolas. El grito de Riego en enero de 1821 restableció el régimen constitucional en la monarquía española, é introdujo el desconcierto en la combinación que tenían los escoceses mexicanos para ayudar a que los principios de libertad penetrasen en estas comarcas latinoamericanas. Entonces, cambiando de táctica, y fingiendo sentimientos que no tenía, ese partido se transformó en entusiasta colaborador de la independencia de México, para evitar que la dirección de los negocios saliera de sus clubs. La nación fue testigo de los hechos que tuvieron lugar durante el gobierno del caudillo de Iguala, y no es necesario repetir que sus errores y aberraciones tuvieron origen en los manejos tortuosos y pérfidos de ese partido. Los sucesos, precipitándose de una manera inconcebible, crearon un orden de cosas contrario á las tendencias de los escoceses, que aspiraban á implantar en la Nueva España un vástago de la familia Borbón. Siendo el general Iturbide un obstáculo para la realización de este ensueño, los miembros de las logias escocesas se transformaron en republicanos , uniéndose á los que en aquellos días tenían esas creencias, y de común acuerdo con el partido democrático, que aún estaba en la cuna, hicieron la guerra al primer emperador. Vemos hasta aquí que en menos de dos años el partido escocés, después liberal, cambiaba de programa para conservarse en la ventajosa posición que disfrutó bajo el gobierno de los virreyes. Si alguien dudase de nuestras aseveraciones, el periódico titulado El Sol, órgano de las logias escocesas, abierto por cualquier tomo le hará ver cuán amantes del pueblo y de la libertad fueron en el año 1822 los mismos hombres que en 1850 reputaban como una blasfemia política los principios de la época. Pero apenas había bajado del solio el improvisado monarca, cuando ese mismo bando se esforzó en ahogar el sentimiento nacional y su voluntad, expresada en favor del régimen republicano. La invasión de Jalisco en 1823 y la resistencia del Ejecutivo y del Congreso para convocar una asamblea constituyente, dieron á conocer á todos los hombres pensadores las bastardas miras de los enemigos de nuestra independencia. Entonteces  fue cuando las provincias de Yucatán, Jalisco, San Luis, Guanajuato, Durango y Valladolid crearon sus juntas de Departamento, declarándose cuerpos legislativos y desconociendo al triunviro que en México gobernaba bajo la férula de la gran logia del rito escocés. La opinión y la fuerza de los hechos obligaron á los poderes generales á llamar nuevo Congreso para que constituyera á la nación , y este incidente fue el primer golpe dado al partido conservador, porque los sufragios recayeron en personas con quienes se había negado á hacer alianza, prohibiéndoles la entrada en sus templos y talleres. Como debía esperarse, la mayoría de dicha asamblea, siguiendo la opinión pública, declaró la forma republicana federal. Durante los años de 1824 á 1827 los conservadores se limitaron á poner obstáculos á todas aquellas medidas que tendían á afirmar las instituciones y establecer el orden administrativo; y como estos esfuerzos se hicieron sentir en todos los Estados, para contrariarlos se organizó un partido bajo el rito de York formándole los amigos sinceros de la libertad, los federalistas por convicción, y los iturbidistas resentidos de la conducta pérfida de los escoceses. Puesto un partido frente á otro, levantado un altar contra otro altar, la guerra civil debía ser el inmediato resultado del establecimiento y de la organización de las facciones en comunidades masónicas. La multitud de afiliados en el partido yorkino hizo conocer á los conservadores que por medios pacíficos y legales no podían vencer á sus contrarios; entonces, por primera vez, los conservadores rompieron el pacto fundamental, y quisieron por las vías de hecho apoderarse de la dirección de los oficios de la naciente Nación Mexicana.

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