De la sagrada autofagia de la serpiente a la cuadratura del círculo hay un paso por el hipercubo y su nexo con la cuarta dimensión allá por Orión, pero hoy no estoy dispuesto a escribir nada de política ni en modo místico. Platón ya describía un ser autosuficiente, de forma circular, que simboliza al universo. Una mitológica presencia inmortal, probablemente el uróboro: El ser viviente no tenía necesidad de ojos ya que no había nada fuera de él que verse y como el movimiento circular no requería pies, el cosmos fue creado sin piernas ni peanas. Sin cabos sueltos. Pero con caos. Dicen algunos que los círculos son perfectos, pero son lo que los penaltis al fútbol. Y desde el punto equidistante de los once metros la portería que se ve dentro de esos discos extraordinarios puede trascender del mundo físico y llevar la mente a niveles elevados de conciencia. El círculo consagrado opera como una defensa de protección contra todas las entidades malignas del delantero centro. El hechicero puede invocar a cualquier demonio o ser angelical que desee para que sus órdenes se conjuren y hacer aparecer el balón dentro de la portería. Pero lo que escribo tampoco va de balompié, refugio de infieles y otras almas errantes durante la grandiosa operación mágica; así como de los 80.000 que participan sin saberlo del ritual televisivo y ancestral. ¿O sí?. El círculo debe estar siempre limpio. Bien trazado a compás. Y si el balón se asocia por la escuadra de rabona y folha seca es jogo bonito y hasta el mismo Dios lo venera. Esto no va de la mano de Maradona, sería de una simpleza tan burda que ofendería la inteligencia. Es geometría, matemática, y arte.

Se llama gol, dicen, a ese acto de suprema ira, rabia, arrebato, éxtasis, enajenación, que nubla los sentidos y da sentido al juego. De las puntas de las pirámides del campo de juego donde acabará de nuevo la pelota, con un único toque asombroso se liberará de nuevo el poder de Ra, símbolo de la luz solar y dador de vida, el poder de Osiris, Baphomet, y hasta del último hombre del planeta con una gota de sangre de caballero. Seguro que pensáis… que os apetece, un poco de lo que he fumado, ¿eh?. Simplemente gracias, por pensar de un modo tan “original”, y… limitado. Muchas gracias. La verdad es siempre, inquietante, además de mostrarse estricta y no esconderse jamás. Hasta el último hexágono. Mas si todo esto no va ni de política ni de fútbol, ¿de qué va?. Va de como en el año 1.862 John Charles Thring, un excéntrico profesor de la Escuela Uppingham, crea las diez reglas de fútbol inspiradas en las Reglas de Cambridge, conocidas como las de El juego más simple. El deporte está delineado con destino al agujero de gusano Vesica Piscis, y hablo de Ishtar y Marcos 15:33, aunque todo lo escrito no vaya del conocimiento exacto de la Biblia ni la crucifixión de Cristo. Nos encumbran como acordes el 11, 111, 1.111… a través de sus ejes o columnas pitagóricas. Los puntos de corte de las dos dimensiones del campo de juego. Tres veces tres. Las tres pirámides grandes, y tres pirámides pequeñas (6) y 9 (3+3+3) en total. 369. Merkaba. El cristal y la energía isométrica. Lucifer en el primero de los sólidos platónicos… pero no estoy escribiendo de demonología. Como que para representar el 15 decimal, (el 33 en base 4) se necesitan dos dígitos en cuaternario. La forma física de formar ambas letras sería por la razón de dos tetraedros unidos en sus vórtices que se prolongaran de forma simétrica como los postes y el larguero de una portería. Ordo ab chao. (Orden del caos) El dragón se eleva y el hombre reza cagado de lo desconocido en un nibble binario hecho falta al borde del área grande.

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