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General: PARTICIPAR EN EL DRAMA
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De: Alcoseri  (Mensagem original) Enviado: 31/01/2017 19:48
PARTICIPAR EN EL DRAMA En el teatro del pasado era necesario que los actores se comunicaran con un público muy numeroso mediante la realización de numerosos gestos que podían ser vistos y comprendidos a cierta distancia. Por ejemplo, el dolor era representado por una serie de acciones como mesarse los cabellos, retorcerse las manos, enjugarse las lágrimas y ocultar la cara detrás de las manos. Todas estas acciones iban acompañadas de fuertes gemidos y exclamaciones. El miedo se expresaba encogiéndose, acobardándose, y protegiendo el cuerpo con las manos. La aversión se indicaba apartando la cara del objeto, tapándose la cara con un brazo y extendiendo la otra mano en la dirección de aquello que producía asco. La súplica se expresaba cayendo de rodillas con las manos levantadas y juntas. La alegría, abriendo los brazos de golpe y posteriormente abrazándose el cuerpo brevemente con movimientos rítmicos, o poniendo las dos manos sobre un lado de la cara. La denuncia, extendiendo un brazo y señalando con éste al personaje en cuestión, etc. Había unos movimientos normalizados para todos los sentimientos que eran percibidos por el público, incluso para aquellos que prácticamente carecían de interés dramático. Los "buenos" tenían que ser rubios y llevaban vestidos de colores claros, en cambio los "malos" siempre tenían el cabello oscuro y vestían en tonos oscuros o negros. Además, era convencional que los personajes buenos entraran por la derecha del escenario (visto desde la sala) y los malos por la izquierda. De ahí proceden las ideas asociadas a la palabra siniestro (izquierdo), que subsisten en la actualidad con relación a las personas que tienen malas motivaciones. El drama no se consideró un arte sagrado sin motivo alguno. Ha supuesto un tremendo enriquecimiento para nuestras vidas. Esta riqueza espiritual sobrepasa ampliamente el simple entretenimiento. Se piensa que los actores expertos son el exponente de la experiencia humana y están capacitados para comunicar una imagen de ésta a los demás participantes del drama. El auténtico público no debe estar constituido por unos simples observadores de la representación dramática sino que ha de participar realmente en el espectáculo. En el pasado participaban vitoreando a los héroes, siseando a los villanos y manifestando otro tipo de emociones. Esto persistió hasta bien entrados los tiempos del cine mudo, pero actualmente, en la época de la televisión, la participación del espectador ha quedado reducida a unas risas idiotas o al silencio sepulcral. Puede que haya unas respuestas internas dignas de mención que no presenten ninguna señal externa, pero por otra parte hay que tener en cuenta que hoy en día un número mucho más reducido de actores consigue llegar a un público mucho más numeroso. Posiblemente sea discutible si esto es bueno o malo. Aunque en nuestros días la expresión de emociones y sentimientos se realiza mediante gestos faciales y matices de la voz, todavía es necesario mejorar la técnica y adquirir más práctica en la expresión de cuestiones espirituales a través de las actitudes del cuerpo y la mente. En la antigüedad la técnica del actor se basaba en el conocimiento de aquello que representaba y en la práctica continuada de diferentes procedimientos de asociación y presentación. Hoy en día los celebrantes sólo podrán adquirir sus conocimientos técnicos si utilizan unos métodos parecidos. Los sentimientos pueden dividirse en dos amplias categorías dependiendo de si la clasificación está basada en razones físicas o en causas de naturaleza exclusivamente interna. Es muy importante la interrelación existente entre estos dos tipos de motivaciones. El dolor físico causado por una enfermedad o un trauma se traduce en enfados, repugnancia, frustración y otras emociones que se relacionan a un nivel superior con dicha enfermedad o trauma. El placer puro debido a satisfacciones de naturaleza sexual o similar produce alegría, gratitud, regocijo y otros sentimientos parecidos de naturaleza emocional. La necesidad física de ingerir alimentos ha llegado a equipararse con el hambre de conocimientos, cuya finalidad es dar satisfacción a la mente, y todos los miedos y descontentos tienen su equivalente a nivel emocional. Como saben todos los psicólogos, lo contrario es igualmente cierto y el hecho de experimentar continuamente determinadas emociones finalmente llega a producir unos resultados concretos de carácter físico. Hoy en día se sabe bien que las preocupaciones, los miedos y la irritación son causa de enfermedades físicas que de otro modo no se habrían contraído. En los niveles inferiores de la evolución, lo que nosotros llamamos los sentimientos más elevados (las alegrías y pesares) son algo desconocido o tan rudimentario que no se considera significativo. Por ejemplo, los gusanos no saben lo que son los remordimientos ni la aflicción. Incluso entre los humanos, la capacidad de sentir varía extraordinariamente y la facultad que nos permite despertar en nosotros lo que calificamos como sentimientos elevados y controlarlos conscientemente se ha convertido en un arte instintivo, que en otros tiempos fue cultivado y desarrollado principalmente por los actores. En la antigüedad se pensaba que el objetivo era entablar unas buenas relaciones con las entidades más elevadas, conocidas corno los Dioses o simplemente el Dios. Es interesante hacer notar que la zona del teatro que está a mayor altura (donde suelen estar los asientos más baratos) sigue llamándose "los Dioses" en el lenguaje teatral de Inglaterra. Como estos Seres Divinos eran considerados mucho mejores que nosotros, no sólo había que aspirar a alcanzar este estado, también debía recrearse lo mejor posible. En otras palabras, se trataba de representarlo como si fuéramos unas criaturas más adelantadas e interesantes de lo que realmente somos, aun cuando dicha condición sólo fuera temporal. Había que recrear el estado espiritual deseado y esperar a que finalmente se hiciera realidad. Era el juego infantil de "los personajes" adaptado para los adultos. Las ceremonias más complejas no son sino otra modalidad de ese juego que ha alcanzado un grado de perfección. Esto nunca ha de infravalorarse, al contrario el juego infantil de "los personajes" desempeña un papel sumamente importante en la formación del carácter y el logro de una personalidad independiente. Hablando con propiedad, diremos que los niños no juegan, lo que hacen es poner en funcionamiento su imaginación. Tratan de desarrollar y explotar su herencia genética, que posteriormente se convertirá en su naturaleza individual y sus facultades conscientes. Cuando la vida está más avanzada, los adultos transfieren estas actividades a otros campos y la conducta que adoptan posteriormente pasa a ser un reflejo ampliado de sus caracterizaciones infantiles. Las actitudes que adoptaron en la vida cuando eran jóvenes finalmente se modifican en la edad adulta debido a la influencia que ejercen determinados factores. El ritual esotérico es esa misma tendencia transformada en un arte para adultos cuya finalidad es la expansión de la propia persona y el aumento de la experiencia. Se trata de enriquecer y fomentar el individualismo a través de unos medios psicodramáticos. Un niño diría: "Esto hace que me sienta mayor y mejor, por eso me gusta hacerlo", mientras que un adulto dirá: "Espero mejorar con este ejercicio", pero ambas expresiones reflejan el mismo sentimiento. La motivación no sólo está justificada, sino que también es admirable y, además, necesaria para la evolución de nuestra especie. Sólo evolucionamos en la medida en que vamos cambiando con el paso de las generaciones, y la rapidez de estos cambios depende de la intensidad con que los seres humanos se dedican a ello y del número de seres humanos que lo hacen. Por tanto, todo aquél que pretenda aumentar la celeridad con que se produce la evolución, habrá de esforzarse al máximo tan pronto como pueda. Si deseamos citar un ejemplo de la relación directa existente entre las emociones internas y su expresión física no tenemos más que observar las reacciones físicas que se producen ante los deseos sexuales ordinarios. Todo hombre es consciente de lo que ocurre en su cuerpo cuando por su mente pasan pensamientos eróticos. La estimulación visual y táctil produce los mismos efectos en el "miembro viril". Son menos patentes los resultados de otros tipos de pensamientos, que permanecen en nuestra mente durante períodos de tiempo mucho más prolongados, pero con todo, dichos pensamientos también producen unos efectos determinados. Es posible demostrar físicamente la existencia de sentimientos sexuales resultantes de determinados pensamientos, y asimismo existen otras emociones que igualmente producen unos efectos concretos. Sólo se necesita hacerlas surgir en la conciencia y actuarán en consonancia. Los actores profesionales empiezan a desarrollar este talento imaginando o escenificando situaciones de la vida que normalmente provocarían unas emociones y unos sentimientos específicos. Reúnen imágenes de amor, odio, enfado y cualquier tipo de estimulantes circunstanciales que resulten prácticos. La mayoría de los actores tiene su propia colección de estimulantes favoritos. Suelen ser conceptos, no son objetos físicos, aunque se sabe de actores que utilizan series de fotografías de personas que han amado, odiado, respetado, etc. Dicen que estas fotografías despiertan en ellos los sentimientos que pretenden representar. ¡Cuántos militares han conseguido una buena puntuación en los ejercicios de tiro al blanco con el procedimiento de imaginar que la cara de su odiado superior está en el centro de la diana! Haciendo uso de un mecanismo similar al del hombre que utiliza la fotografía de una mujer desnuda como estímulo sexual, el esotérico puede servirse de cualquier objeto que resulte adecuado para estimular cualquier sentimiento relacionado con el mismo que sea conocido por los seres humanos. Es simplemente una cuestión de intención y de práctica. Podría llamarse psicosugestión. La Iglesia Cristiana se ha servido de ello de un modo admirable como prueban su imaginería y sus obras de arte. Cada objeto tiene como finalidad despertar unos sentimientos religiosos determinados en el observador, y no hay motivos para pensar que la Iglesia haya fracasado en el logro del citado objetivo. Esta práctica se remonta a unos tiempos muy antiguos en los que era posible invocar los sentimientos humanos más fuertes por medio de unos fetiches toscos y de pequeño tamaño, que en su mayoría sugerían la fertilidad de un modo u otro. Lo único que hemos hecho a lo largo de todos estos milenios ha sido refinar este impulso instintivo hasta convertirlo en algo muy complejo. La finalidad de los ídolos de los Templos es motivar la adopción de determinadas actitudes mediante la imaginería, y todavía persiste esta costumbre en las iglesias cristianas donde hay estatuas de posibles santos e inscripciones idealistas. Dichos elementos han de sugerir un determinado principio espiritual con suficiente intensidad como para que los que las contemplan reaccionen. Cuando la mente sea capaz de crear potentes imágenes internas, el elemento externo será innecesario. Sin embargo, en un primer momento resulta útil tener una serie completa de estimulantes psicosugestivos. Éstos no difieren mucho del armazón sobre el que pone la arcilla el escultor cuando modela una figura. Entonces la estatua de arcilla se convierte en la imagen temporal correspondiente a la imagen permanente, que el escultor hará posteriormente de piedra o de metal. Todos necesitamos tener estos "pensamientos básicos", fidedignos, que organizaremos constituyendo unos modelos con los cuales habremos de relacionar los otros pensamientos. Ésa es la razón por la cual se han creado colecciones de los mismos, como el Árbol de la Vida. Todas las religiones y las filosofías importantes tienen unos esquemas parecidos y lo mismo sucede con todos los sistemas de pensamientos y sentimientos humanos. Al igual que nuestros cuerpos están formados por unos huesos sólidos alrededor de los cuales está dispuesta la carne que es móvil y semilíquida, asimismo tenemos algo equivalente a nivel mental y espiritual. Los pensamientos que hacen las veces de huesos son sólidos y los que hacen las veces de carne tienen mayor movilidad y mejor poder de adaptación, si bien son una parte menos permanente de nuestra estructura personal. Hemos de crearlos para nosotros mismos con el material de que disponemos gracias a los numerosos estudios realizados a lo largo de los siglos. Este símil, consistente en crear unos "conjuntos de creencias" para nosotros mismos con material de naturaleza mental y espiritual, comparable a nuestros cuerpos terrenos, es una idea muy valiosa. A cualquiera que posea unos conocimientos prácticos de fisiología le resultará sencillo componer una lista de los tipos de pensamientos que se corresponden con los elementos básicos de nuestros cuerpos y posteriormente combinarlos a fin de crear por lo menos el marco de una "persona" sensata y presentable. Éste será el modelo de barro que servirá para la creación de una existencia espiritual más hermosa y permanente en general. Vamos a suponer que comenzamos con los requisitos mínimos necesarios para la formación del cuerpo humano y empezamos a vincularlos con los diversos tipos de pensamientos. Además de los órganos, vamos a incluir en la lista: los huesos, la carne, la sangre, los músculos, los nervios, el cerebro, la piel, el cabello, los dientes, y las uñas. Se trata de una selección arbitraria con el fin de poner un ejemplo. 1. Los huesos. Aquí figuran todos los principios sólidos que son la base de nuestras creencias más firmes y de nuestra fe en la vida, junto con unos valores relativamente inalterables. Pensamientos del estilo "2x2 = 4". Pueden ser de carácter moral, religioso o de cualquier otro tipo que reafirme la estructura y conforme nuestros pensamientos con firmeza y precisión. Son lo que podría denominarse los huesos de nuestros esqueletos espirituales. 2. La carne. Está formada por el grueso de nuestros pensamientos y es, más o menos, la masa de donde escogemos todo aquello a lo que daremos forma para crear los órganos específicos. Por decirlo de algún modo, es la materia prima con la cual construiremos nuestros cuerpos espirituales. 3. La sangre. Esta sustancia en concreto es el elemento más precioso de nuestra circulación espiritual. Ha sido hecha con nuestra percepción más íntima de la vida, del amor y de lo que nos resulta más querido de todo lo existente. La consciencia y los sentimientos que existen con relación a la familia, los amigos y los seres queridos. El sentimiento de abnegación y todo aquello que pensamos que merecería la pena defender con nuestra propia sangre. 4. Los músculos. Están constituidos por los pensamientos e inclinaciones que realmente nos mueven o bien nos impulsan a realizar acciones y hazañas a cualquier nivel. No son motivadores sino que sencillamente proporcionan energía para todo aquello que haya de moverse dentro de nosotros. Podrían describirse como intenciones aplicadas. 5. Los nervios. Aquí se incluyen todos los pensamientos relacionados con la información, la instrucción y la comunicación entre las diferentes partes de nuestra estructura psíquica. Asimismo, se incluye el mecanismo metafísico de las sensaciones puras y los sentimientos. Más que los propios conocimientos, son los medios de que disponemos para conocer. 6. El cerebro. Es el centro de nuestra consciencia y de nuestra memoria. El lugar donde se originan, calculan y computan los pensamientos. El punto donde nos organizamos para dar sentido a nuestra vida. En este punto se unen todas las facultades relacionadas con el aprendizaje y el pensamiento. 7. La piel. Está formada por nuestras ideas de autoprotección y nuestro aspecto interno de cara al exterior. Se desarrolla a partir de nuestra preocupación sobre cómo debemos mostrarnos ante los demás y no a partir de nuestro verdadero estado espiritual. Marca las fronteras de nuestra diferenciación con respecto a las demás almas y la percepción que tenemos de este hecho. S. El cabello. Enlaza en parte con la autoprotección y en parte con la aprensión que nos da sentir que se acerca el infortunio. El pelo, en sentido físico, se eriza ante la aproximación del peligro, y su equivalente psíquico es la alarma que experimentamos ante la presencia de amenazas contra nuestra seguridad espiritual. 9. Los dientes. Desde el punto de vista físico son nuestro medio de masticación y a nivel interno son los esfuerzos que realizamos para reducir la ración de alimento mental a unas cantidades adecuadas para el consumo. Todo aquello que no podamos tragar sin atragantarnos, ha de ser masticado despacio y reducido a fragmentos que podamos asimilar fácilmente. 10. Las uñas. Son los medios de que disponemos para pegarnos bien a aquello que tenemos y asirnos bien a todo lo que nuestras mentes quieran manejar. Gracias a ellas podemos trepar al Árbol de la Vida más fácilmente y coger cosas con mayor precisión. Las uñas son también el sistema de defensa propia incorporado en nosotros para hacer frente a los encuentros desagradables. Esta lista podría prolongarse indefinidamente hasta incluir todos los elementos de nuestro cuerpo y abarcar todo el campo de la fisiología, pasando de ahí a los equivalentes mentales-espirituales. Todo aquél que desee ilustrarse más, debería tomar todo esto en consideración, pues así es como construimos y creamos nuestros cuerpos internos: mentalizando sus funciones físicas y posteriormente elevándolas a niveles espirituales. La herencia genética es responsable de la producción de nuestro cuerpo físico, pero posteriormente nosotros mismos hemos de desarrollar sus equivalentes superfísicos con las ayudas que encontremos en nuestro caminar. Nuevamente se trata del "Templo que no ha sido construido con las manos" de la leyenda esotérica, del "trabajo" que los buenos Masones han de realizar con la ayuda de toda su simbología. Así pues, la adopción de una actitud correcta y apropiada es probablemente la parte más importante de los procedimientos que se siguen en el Templo. Significa el ajuste intencionado del estado interno del ego a las contingencias del psicodrama que está desarrollándose. Ello no quiere decir que haya que adoptar una actitud externa determinada mientras el ser interior permanece distante y no participa. Eso no sería más que actuar de un modo poco natural, lo cual no deja de ser muy habitual en los actores más comerciales que artísticos. Cuando un verdadero actor interpreta el enfado, por ejemplo, está realmente enfadado, aunque dicho enfado está perfectamente controlado y puede transformarse en cualquier otro estado anímico si se desea. Los ejercicios realizados en el Templo han de tener como objetivo la consecución de dicha facultad. Finalmente habría que alcanzar un autocontrol muy superior a la media. En otros tiempos se dijo que la magia era el arte de cambiar conforme a nuestra voluntad, y eso ocurre realmente en todas las operaciones esotéricas. Lo primero que hay que hacer es cambiarse o alterarse uno mismo. Todo aquel que no sea capaz de cambiar sus propias actitudes según sus intenciones, nunca será capaz de cambiar ninguna otra cosa. La mayor parte de las prácticas realizadas en los Templos modernos consisten en recitaciones habladas o cantadas de material verbal de distintos estilos y para fines muy diversos. Cada sección tiene su significado propio intrínseco y ha de ocupar su lugar en la estructura de la presentación. Si esto no se comprende bien, incluso la ceremonia esotérica más sencilla probablemente será un asunto desconcertante. Por tanto, vamos a examinar la función de la verbalización y a considerar las causas y contenidos de su significado, traduciendo todo ello a unos términos actuales. https://groups.google.com/forum/#!topic/secreto-masonico/oQIndTYIlc8


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Resposta  Mensagem 2 de 5 no assunto 
De: Alcoseri Enviado: 31/01/2017 19:50

Resposta  Mensagem 3 de 5 no assunto 
De: Alcoseri Enviado: 31/01/2017 22:22
He sido por muchos años un apasionado del tema masónico, tema que nos congrega aquí en este Foro. Mi labor por Internet me ha servido para estudiar múltiples filosofías relacionadas con la Orden Masónica, y me precio de no haber perdido el tiempo con los estudios relacionados. No me doy aún por satisfecho, pues seré un eterno aprendiz. Aparentemente cada masón somos un caso; que no existe un común denominador que nos revista de un uniforme mental. Esto podría querer decir que nuestras reacciones y apreciaciones son distintas, de acuerdo a un hipotético punto vista esto enriquece mucho a Nuestra Ecléctica Orden. Claro esto se pone de manifiesto cuando nos encaramos con hechos que para muchos parecerían normales. Ciertos masones prefieren cierta línea filosófica a otra; otros pocos gustan más de no escudriñar. Pero, por lo general, el masón se da por estudiar a profanidad y a encontrar en libros esotéricos y místicos claves que le den Luz. Esta divergencia la he podido apreciar dentro de Logia y en los Foros Masónicos. Algunos masones se emocionan al tratar temas masónicos ocultos y secretos, mientras otros se identifican más con temas políticos, académicos o históricos. Por encima de la pluralidad aparente de criterios de los masones, he podido observar chispazos de unanimidad absoluta. Y ha sido siempre respecto a las nuestras liturgias, la repetición unánime de formulas masónicas, ahí los clanes se diluyen y la atención se consolida en sentido único. Y, amigas y amigos panelistas, cuando me refiero a las ceremonias litúrgicas masónicas, es que ahí, es cuando se logra invocar con una potente formula la presencia de la misma Inteligencia que reina muy dentro de nosotros, al abrir los trabajos ya no hay criaturas mundanas esclavizadas, en Logia están presentes seres pensantes y libres, ahí no nos ahoga lo mundano. A lo largo del transcurso de la Tenida diríase que nos sumergimos voluntariamente en una Gran Luz, tan sutil que un profano no lo captaría, pero para un iniciado en los Augustos Misterios es una presencia muy poderosa. Este fenómeno de la mística masónica tiene tintes de la única realidad, el otro mundo; el profano carece de la solidez, basta con escuchar las conversaciones cotidianas y percatarse del sueño psicológico donde ese mundo se desarrolla. Y cuando uno logra la sensación de estar despierto a la consciencia , ese sabor de estar presente en la Realidad, es difícil que se nos engañen de nuevo, y las cadenas de la esclavitud psicología no volverán a atraparnos de nuevo. Es ahí precisamente en las Liturgias donde los masones adquirimos la Unanimidad que necesitamos. - https://groups.google.com/forum/#!topic/secreto-masonico/r9qslX74k1E

Resposta  Mensagem 4 de 5 no assunto 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 02/02/2017 03:09

Resposta  Mensagem 5 de 5 no assunto 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 02/02/2017 18:52


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