Cuando la Venda que cubría los ojos nos es retirada
No es traicionar a la Masonería al ligarla a todo tipo de ideologías,
como a la tradición hermética, a la política, a la religión, a la
sabiduría grecorromana, a la ciencia o incluso al materialismo. En la
Masonería confluye todo tipo de ideologías, algunas tan divergentes y
hasta antagónicas, pero que en el seno de la Masonería convergen
armónicamente.
La Masonería se dice heredera de Grandes pensadores, como lo son
Aristóteles, Sócrates, Pitágoras entre otros. La idea central es que
es una única tradición con diferentes nombres que ha llevado
sucesivamente los nombres de gnosticismo, alquimia, sufismo,
rosacrucismo, cábala judía etc. es la unidad de todas las cosas
existentes en el pensamiento humano y por consiguiente su dependencia
mutua.
La verdadera experiencia a la que la Masonería convoca es a ir echar
una mirada en el abismo del yo interno.- ¿Vamos a penetrar con los
ojos vendados nuestro laberinto interno, como Teseo, con el riesgo de
no encontrar nunca al monstruo Minotauro y de no volver a ver jamás la
luz del día, engañados por un juego infernal de ecos y sonidos, con
falsas salidas, preguntas constantes como un psicoanálisis sin fin, en
un eterno cuarto de reflexiones?
Él ¿Quién yo soy?, El acto en tres preguntas ¿Qué le Debo a Dios?
¿Qué me debo a mí mismo? ¿Qué le debo a los demás? -Con los ojos
vendados, de la mano de un experto hermano masón, me parece eso ser
el hilo de Ariadna que dejándolo correr hilo por el laberinto
cavernoso nos serviría para buscar de nuevo la salida y ver la Luz de
Nuevo, esa Gran Luz.
En el momento, se nos explica, en que nosotros los masones encontremos
a nuestro Falso Ego, mirándolo de frente, provoquémoslo. Cuando
venzamos nuestro Falso Orgullo, simplemente por haber sido visto y
observado imparcialmente, nosotros seremos libres al fin.
Este acto tan íntimo tiene una condición especial el silencio y el
recogimiento. No tiene nada que ver con las cadenas físicas, tiene más
relación con la Señora Vanidad y el Señor Orgullo que nos tienen
sometidos.
Al final del acto, la venda que por tantos años nos cubría los ojos
lentamente se nos es retirada
¡No cubras de nuevo tus ojos con una venda!
VICENTE ALCOSERI