El cuento de las Muletas
Hace ya miles de años que un príncipe
del Cielo cayó a este Planeta, la razón era que había sido expulsado de ahí por diferencias
con el Dios Jehová, al caer se rompió una pierna de tal forma que
perdió el uso de ella. Algunos de sus miles
de súbitos que con él cayeron, le fabricaron unas muletas.
Aprendió ese Príncipe del Cielo entonces a desplazarse
con muletas, aunque no soportaba su invalidez.
Ver a su alrededor a los miembros de su
corte que no tenían invalidez alguna pronto le resultó insoportable y le hizo
tener mal humor. Se negó a mostrarse diferente antes su corte y ante los
habitantes del planeta Tierra en donde había caído desterrado, que lo veían con
lastima y esto le restaba poder. Pensó
entonces <> A los que se burlan de él les mando cortar las piernas , pero eso de poco sirvió, pues pensó una
servidumbre de inválidos de poco me sirven.
Y fue entonteces que mandó, así , pregonar en ciudades y pueblos de todo
el mundo la orden irrevocable de que
todo el mundo se moviera con muletas, bajo pena de muerte inmediata, asi mismo
ordenó que toda su corte también fingiera invalidez. De un día para otro, el Mundo entero se vio poblado por personas
fingindo ser inválidos.
A los días siguientes, algunos inconformes salieron a pleno día sin muleta alguna. Ciertamente fue difícil
alcanzarles corriendo por los soldados que se movían con muletas, pero todos de
poco a poco fueron, un día u otro,
detenidos, condenados y ejecutados para dar ese ejemplo. Nadie entonces se
atrevió a repetir la provocación. Con el fin de garantizar la seguridad de sus
hijos, las madres enseñaron a sus pequeños a caminar con muletas. Debían
acostumbrarse, y así pronto se acostumbraron.
Luego el príncipe caído del Cielo
ordenó se hicieran concursos de la muleta más bella, y premiaba personalmente a
quien se desplazara en los campos de juego con habilidad, pero siempre usando
muletas. El Mundo fingió ser feliz, e
incluso unos envidaban que alguien usara una muleta incrustada de bellas joyas.
El príncipe caído del Cielo aún al
día de hoy reina en secreto este mundo, ideó mantenerse en secreto su poder,
pues desde siempre alguien lo quería derrocar, al cabo de milenios aun esta ahí
en las sombras y de cuando en cuando exige víctimas para mantenerse con vida,
pues él se nutre de la muerte de los humanos,
seguramente tu que me lees no sepas de la invalidez del príncipe caído del
Cielo, pero ahora lo sabes .
Pasó el tiempo ya pocos ven al príncipe
caído del Cielo, y no saben nadie de su invalidez, y fue así que nacieron
varias generaciones que nunca habían visto a nadie desplazarse libremente sobre
ambas piernas. Los antiguos escritos de cuando el ser humano no usaba muletas desaparecieron,
y así pasaron los milenios y sin nadie atreverse a sembrar en el espíritu del
ser humano el peligroso deseo de una marcha independiente y sin muletas.
Al paso de los milenios surgieron religiones
que alababan siempre el uso de las muletas, luego surgió la ciencia , y el arte
de la política , y todo para dignificar el uso de las muletas, las universidades
reforzaron pronto el uso de las muletas, y muy pocos a través de la historia
humana, se despojaron de las muletas, y quienes lo hacían eran ejecutados,
crucificados , e incluso ridiculizadas sus ideas.
Paso el tiempo y el príncipe caído del
Cielo, notó algo más y fue que el que los seres humanos usaran muletas era
adecuado pues así, los podía manipular a su antojo.
Paso el tiempo, algunos seres humanos
se daban cuenta que sus muletas y de lo innecesarias que eran e intentaron
liberarse de las muletas, pero ya era demasiado tarde: sus cuerpos desgastados
tenían ya necesidad de ellas, y claro sus cerebros estaban ya adaptados a ellas.
La mayor parte de quienes que por
accidente o deliberadamente se desasían de sus muletas no sabían ya tenerse en
pie, y la gente se burlaba de ellos. Permanecían postrados sobre algún asiento
o recostados en una cama. Estas
tentativas aisladas se consideraron como delirios de locos. Algunas sociedades
secretas como la Masonería, mantenían en secreto de que hubo un tiempo en el
que los seres humanos no necesitaban muletas, pero la Masonería no escondía
este secreto por maldad, sino porque a cuanto ser humano que se le retiraba la
muleta caían, al no saber caminar sin muletas,
y algunos masones luego de un tiempo de formarse en logias, caminaban sin muletas, pero los masones que
caminaban sin muletas, lo hacían con discreción para no escandalizar a los
demás que les veían. Algunas sociedades
iniciáticas contaban que antaño se
caminaba libremente, y sin muletas, a estos iniciados se les miraba con
condescendencia, con la alegre indulgencia que se practica con quienes ya están
enfermos de locura, y más cuando afirmaban que algunas personas en un estado
superior de consciencia caminaban sin usar muletas.
Algunos sospechaban y decían,
pero si el ser humano nace sin muletas
¿Para qué usarlas? y otros contestaban a
que recién nacido lo has visto caminar, para caminar se debe usar alguna
muleta.
Lejos, en la cima de la montaña,
vivía Kadyr él cuenta cuentos que, tan pronto pudo , arrojó sin vacilar sus
muletas a un rincón de su casa. De hecho, hacía años que no utilizaba las
muletas, ni dentro en casa, ni en la logia de las luces , ni cuando paseaba
solo en la naturaleza y menos las usaba cuando soñaba o pensaba. Las utilizaba cuando andaba entre la gente para evitar
problemas, pero, a solas con su familia o con verdaderos masones no se había privado del placer de su marcha
normal. A nadie exponía con ello fuera de a él mismo, y además lo hacía muy en
secreto. Pero un día por la mañana , salió valientemente por las calles y entre las gentes y se irguió sin
muletas ante los pasmados habitantes del planeta:
—
Y decía por los foros de la internet
masónica ¡Escúchenme , necesitamos recuperar nuestra libertad de movimiento! La
vida puede retomar su curso natural, puesto que el Príncipe inválido que cayó
del Cielo ha perdido su fuerza ! ¡Pidamos que se abrogue la ley que obligaba a
los seres humanos a caminar con muletas!
Todos le miraban nadie entendía al
principio ; los más intrépidos se sintieron tentados de inmediato, muchos
entendieron que las muletas eran obsoletas. El mundo pronto empezó a bullir de
gente pensante, de adolescentes y de personas maduras que intentaban avanzar sin
muletas. Hubo al principio risas, caídas, arañazos, moratones, pero también
algunas fracturas, ya que los músculos de las piernas y de la espalda nunca
habían aprendido a sostener el cuerpo. Pronto
las autoridades religiosas, políticas y científicas intervinieron:
—¡Basta, basta ya! Es demasiado
peligroso dijo una autoridad religiosa . Tú, Kadyr él cuenta cuentos , vete a
vender tus milagros en las ferias o en los circos. ¡Está claro que las personas
no están hechas para caminar sin muletas! Dijo una autoridad académica ¡Observa
las heridas, chichones y fracturas que ha provocado tu locura! Dijo una
autoridad del ámbito político. Déjanos
vivir normalmente. ¡Desparece regresa a tu alta montaña a contarle cuentos a
las plantas, y, si deseas vivir tranquilo, no vuelvas a intentar pervertir a
esta humanidad!
Kadyr se encogió de hombros y se
volvió a su casa caminando.
Al día siguiente , oyó llamar suave y
discretamente a su puerta.. y abrió.
—¿Quién es? ¿Qué quiere?-preguntó.
—Abra, Kadyr , por favor -susurró una
voz.
Abrió.
Varios ojos brillantes le miraban
inquietos. Un hombre se adelantó y le dijo:
—Queremos aprender a caminar como
usted. ¿Aceptaría tomarnos como discípulos?
—¿Discípulos?
—Maestro, ése es nuestro gran deseo.
—Amigo pero yo, no soy un maestro, no
soy más que una persona que Cuenta Cuentos
y que está en buenas condiciones para caminar sin esas muletas y señalo
una esquina de su casa, camino en el
sentido más simple de la palabra. No he quemado las muletas pues la uso , para
no escandalizar a la gente como aquella vez que camine frente al mundo sin
muletas.
—Maestro Kadyr, por favor-le
suplicaron todos juntos.
A Kadyr le entraron muchas ganas de
echarse a reír, pero, al contemplarlos por un momento, se sintió muy conmovido. Comprendió que el asunto era muy serio,
esencial incluso, que aquellas personas eran muy valientes, ardientes, que estaban llenos de
vida. Eran portadores de las posibilidades de futuro donde no habría ya muletas. Abrió entonces
su puerta de par en par para acogerlos.
Durante meses y meses, sin decírselo
a nadie, acudieron hasta Kadyr él cuenta cuentos , lo hacían al
estilo de una Logia propiamente para mantener la discreción. Pero cuando
adquirieron bastante habilidad, se iban caminando, sin muletas por el mundo
—¡Miren –se dijeron-, obsérvenos , es
fácil y a la vez divertido! ¡Hagan como nosotros! Y caminen sin esas muletas.
Una ola de pánico invadió a los
corazones temerosos de la gente religiosa . Ante ellos la gente de la Ciencia
fruncía el ceño, les señalaba con el dedo, se espantaban. Los políticos
intervinieron dictaron leyes y más leyes , no era posible que alguien no usara
las muletas eso iba contra las normas sociales, se dijeron, ya que para esos
días el uso de las muletas estaba gravado con impuestos , no usarlas seria no
pagar impuestos que les hacían ricos . Kadyr el cuenta cuentos había enseñado que las muletas no eran
necesarias y eso de no usar muletas iba contra
toda norma social, política, religiosa, moral, educativa, científica etc.
Pero los hermanos masones aprobaban lo dicho por Kadyr aunque no todos.
Los discípulos del Kadyr, defendieron
abiertamente la idea de caminar sin muletas y argumentaban que se
encontraban bien haciéndolo, mostrando a quien quisiera verles lo cómodo que
era tener las manos libres y las piernas ágiles. Sus demostraciones fueron
juzgadas como falaces. Fueron objeto de burlas. Se estimó por autoridades de
todo tipo, que habían sido arrastrados al error y se les concedieron
circunstancias atenuantes como la locura, de manera que sólo fueron señalados como
los masones de siempre que se dedican a estar en Logias sin dañar a nadie, y
que si alguien no quiere andar con muletas no afectaría tanto . Algunos
obstinados religiosos que siempre condenan a los masones de todo no consintieron en dejar de asegurar que era
preciso caminar sin muletas, y que esto era sin duda un pecado, que los conduciría
al infierno; las autoridades académicas por su parte como siempre reprobaron a los cambiantes sin muletas, pero se
interesaron de cómo era que podrían hacerlo y se dedicaron a estudiarles sin
dar nunca con la razón , pues caminar sin muletas no se consideraba lógico dentro
del esquema el método científico, las autoridades políticas por su parte , pensaron en cómo poner algún tipo impuesto a quienes caminan
sin muletas . La comunidad toda,
inquieta, se sintió atropellada en sus costumbres por la
singularidad de que hacían gala, los rechazó prudentemente y los pedía lejos de la gente aconsejándoles
que hicieran carrera en los circos, o bien como esos caminantes sin muletas
eran instruidos por un masón llamado Kadyr idearon que como a los masones se
les obligara a estar bien encerrados en
esas logias y que como a los masones se les obligara a no trataran ni de temas políticos
ni de temas religiosos. En países con regímenes autoritarios se prohibieron a
los caminantes sin muletas , como se prohíben
a los masones en países islámicos, así que fue necesario aplicar estrictamente
la ley; por lo general, sin embargo, en países
autoritarios fueron más bien
considerados con conmiseración y tratados como los locos del pueblo, mantenidos
a distancia de los niños o de las buenas familias.
Al día de hoy , en las veladas
nocturnas se susurra con palabras encubiertas que, dispersos por el mundo,
existen discípulos del francmasón Kadyr o también llamado el Francmasón
Alcoseri por todo el mundo, pese a todo, en pequeños grupos que no parecen
estar locos y que afirman caminar solos, sin muletas. Es imposible verificarlo científicamente
o de manera teológica. A los niños se les enseña que no son más que cuentos.
Tú que me lees, ¿sabes cuál es la
muleta que usas? Unos usan la muleta de
la mentira, otros la de la justificación, otros usan la muleta del no puedo
,otros usan la muleta de hacerse las víctimas, etc. Cada uno tenemos y usamos una muleta.
Alcoseri